Mauricio le avisó a Angela que habían llegado bien a Bogotá y que estaban en la casa de Daniel, que habían pedido algo de comer y que se iban a quedar un rato. Le dijo que Daniel estaba muy afectado, que no había preguntado mucho por Catalina, pero que lo de Mariana lo tenía super bajoneado.
Así terminó de pasar el día. Catalina en la casa de Angela especulando y tratando de unir piezas para ver si entendían algo y Daniel y Mauricio haciéndose compañía. Llegó la noche, Mauricio se fue para su casa a alistar su viaje, Catalina se quedó a dormir esa noche con ellos. Estaba en el cuarto de huéspedes tratando de conciliar el sueño y recibió un mensaje de Daniel.
Mensaje de Daniel:
Hola. Estoy vuelto mierda. No sé qué pensar de todo lo que pasó este fin de semana. No te he llamado porque no sé ni qué decirte. Me duele el alma, me duele todo. No puedo creer que estemos en esta situación. Tenemos que hablar con calma. No tienes que quedarte por fuera. Esta es tu casa y acá puedes estar, no es que me tienes que temer. Descansa y hablamos pronto.
Mensaje de Catalina:Ok. Gracias por tu mensaje. Estoy destruida. Que duermas tu también. Mañana voy a la casa. Cuando Catalina abrió los ojos tenía la cara de Angela al frente suyo.
Catalina: Hola, ¿qué hora es? ¿Tu ya te vas? ¿Dios mio, cuánto dormí?
Angela: Hola. Falta un cuarto para las 8 y si, voy de salida a hacer un par de vueltas y luego para la Clínica a hablar con Mariana. Quédate el tiempo que quieras. Mauricio ya se fue. ¿Por qué no le avisas a tu jefe que llegas más tarde?
Catalina: No, Angie. Ya le mandé un mensaje diciéndole que estoy enferma, no me siento con fuerzas de ir a trabajar. Me voy para mi casa. Daniel me mandó anoche un mensaje y lo noto más tranquilo y después tu tienes el almuerzo con la esposa de Andrés. Más bien por favor me tienes informada, ¿vale?
Angela: Ok. Me voy volada porque se me hizo tarde. Te llamo más tarde y te cuento.
Catalina: Ok, gracias por todo. Saludos a Mariana. Me cuentas.
Angela se va para la clínica, llega corriendo al cuarto de Mariana quien sonríe apenas ve entrar a su hermana.
Angela: Quiubo Mari, ¿Cómo va? ¿Cómo se siente?
Mariana: Mejor hermana. La estaba esperando. Mis papás se fueron anoche pero quieren venir hoy también. Tengo menos de una hora para contarle lo de Andrés porque tengo terapia con la psicóloga así que voy al grano porque esto es largo y complicado. ¿Lista?
Angela: Super lista. Dele.
Mariana: Bueno, se acuerda que mi mamá una vez me mandó un vestido con Andrés, ¿no?
Angela: Si. Si. Y él se fue de viaje y usted fue a recogerlo y se lo entregó la esposa de él.
Mariana: Exacto. Laura me hizo pasar, ella es super querida. Hasta le mostré el vestido, tomamos té, hablamos de todo y de nada, se me puso a la orden que para cualquier cosa que necesitara y ya, yo me fui. La verdad, ella es adorada. ¡Qué cagada, mk!
Angela: Bueno, pero siga.
Mariana: Ok. Entonces yo me fui y un par de días después le escribí a Andrés por instagram. Le di las gracias por lo del vestido, él me contestó muy amable porque eso si es el más simpático y ya. Como un par de días después reaccionó a una de mis historias y yo le respondí con una carita con dos corazones y hubo un coqueteo. A mi me daba como cagada, pero es que usted lo vio, ¿no? ¡Hp! Está muy lindo, mk! Yo le dije algo así como que menos mal que él no estaba cuando fui a recoger el paquete sino hubiera quedado enamorada o algo así. El no me contestó y yo pensé que se me había ido la mano, pero que conste que él empezó con el coqueteo, y los fueguitos, y ‘Cómo estás de linda’ y cosas así.
Angela: Bueno, ¿y qué?
Mariana: Angela, se calma que ya para mi contar esto es todo un logro. En fin, el caso es que él no me contestó y yo decidí dejar eso así porque pensé que se había molestado. Como a los dos días me entra un mensaje por telegram de un número desconocido diciéndome que era él, que quería seguir hablando conmigo, pero que no le volviera a hablar por instagram porque le habían tratado de hackear la cuenta y no sé qué más y que mejor habláramos por ahí y yo accedí. Angela, a partir de ahí empezó esta pesadilla para mi. El se portaba divino, me decía un montón de cosas increíbles, yo terminé contándole mis intimidades, mis peleas matrimoniales, mis conflictos existenciales, mejor dicho, todo. Y no se imagina todas las cosas que me decía, me aconsejaba, me subía la autoestima, pero sobre todo me empezó a lavar la cabeza de una forma que yo no sé explicar. Por ejemplo con mis peleas pendejas en el matrimonio, él como que magnificaba todo. Me decía que claro, que así empezaban las cosas, pero que con el tiempo eso era una bola de nieve que iba a ser imposible de detener, que tenía que hacerme valer, que era mejor estar sola, que estaba muy joven. A mi todas esas cosas me empezaron a dar muchas vueltas en la cabeza.
