Catalina queda paralizada. Intenta abrir la boca para pedirle alguna explicación a Mariana pero Angela se acerca en ese momento para subirse a la ambulancia, se despide de Catalina y le da algunas indicaciones:

Angela: Cata, mil gracias por todo. Pide el taxi que yo ya le aviso a Ana para que esté pendiente y te abra la puerta de la finca. Le voy a decir a Mauro que no le diga nada a Daniel todavía. Es mejor que se queden esta noche en el club y mañana por la mañana deciden qué hacer.

Catalina: No te preocupes por mi, avísame por favor cuando llegues a la Clínica, no importa la hora, igual no voy a pegar el ojo. Creo que mañana madrugo y me devuelvo en bus para Bogotá. Me da miedo ver a Daniel.

Angela: Como quieras, si haces así, te vas para mi casa de una. Un beso Cats. Nos vemos mañana.

Catalina: Chao, que les vaya bien. Mari, nos vemos mañana.Mariana se queda mirando fijamente a Catalina mientras se cierra la puerta de la ambulancia. Catalina pide el taxi y se va para la finca. No puede dejar de pensar en las palabras de Mariana y está aterrorizada de pensar que el hombre que tiene a Mariana tan desestabilizada sea Andrés, su Andrés. Trata de contenerse, pero le manda un mensaje.

Mensaje de Catalina:Hola, tengo que hablar contigo urgentemente.

Mensaje de Andrés:¡Qué delicia que me escribas! Claro que si, ¿nos vemos el lunes?

Mensaje de Catalina:¿No puedes ahora? Es urgente.

Mensaje de Andrés:¿Pasó algo? Pero si puedo. ¿Te llamo?

Mensaje de Catalina: Si.

Pasan apenas cinco minutos y Andrés llama a Catalina.

Catalina: Hola, ¿cómo vas?

Andrés: Bien ¿y tu?, pero ¿pasó algo? ¿Qué tienes?

Catalina: Andrés, ¿por qué no me dijiste que tu te hablas con Mariana? ¿Cómo puedes ser tan cínico? Ese día que nos vimos con Angela te diste cuenta que soy su amiga y que es obvio que conozco a Mariana. Es más, Angela te dijo que Mariana estaba acá. ¿Pero tu qué clase de persona eres?

Andrés: Es que no entiendo nada. Como que me hablo con Mariana si ni siquiera la he visto en persona. Bueno, ya me imagino qué fue lo que pasó, pero te lo puedo explicar.

Catalina: No me mientas que no soporto que me trates como una estúpida. Esta tarde Mariana te bloqueó de su celular.

Andrés: Mira, te juro que no sé de qué me hablas. ¿Quieres que te cuente cómo ha sido mi contacto con ella? Te voy a contar: Cuando yo todavía estaba viviendo en NY una vez vine a Bogotá. Me imagino que a estas alturas sabes que soy amigo del hermano de Angela y que mi esposa hizo una remodelación en el restaurante de Angela y Mauricio. Bueno, cuando me iba a devolver, la mamá de ellos quería mandarle unas cosas a Mariana y me pidieron el favor y dije que si. Llegué a NY, llevé el tal paquete, que ni sé qué era. Me parece que era un vestido de un diseñador de acá o no sé qué maricada. Le escribí a Mariana diciéndole que ya había llegado y que tenía su puto paquete, le mandé mi dirección, me dijo que podía recogerlo dos días después, yo le dije que me iba de viaje pero que mi esposa se lo podía entregar y ella me dijo que ok. Yo me fui al otro día, mi esposa me contó mientras yo estaba de viaje que Mariana había pasado a recoger la cosa, que habían estado tomando te o café o lo que fuera, que le había parecido super querida y ya, hasta ahí todo bien. Después de unos días Mariana me manda un mensaje dándome las gracias del vestido o lo que fuera. Le contesté normal, le dije que con mucho gusto y ya. Después volvió a escribirme pregúntandome que cómo estaba, como con ganas de hacer más conversación. Yo respondí, fui cordial, nos reimos de alguna bobada, pero le dije que mi esposa había quedado encantada con ella y me hizo un comentario así como: ‘Si, yo también con ella, pero qué lástima que no estabas tú porque hubiera quedado flechada’, algo así. Yo me reí, traté de ser querido y hasta ahí supe. No volví a hablar con ella nunca más.

Catalina: Trataste de ser querido como fuiste querido conmigo y con las otras viejas con las que te hablas porque tú mismo me lo dijiste. ¡Qué cuento tan chimbo, Andrés! Me arrepiento de cada segundo que gasté hablando contigo. Te las das del gentil hombre pero no eres más que un perro y yo también. ¡Yo además de sucia, cretina! Es que no quiero volver a saber de ti en toda mi vida. Desaparece y no te atrevas a buscarme nunca más, porque para tu información, mi esposo leyó el último mensaje que me mandaste. Obviamente no me quiere ver y Mariana va camino a la Clínica Renacer gracias a ti. Adiós.

