Catalina: Vine a buscarte a ti.
Daniel: Tu celular está ahí encima de la mesa de noche. Raro que no lo tengas contigo. Ultimamente no te despegas de él.
Catalina: Pues vine a descansar acá, he tenido mucho trabajo en estas semanas, estoy rendida.
Daniel: Te estás quejando mucho del trabajo. Es mejor que lo tomes con calma. Al final estás en una firma medio reconocida gracias a tu papá y la verdad si estuviera en tu lugar no me pondría a aventurarme por ahí.
Catalina: En realidad, en estos días me dijeron que había una oferta abierta en MSC. Me gustaría aplicar.
Daniel: ¡Pfff! ¡Catalina, por favor! Esa es una transnacional gigantesca. Los perfiles que buscan ahí son de altísimo nivel. Tu has trabajado siempre en esta firmita que si, ha crecido, pero pues nada qué ver. No te pongas a buscar lo que no se te ha perdido. Después se enteran que estás aplicando en otros lados y te quedas sin el pan y obviamente al queso ni te vas a poder acercar. Y a propósito, ¿pagaste el recibo de la administración o estabas muy ocupada en el spa?
Catalina: Lo pagué.
Daniel: Ok.Daniel salió de la habitación y Catalina se quedó allí pensativa. Había olvidado pagar la administración y le iba a tocar pagar la cuota sin el descuento pero como siempre, evitaba contarle ciertas cosas a Daniel porque le daba pavor su reacción. Y con respecto al trabajo, y aunque ya estaba decidida a aplicar, sintió que era cierto que no estaba a la altura del perfil y que era mejor desistir. Su preocupación aumentaba porque Daniel ya estaba tomado, porque parecía molesto y porque estaba paranoica. Se preguntaba si de pronto le había esculcado los mensajes. En fin, tenía su cabeza hecha un desorden.
Regresó a la piscina y ya estaban sirviendo el almuerzo. Cuando se sentó se dio cuenta que Mariana y Daniel estaban muy prendidos y esto la aterrorizaba. Mientras almorzaban se desataron varias conversaciones del más y del menos y de nuevo Mariana recibió otro mensaje a su celular. No pudo seguir comiendo y se tomó otro trago.
Angela: ¿Pasó algo Mari? ¿No va a comer más? ¿Quién le escribe?
Mariana: No, nada importante. Una amiga. Mejor brindemos, qué hps!
Angela: Mija, ya está como borracha usted, ¿no?
Mariana: Si y me encanta. Dan, tómate un guarito conmigo que eres el único en el mood!
Daniel: ¡No se diga más! ¡Salud Mariana!
La conversación se interrumpe por un bip del celular de Catalina. Daniel se voltea inmediatamente y le sigue con la mirada la mano con la que toma el celular y no levanta los ojos de ella.
Mensaje de Andrés:¡Hp! Es que no puedo dejar de pensar en ti. ¿Qué me hiciste?
No había terminado de leer cuando Daniel se para y le rapa el celular a Catalina. Ella trata de cogerlo, sin embargo Daniel con su estatura y fuerza y con el leve gesto de levantar el brazo, Catalina pierde la batalla. Daniel lee el mensaje. Angela, Mauricio y Mariana observan incomprensiblemente la escena. No entienden si se trata de un juego o de algo serio.
Daniel: (Con un tono burlesco) “¡Hp! Es que no puedo dejar de pensar en ti. ¿Qué me hiciste?”. (Furioso) Vaya, vaya, vaya…¡Catalina, cuéntanos! ¿Qué fue lo que le hiciste al pobre Andrés para que lo tengas así?
Mauricio: Venga Dan. Cálmese, huevón. Deme ese celular.
Mariana: Pero Daniel, ¿estás loco? ¿Por qué le rapas el celular así? ¡Contrólate troglodita!
Daniel: Lo que faltaba, pues! La señora se revuelca con otro y yo soy el malo del paseo! Jah! ¡Mariana! Ahora si, pregúntale a Catalina dónde queda el spa en el que estuvo ayer que parece que viene incluido el happy ending.
Angela: Bueno, ya por favor! Cálmense! No creo que esta sea la forma de abordar un tema privado.
Daniel estaba poseido de la ira. Catalina los miraba a todos como una niña asustada. Se sentía diminuta en ese comedor. Temblaba y las lágrimas salían de sus ojos sin nisiquiera gesticular. Era un mar de miedo, incertidumbre, verguenza, soledad y rabia lo que brotaba por esos ojos. Daniel la miraba con odio. De un momento a otro le tiró el celular y le gritó:
Daniel: ¡Tome su puto celular! ¡Respóndale a ese hp! ¿Por qué no lo invita, por qué no le dice que venga así nos conocemos de una vez? ¡Puta vida!
Mariana: ¡Oiga Daniel! Si usted decidió hacer esto público y boletear a Catalina acá delante de todos, sepa que las cosas nunca pasan porque si. No se necesita mucho para entender la clase de tipo que es usted, así que no venga a posar de moralista y a acabar a su esposa como si usted fuera un santo! Usted no tiene derecho a pisotearla delante de nosotros como si fuera basura. ¡No sea tan cínico!
Daniel escuchaba a Mariana en silencio mientras se tomaba otro trago. Cuando terminó el discurso se fue hacia la habitación. Angela abrazó a Catalina que estaba paralizada. Mariana seguía bebiendo y temblaba de la ira y Mauricio se fue detrás de Daniel. Minutos después regresaba Daniel caminando apurado y Mauricio detrás de él diciéndole:
Mauricio: Daniel, no vaya a hacer eso. No se le ocurra manejar así. ¡Cálmese! Deme las llaves del carro. Si quiere nos vamos usted y yo para el pueblo un rato y volvemos más tarde, pero manejo yo, mk.
Daniel no escuchaba nada de lo que le estaba diciendo Mauricio y se fue directo para el carro. Catalina trató de pararse pero las piernas no le respondían y Angela le insistía a Mauricio que no lo dejara.
Mariana: ¡Déjenlo que se vaya! ¡Qué tal! ¡Haciendo show pues! ¡Que se largue si quiere! ¡Así son los manes, mk! Unos matoneadores. Catalina, no te preocupes. Eso se le va a pasar, no te sientas mal. Si tienes un novio, amante, lo que sea, bien por ti. Nadie tiene por qué juzgarte. Esto simplemente fue un mal momento, pero vas a ver que en unos días vas a estar mejor y si esto era lo que necesitabas para separarte, pues adelante. Más bien tómate este guaro para los nervios, dale!
Mariana le dio ese aguardiente a Catalina como si se tratara de una pócima mágica que iba a aliviar el dolor y ella no tuvo fuerzas ni para resistirse. Simplemente lo recibió y se lo tomó como esperando que ocurriera un milagro. Angela se queda mirando a Catalina y en voz baja le pregunta:
Angela: ¿Cata, estamos hablando de Andrés Santamaría?
Catalina y Mariana voltean a mirar aterradas a Angela y el silencio se apodera de ese espacio que compartían las tres en ese momento. A Catalina no le salían las palabras y Mariana miraba atónita a Catalina esperando una respuesta. Mauricio interrumpe la escena de las tres con unos pasos acelarados diciendo:
Mauricio: ¡Daniel se fue! ¡Voy a coger el carro a ver si lo alcanzo!