Carlos: Créeme que te entiendo y sobre todo, siento mucho que te estés sintiendo así de mal. Nunca hubiera querido que esto pasara. Pues mira, en estos días ha entrado y salido mucha gente de mi casa, pero hubo una noche particular. Yo empecé trabajando desde por la tarde con algunas personas acá, y poco a poco fue llegando más y más gente, trajeron trago y prácticamente se armó una fiesta. Yo te confieso que esa noche a mí se me fue la mano; no estaba prendo, ni más o menos, me emborraché. Pero tengo un recuerdo claro. Julio estuvo y en algún momento me dijo que si le dejaba ver la cámara. Le dije que claro y te explico: el video todavía estaba ahí, pero yo le había puesto una clave para acceder a la memoria, entonces no me importó que la cogiera. Pero en medio de la rumba, cuando estaba ya muy tomado, yo cogí la cámara y esa password sirve para poder acceder a otras funciones. Bueno, entré porque quería mostrarle a otro amigo temas técnicos y la dejé así. Me acuerdo que Julio volvió a coger la cámara y la tuvo mucho tiempo. De hecho, hizo algunos videos de esa noche y quedaron ahí. Fue el único que manipuló el equipo por tanto tiempo y yo estaba tan perdido que él pudo haber hecho y deshecho con esa cámara y yo ni me enteré. Estoy casi seguro que fue él. 

Alejandra: ¿Pero estaba solo? ¿O estaba la novia de mi ex, la modelo esa que saludaste en la casa de Julio cuando nos conocimos?

Carlos: No. El estaba solo. Lo que sí sé, es que cuando se fue dijo: Me voy porque vinieron a buscarme, pero no supe quién. Lo que sé es salió apurado. ¿Será que fue esta vieja? Esa es la del lío de la foto, ¿no? Yo le pregunté por ella esa noche y él solo se reía.

Alejandra: Bueno, pero no es que sea algo muy concreto. Es siempre una sospecha. No se puede saber con certeza si fue él. Hay una cosa que me parece muy extraña y es que ese video llegó a mi trabajo.

Carlos: ¿Qué? Alejandra, por Dios. Cuánto lo siento. Qué cagada tan grande. !Hp! Pero pilas que no te pueden tocar por eso. No te vayas a dejar joder. Es tu vida privada.

Alejandra: Si, si, sí. Estoy como aburrida de oír la misma cosa de parte de tanta gente. Ya me vi con una abogada y el lunes voy a ir con ella a mi oficina porque me pidieron la renuncia y sé que es ilegal. Sin embargo, me da ira que la gente opine así de fácil. Que me digan que no me deje, que no me pueden tocar, que tengo derechos. ¿Pero a mi qué coño me importan los derechos y las leyes en este momento? Nadie se ha puesto a pensar en que yo me siento de mierda, que es horrible estar en medio de esta pesadilla, que sí, que va a pasar, que sí, que a la gente se le va a olvidar. Pero a mí no, ¡mierda! ¡A mí no! ¿Por qué de buenas a primeras resulta como tan simple para tanta gente decirle a uno lo que debe o no hacer cuando no sospechan por un instante lo que significa estar en la boca de todo el mundo gracias a la violación de la propia intimidad? Me siento como si le perteneciera a todos, como si mi vida privada se hubiera ido para el infierno. Mira, ¿sabes qué? Yo ya puse la denuncia en la Fiscalía e hice todo lo que se debe hacer. Lo siento mucho, pero no puedo dejar de sentir rabia contigo porque si no hubiera sido por tu terquedad y por haberme echado de tu casa esa noche, no estaría viviendo esta pesadilla que no le deseo a nadie. Estoy segura que para ti las cosas son muy diferentes. Así que por ahora no quiero hablar más, tampoco es que tengas nada concreto con respecto a la persona que difundió ese video. Para completar, mi mamá está mal, el cáncer le hizo metástasis y estamos en la recta final, así que la verdad mi vida en este momento es un caos y no tengo ganas de nada.

Carlos: Perdóname Alejandra. Te juro que me siento como un culo y aunque no me creas te entiendo perfectamente. Tienes razón, fui un marica, un imbécil por no borrar ese video y oírte así me parte el corazón. Si hay algo que yo pueda hacer por favor dímelo. Hago lo que sea para tratar de que te sientas un poco mejor. Siento mucho lo de tu mamá, ¡Dios mío! De verdad qué cagada todo esto. Yo me voy la otra semana, pero voy a estar pendiente de ti. Si me quieres llamar hazlo así sea para putiarme. Acá estoy linda. Te mando mil besos. Cuídate mucho.

Alejandra cuelga esa llamada y se siente peor que antes. No sabe qué hacer. En lo único que piensa es en huir. Le provocaría irse donde nadie la conozca, donde nadie sepa nade de ella y empezar de ceros, pero en el fondo sabe que esa tampoco es la solución. Le entra una llamada a su celular.

Alejandra: Hola papá, ¿cómo estás?

Papá: ¿Cómo quieres que esté Alejandra? Esto de verdad es una real vergüenza. ¿En qué estabas pensando? Pero si tú eres una mujer hecha y derecha por Dios. ¿Te parece normal que una mujer de bien esté por ahí acostándose con cualquier tipo? ¿Quién es ese tipejo Alejandra?

Alejandra: No tengo ánimos para escuchar tus recriminaciones. Pero en cambio sí quiero saber cómo diablos llegó ese video a manos tuyas.

Papá: ¿Como que cómo llegó Alejandra? Si eso está por todas partes. Y eso no es importante ahora.

Alejandra: Pues si es importante porque ya puse la denuncia en la Fiscalía y el que siga difundiendo ese video está cometiendo un delito y estoy lista para volver y denunciar al que sea con nombre propio, así sea de mi familia. ¡Me tienen mamada! ¿A qué me llamaste? ¿A putiarme? ¿A tratarme como una desvergonzada como me trataron en la oficina? Pero claro, si tú y tu familia son del mismo combo. ¿Sabes qué? De mi papá me hubiera esperado: ¿Cómo te sientes, hija? ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? ¿Necesitas algo? Pero claro que eso es mucho pedir. Llevas 40 años, 40 putos años criticando cada minúscula cosa que hago y me mamé. Me aburrí. Basta. 

Papá: Alejandra, cálmate. Estoy preocupado por tí. Camilo también lo está. Es que tus comportamientos no son normales.

Alejandra: ¡Lo que faltaba! ¡Camilo! ¿A qué te refieres cuando dices que mis comportamientos no son normales? ¿Al hecho de tener relaciones sexuales con un hombre? ¿Qué propones? ¿Que me interne en una clínica de reposo? Mira papá, yo la estoy pasando muy mal en estos días. Mi mamá está mal por si no lo sabías. El cáncer le hizo metástasis, así que no tengo tiempo ni ánimo para tus reclamos y tus juicios. Yo lo que necesito es estar en paz, no que me caiga el mundo entero encima. Que estés muy bien.

Cuando Alejandra ya siente que no puede más con tanto bombardeo, le llega un mensaje de voz a su celular.

Mensaje de Julio:

Aleja querida, ¿Cómo estás? Te habla Julio Guerra. Super triste con todo esto que está pasando. Quisiera hablar contigo. Tú sabes que, guardadas las proporciones, pasé por algo similar hace unos días. Bueno, pude confirmar que quien tomó esa foto mía fue Sandra. Yo sé que es tu amiga, pero tengo fuertes dudas que fue ella quien filtró ese video. Llámame cuando quieras. Te abrazo.