Alejandra leyó con mucha atención el comunicado de Carlos. En un primer momento apreció el gesto, pensó que para que él hiciera algo semejante era porque de verdad estaba preocupado como se lo había dicho, de otra forma, no tenía ninguna necesidad de emitir un comunicado oficial en su cuenta donde sabía que iba a tener mucha visibilidad. Percibió su apoyo y en el fondo no le sorprendió; en medio de sus neurosis, era un hombre con la mente suficientemente abierta como para saber que una mujer no debería ser condenada por haber realizado un video íntimo con su pareja y también sabía que para él la situación era muy distinta por el solo hecho de ser hombre. A él nadie lo había juzgado, nadie lo había recriminado y mucho menos le habían cancelado su contrato como director de la nueva producción de un canal privado. Todo lo contrario. Casi que se lo habían celebrado y hasta lo habían felicitado por su performance. ‘¡Qué asco de sociedad en la que vivimos!’, pensaba Alejandra.
Cogió su celular y le escribió:
Mensaje de Alejandra para Carlos:
Hola. Gracias por el comunicado; seguramente no cancela lo que pasó, pero aprecio mucho tu apoyo y tus palabras. Esto ha sido muy duro y difícil para mí, y siento que hasta ahora está empezando. Me estoy armando de valor para seguir afrontando lo que sigue. Espero que estés bien y que todo salga como esperas con tu nueva producción.
Mensaje de Carlos:
Hola linda. Quiero que sepas que pienso en ti todo el tiempo y espero que las cosas con tu mami vayan por el camino que sea menos doloroso para las dos y para tu familia. Sé que ese comunicado no es nada para lo que estás viviendo, pero sentí que lo tenía que hacer. Yo hubiera querido estar más cerca de ti en este momento, pero entiendo tu rabia conmigo. Espero que cada día logres sentirte un poco mejor. Me revienta esta sociedad hipócrita de mierda que señala a la mujer en casos como estos y que le da tan duro, y también sé que nada de lo que te diga podrá hacerte sentir mejor, pero no hiciste nada malo. Yo me equivoqué. Fui confiado, fui egoísta por no querer borrar ese puto video cuando me lo pediste; si hay alguien a quien a condenar, es a mí. Tu no tendrías por qué sentirte mal, mucho menos culpable. Me gustaría mucho verte. Viajo en dos días, pero si de casualidad te quieres abrir de tanto ruido y quieres venir el fin de semana a la casa donde me voy a quedar, eres más que bienvenida y no creas que te estoy haciendo esta invitación con fines románticos (bueno, también…jaja), pero si quieres ir, no hablarme, dormir, meterte a la piscina y desconectarte del mundo, lo puedes hacer. Yo voy a seguir pendiente de ti. Talvez no sea el momento para decirte esto, pero con esta tormenta se han revelado unos sentimientos hacia ti que no alcanzo a matizar, mucho menos a terminar de asimilar. No quiero ser inoportuno porque intuyo que no quieres saber de estos temas, pero no quiero dejar de decirte lo que siento. Estoy muy viejo para estar jugando al orgulloso. Te podrá parecer cursi hasta tengo una canción atravesada en estos días y no hago otra cosa que escucharla pensando en ti. De pronto la conoces; es algo muy distinto a lo que me has oído. Se llama ‘Razón de Vivir’ de Victor Heredia. ¡Hp, Alejandra! Yo creo que me enamoré y no puedo hacer nada contra eso. Te mando mil besos y espero saber de ti pronto.
Alejandra terminó de leer ese mensaje, buscó la canción que no solo conocía, sino que le encantaba; sin embargo, era la primera vez que la escuchaba con toda la atención. No sabía qué pensar. No es que estuviera peleando contra algo; no era que se estuviera conteniendo para no llamarlo, para no buscarlo, no. Ella no probaba ese sentimiento, no se sentía enamorada. Había configurado su mente de tal forma cuando empezó a tener la historia con Carlos, que contra todos los estudios, pronósticos, investigaciones, etc., ella se había convencido de no enamorarse de él porque sabía que sufriría y ese amor simplemente no afloraba en ella. Era irónico, pensaba; ‘No me enamoré para no sufrir, y terminé sufriendo de todos modos’. Talvez no era ironía, es que de eso se trató desde el primer momento. Hay personas que no son para uno, que llegan a la vida para desordenar cosas, para meter en orden otras, para confrontarnos, para pararnos del sofá en donde hemos estado muy cómodos, para mirarnos de frente y alcanzar a hablar con esos demonios que también se han ido instalando disimuladamente en los rincones del alma y del cuerpo gracias a las decisiones mecánicas que vamos tomando o que la vida va tomando por nosotros. Hay personas que llegan a alterar, a darnos avisos, a sacudirnos del pelo para ver si hay algo más que corre por nuestras venas y que necesita ser revelado.
