Alejandra: Eres muy optimista Dieguis. Carlos ni te va a dejar ver ese video, ni lo va a borrar. A él le va a importar un culo lo que tú le digas. Está obsesionado con que tenemos que verlo juntos y que después lo borramos. En fin, de todos modos, pregúntale a tu amigo y si puedes ir con él a su casa mejor. Yo la verdad creo que es importante que él sienta la presión. Ahora me voy a dormir. Mañana tengo un día super pesado y necesito descansar. Te mando un beso.

Alejandra termina su conversación y no puede creer que en cuestión de días esté involucrada en una cantidad de situaciones que nunca se hubiera imaginado. El tema de la foto de Juliana le había dado algo de paranoia. Pensar en todo lo que le había dicho Diego con respecto al modo en el que funciona esa industria. ¿Y será que Carlos también necesitaba un escándalo para llamar la atención? Pero ella no era nadie, no era conocida, no era una actriz o una modelo. Era una mujer normalísima que trabajaba en un sector que no tenía nada que ver con la industria del entretenimiento. A él eso no le iba a sumar puntos en el rating, ni lo iba a volver más interesante. Esa mente no dejaba de dar vueltas, pero el cansancio la venció y se quedó dormida.

Al otro día inició su jornada muy temprano, tenía que desplazarse en una zona bastante aislada y se sumergió completamente en sus actividades. Las horas se pasaron volando y regresó mucho más cansada a su base. Los miembros de la comunidad que la estaban hospedando le tenían una comida especial; desde que conocieron a Alejandra habían entablado una relación muy especial y confiaban en ella, les gustaba mucho su presencia y valoraban el trabajo que estaba realizando. Alejandra estuvo feliz, comieron, se divirtieron, hablaron del proyecto y de otras cosas menos serias, rieron, hasta bailaron y comieron un montón de cosas. Ella se sentía afortunada de estar en medio de personas de las que aprendía tanto, que compartían con generosidad su sabiduría y sus costumbres. Se sentía en paz. Cuando se despidió del grupo para ir a dormir, el líder de la comunidad se le acercó y con un tono de voz suave y pausado le dijo:

Líder: Alejandra, tres cosas para ti: 1. Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza te impida ver el camino. 2. No están muertos los que viven en los corazones que dejan atrás. 3. Asume la plena responsabilidad de tus acciones y no tengas miedo de hacerlo.

El líder la mira a los ojos, le pone la mano en su hombro y le repite la frase: ‘no tengas miedo’. Alejandra sonríe sin decir nada, se despide y se va a descansar. Se queda muy pensativa tratando de descifrar las palabras del líder. Sentía que eran mensajes importantes que debía atesorar aunque todavía no entendiera muy bien por qué y para qué.  Después de pensar un rato en el significado de las frases del líder procede a mirar su teléfono. Ya sabía que se iba a encontrar con un montón de mensajes por lo cual decide poner un poco de música para relajarse antes de aterrizar en su realidad que de golpe le parecía tan superficial y hasta vulgar.

Se acuesta en su cama y busca en su celular ‘Monument’ de Röyksopp & Robyn , cierra los ojos y se relaja un rato.

Al final decide abrir los mensajes y encuentra encabezando la lista a Diego.

Mensaje de Diego:

Te lo dije.

(Es un screenshot con la noticia de Julio y su ‘nuevo amor’ en una de las páginas de chismes de las redes sociales. La foto es la misma que Sandra le mandó a Alejandra).

No podía creer que algo tan banal hubiera trascendido de semejante manera. La culpa la rondaba porque había sido idea de ella tomar esa foto, pero era una cosa que debía quedarse entre las dos amigas y ya. Pensaba de vez en cuando en Carlos, sentía el impulso de llamarlo como para tantear el terreno, preguntarle cómo estaba, ponerle el tema del famoso romance entre Julio y Juliana, y obviamente recordarle que custodiara ese video como si fuera el mayor de sus tesoros porque ella no es que estuviera muerta de ganas por salir en las primeras páginas de los programas de farándula y menos con un video íntimo. Cuando estaba a punto de llamarlo, alguien se le adelantó.

Alejandra: Hola Camilo.

Camilo: ¿Hola, viste esa estupidez que salió en los medios? Alejandra, yo necesito saber quién tomó esa foto.

Alejandra: Mira Camilo, a mi de verdad me da mucha pena que estés pasando por esa situación, entiendo que no debe ser chévere, pero te pido el favor de que me dejes en paz. Yo ni siquiera estaba en esa comida, no tengo nada qué ver con esa foto, no sé quién la tomó y estoy muy ocupada trabajando mucho como para estar pensando en chismes de las celebridades colombianas. Así que te pido el favor de que no me llames más. Si tú o tu novia creen que fue Sandra, llámenla a ella o no sé. Y a la hora del té Camilo, ¿a ti qué diablos te importa quién tomó esa foto? Habla con tu novia y pídele una explicación a ella, pero deja de buscar culpables para justificarla.

Camilo: ¡Ah! ¿Entonces tú lo que quieres decir es que ella sí tiene un cuento con Julio?

Alejandra: Yo y cualquier persona que vea esa foto Camilo, por favor. Despierta. Bueno, te dejo, me voy a dormir y te repito: a mi no me busques más para esta pendejada. Que estés bien.

Alejandra le cuelga el teléfono a Camilo y sigue revisando mensajes. Recibe una llamada de su mamá, hablan un rato de sus rutinas y cuelga su llamada mucho más tranquila y con ganas de dormir. Deja de lado la idea de llamar a Carlos. Decide que va a aprovechar que le quedan tan solo unos días para desconectarse. Al final, no es que tenga mucho tiempo y todas esas noticias tan pendejas la desconcentran de lo importante. Le manda un mensaje a su mamá diciéndole que se va a desconectar, que la llama cuando regrese a Bogotá. Pero que si se presenta algo urgente le recuerda que la puede llamar al celular del trabajo ya que va a ser el único que va a revisar.

Alejandra terminó la semana con todas sus tareas al día. Llegó el viernes, el momento del regreso a Bogotá. Los miembros de la comunidad la despidieron con mucha gratitud y se montó en ese avión satisfecha. Trataba de organizar en su mente toda la información que había recogido y ya la iba clasificando para terminar de completar su propuesta. Se empezaba a acercar el día de la presentación al Comité Directivo y quería dejarlos descrestados, sobre todo a su jefe. Llega a Bogotá y enciende su teléfono. La primera llamada que realiza por supuesto, es para su mamá. Se saludan con mucha emoción, Alejandra parece un radio roto contándole todos los detalles de los últimos días, los resultados y lo que viene. La mamá la felicita, la anima, le dice que todo va a salir super bien. Acuerdan que se verán el fin de semana después de que descanse y se repose.

Después de colgar, sigue revisando mensajes, llamadas y demás notificaciones y encuentra uno que la deja muy sorprendida:

Mensaje de Carlos:

Hola, linda. ¿Ya llegaste a Bogotá? Avísame por si te quieres pasar por mi casa. Tengo algo para ti.