Catalina bloquea a Andrés y empieza a llorar desconcosolada. Hace un recorrido por la que ha sido su vida hasta ahora y siente que cayó como una niña chiquita en una trampa que le va a costar muy caro. Se imaginó que Daniel jamás la iba a perdonar, que su matrimonio estaba acabado. Que sus papás se lo iban a reprochar toda la vida, que sus suegros la iban a detestar, que se iba a quedar sola, señalada, juzgada y todo por un capricho sin sentido con un tipo que se la pasa pescando en las redes cuanta cosa se le atraviesa por el frente mientras aparenta tener la vida perfecta, la familia ideal. Cuando pensaba en Mariana llegaban a su mente muchas cosas. Empezó a verse un poco reflejada en ella. A Mariana le había pasado exactamente lo mismo. Había perdido todo por haberse metido con ese tipo y quién sabe qué poder tenía para haber logrado enamorarla sin nisiquiera verla. No podía creer además que él se atreviera a negarlo todo de una forma tan cínica.

¿Pero quién era ese tipo tan convincente? ¿Qué era lo que tenía para ejercer semejante poder en las mujeres? Catalina no dejaba de llorar y aunque tenía mil preguntas por hacerle sabía que no merecía ni un segundo más de su tiempo. Ya le había arruinado la vida. Otra más. ¿Es que Andrés acaso es un misógino que anda cobrando una venganza general acabando con la vida de mujeres con una vida normal? Ya casi es medianoche y Catalina se ve acostada sola en esa cama dándole vueltas a toda esa historia, la voltea para un lado y para el otro a ver si le encuentra un sentido y está en esas cuando suena su celular, es Angela.

Catalina: ¡Hola Angie! ¿Llegaron? ¿Todo bien? ¿Cómo está Mariana?

Angela: Hola, si. Todo bien mi Cats. Llegamos hace un ratico. Ya Mariana está en una habitación. Ha estado muy dormida, de vez en cuando se despierta pero casi no dice nada. Yo me voy a quedar acá con ella y mañana llamo a mis papás y les cuento con calma para que no se afanen. Ya le avisé a Mauro. Ellos están bien el club. Me dijo que Daniel apenas se acostó quedó como una piedra. ¿Tú cómo estás?

Catalina: Pues mal Angie, no hago sino torturarme la cabeza con esta situación tan horrible. Como que espero que sea una pesadilla. Oye, tengo que decirte algo, pero por favor no le vayas a mencionar nada a Mariana. Cuando me acerqué a despedirme de ella en el parqueadero del hospital me dijo una cosa que me dejó en shock. Textualmente fueron estas palabras: “Cata, ten cuidado con Andrés Santamaría. Es un demonio. Hoy lo bloqueé de mi celular”.

Angela: ¿Cómo? ¡No te puedo creer esta mierda! ¿El tipo de Mariana es Andrés? Pero, ¡qué brujería es ésta por favor! Mk! ¿Te acuerdas que cuando le dije que Mariana se había separado y que estaba en Bogotá, me cortó de una y dijo que estaba con un cliente y que le daba pena dejarlo solo? ¡Claro! Se puso nervioso! Pero espera un momento, no puede ser tan huevón de seguir hablando con las dos sabiendo que tu eres mi amiga y que conoces a Mariana.

Catalina: ¿Y por qué no si ni ella ni yo nos íbamos a poner a gritarle al mundo en qué andábamos? Si Daniel no me hubiera rapado el teléfono nada de esto estuviera pasando y él estaría feliz diciéndonos a mi, a Mariana y a quién sabe cuántas más que lo tenemos loco de amor. ¿Pero tu te das cuenta por la basura de tipo que yo me tiré mi vida entera?

Angela: Es que a Mariana le pasó lo mismo. ¡Qué cosa tan rara! ¿Pero qué es? ¿Un rompe hogares en serie? ¡Este maldito desgraciado! Y yo dizque escribiéndole a la esposa y esa mujer inocente de todo! ¡No, qué historia!

Catalina: Angie, por qué no coges el celular de Mariana para ver si de pronto todavía queda algún mensaje de Andrés? El me niega todo.

Angela: ¿Es que hablaste con él? Puta! ¿Y lo negó? ¡Pero qué cabrón! Voy a ver si puedo ver algo en el celular. Te tengo que dejar porque me necesita la enfermera para mi acomodación. Trata de dormir y hablamos mañana temprano.

Catalina: Ok. Un beso Angie. Hasta mañana.

Mensaje número desconocido:

Catalina, soy Andrés. Me podrás bloquear mil veces pero no te voy a dejar tranquila hasta que hablemos.

Angela entra a la habitación, y mientras Mariana duerme toma su celular y encuentra en telegram un mensaje de un número desconocido:

Mariana, ¿qué pasó? ¿Por qué me bloqueaste? ¿Estás bien? Yo sé que estás dolida porque te fallé otra vez para vernos, pero me tienes que creer cuando te digo que no veo la hora de estar contigo el resto de mi vida. Háblame por favor.