Alejandra contemplaba el panorama con Carlos y se preguntaba: ¿De verdad me veo con él formando algo entre los dos? ¿Un hogar? ¿Un proyecto? ¡Bah! Como si eso contara. ¡Como si hacer un cuadro de Excel con los pros y contras sirviera de algo! Pero si me vi con Camilo haciendo eso, lo intenté y ahora que lo veo me pregunto en qué momento pude creer que él era la persona con la que podría tener un hogar. Nada más lejano.
Sus conversaciones fueron interrumpidas por su mamá que la llamó diciéndole que alguien se había muerto y Alejandra no entendía. Se fue corriendo a su habitación y la encontró con el celular en la mano con cara de consternada.
Mamá: Aleja, se murió Sixto. No puede ser.
Alejandra: Mami, ¿Cuál Sixto, Dios mío? ¿Qué pasó?
Mamá: ¡Sixto Rodriguez, mi ídolo! ¿Te imaginas? ¡Estaba cucho, para qué! ¡Ay no! Lo único bueno es que me voy a ir a encontrar con él. Y lo voy a hacerme cantar todas las canciones que me encantan.
Alejandra: Mami, casi me muero del susto. Qué pesar que se murió Sixto. ¿Cuál te pongo pues para despedirlo en paz?
Mamá: Ponme ‘To whom it may concern’. Quiero que cada vez que te sientas sola pongas esa canción y me imagines allá abrazada a Sixto cantándola a grito herido. Los dos sentados en un andén muertos de risa. Aleja, esa canción es para ti.
Aleja: Es una de mis preferidas.
Mamá: Mi amor, no llores. O si, qué hijuemadres, llora ahora que estoy acá; ve dejando salir esas lágrimas, pero ármate de valor. Acá vamos remando en medio de esta tormenta. Yo estoy segura de que vienen cosas maravillosas para ti y para mi también. Estoy cansada, mi amor. Ya lo que tenía que hacer lo hice y con todos los errores que cometí y con todas los reveces, me siento contenta y orgullosa. Mi obra de arte eres tú. Mi misión era esa: venir a este mundo a dejarle un ser tan puro y auténtico como tú. Me puedo ir tranquila.
Alejandra: Gracias por decirme esas cosas mamita.
Mamá: No, pero si no son flores para ti, son para mi. Deberían darme las gracias por haber venido a entregar esta maravillosa escultura viviente. ¿Hija, has aclarado un poco más la mente?
Alejandra: Creo que si. ¿Sabes que he estado viendo opciones para hacer un master en Europa? Creo que puede ser algo para contemplar. No me caería mal irme por un tiempo, vivir en otro país, hacer otras cosas, no sé.
Mamá: Me encanta. Tengo una muy buena sensación con eso y no sé por qué en estos días te he visualizado lejos de acá. No porque tengas que huir, tu no le debes nada a nadie; simplemente por eso que acabas de decir: por tener una experiencia distinta, porque vivir en otro país no trae otra cosa que aprendizaje, te abre la mente, y sobre todo, respiras otro aire, te das otras oportunidades. Me encanta. Si quieres renunciar a ese trabajo, hazlo Aleja. ¡Esa pobre gente con sus cargos encumbrados, pero con las almas rotas y vacías… Jah! ¡Como si de eso se tratara la vida! No, Aleja, la vida es mucho más que eso y tú lo sabes mejor que yo. Eleva tú misma la vela de tu barca y dirígete a donde quieras así no tengas claro el destino. Confía en tu instinto, en tu lealtad contigo misma, cree en ti y toma las riendas convencida de que vas a ser feliz. Eso no es sinónimo de tener una vida perfecta, la perfección no existe y las dificultades llegan, pero cuando uno es feliz, se afrontan y se resuelven mejor y más fácilmente.
El timbre del citófono interrumpió la conversación entre mamá e hija. Alejandra va corriendo y es Sandra. Le pregunta a la mamá si quiere que le diga que se vaya, y ella le dice que no, que la atienda, que va a seguir descansando. Que se distraiga un rato. Alejandra le abre la puerta.
Sandra: Hola Aleja. Gracias por recibirme. Vine porque estoy mamada de estos chismes tan hps. Yo sé que están tratando de convencerte de que fui yo la que filtró ese video, y vamos a hablar y de acá me voy desenmascarando al culpable.