Angela: ¿Pero mejor dicho usted hacía era terapia con él? Entonces no era nada romántico.
Mariana: No, claro que si. Porque mientras teníamos esas conversaciones también nos decíamos de todo. Yo sentía que me estaba enamorando. Nos decíamos ‘mi amor’, ‘te pienso’, ‘te deseo’, de todo. Esto era de una intensidad indescriptible.
Angela: ¿Pero hablaban en vivo? ¿O se mandaban fotos?
Mariana: En vivo nunca hablamos, pero claro que nos mandamos fotos. Yo creo que yo le mandaba más de las que él me mandaba. Yo le mandaba muchos mensajes de voz y él lo hizo un par de veces y algo así como ‘hola linda’ y ya.
Angela: ¿Pero y por qué no se vieron si él estaba allá?
Mariana: Pues ahí viene la otra parte. El ya estaba preparando su viaje de regreso para Colombia y yo le dije que por favor nos viéramos antes de que se fuera. Me dijo que obvio, nos pusimos de acuerdo, escogimos un sitio y hablamos de todas las cosas que íbamos a hacer desde que nos íbamos a saludar. Solo estaba pendiente la hora. Faltaba un día para vernos y cuando le dije que me confirmara la hora, no volvió a responderme. Se desapareció.
Angela: ¿Que qué?
Mariana: Así, mk. Se desapareció. Yo quedé loca. Me daba miedo tratar de buscar otra forma de comunicarme con él y simplemente esperé. Apareció como a los cinco días. Me dijo que ya estaba en Bogotá, que lo sentía mucho, pero que había estado muy enrollado, que había tenido mil problemas y que no tuvo ni tiempo ni cabeza para escribirme, pero que él sabía que nos íbamos a ver y que lo único que él quería era pasar el resto de la vida conmigo. !Así!
Angela: ¡Dios mío! Yo no puedo creer este rollo tan tenaz. ¿Y usted le volvió a creer?
Mariana: Obvio. Caí como una cucaracha espichada otra vez y me la hizo varias veces. Cuando dizque se acercaba el momento de vernos, se perdía. Mk! Una vez casi compro un tiquete a Miami porque nos íbamos a ver allá. Nunca pasó.
Angela: ¿Y entonces?
Mariana: En medio de esas desapariciones y super influenciada por él y por su labia, me separé de Javier, mk. Le dije todo. Le conté que me había enamorado de otra persona y claramente él no podía creer que me hubiera pasado una cosa semejante con un tipo que no había visto. Ahí explotó todo, Javier me mandó pa’l carajo, y mientras tanto este psicópata haciéndome ghosting. Ahí empezaron mis crisis. Cuando yo empecé a darme cuenta de la estupidez que había cometido. De lo enamorada que estaba de un nadie. De un tipo que solo había jugado conmigo, que iba y venía cuando quería y que seguía casado con su familia perfecta. Un día le dije que me dejara en paz y se desapareció de mi vida. Pero yo quedé devastada. Me empezaron los ataques de pánico y la depresión. Fui al psiquiatra, me recetó los ansiolíticos y bueno, acá estamos. ¿Usted cómo cree que me sentí cuando supe que Catalina se había visto con él? Es que se me vino el mundo encima.
Angela: Pero espere un momento, porque usted dice que se desapareció, pero usted recibió unos mensajes en la finca y parecía como friquiada. ¿Era él?
Mariana: ¡Si! ¿Puede creer? De la nada me aparece un mensaje de un número que ya ni sé si era el de él o qué, diciéndome que quería hablar conmigo, que sabía que estaba en Bogotá. Quedé fría. Y después me mandó otro diciéndome que todavía tenía mis fotos, que me pensaba, etc. Yo apenas leí eso, lo bloqueé. Y ahora si, llega Catalina con esa historia. ¡Mk! ¡Se vieron, estuvieron juntos! Yo como una estúpida creyéndole sus maricadas y ¿pasa esto con Catalina? Pero además es que me parece peligroso porque es muy cínico. ¿Por qué me manda mensajes sabiendo que estábamos juntas? ¿Quién es ese demonio? ¿Qué es lo que busca? Y mire, ahora Catalina en las mismas que yo. Con su matrimonio casi acabado, juzgada, señalada, en fin. Yo no puedo con esto y ya me toca irme para la terapia.
Angela: Mariana, hizo bien en contarme todo esto. Vaya a su terapia tranquila. Mis papás llegan ahora y yo la llamo por la tarde, ¿vale? La amo hermana. La peor parte ya pasó y usted está acá con nosotros, después veremos qué es lo que pasa con ese demente. Pero usted debe pensar en su recuperación.
Mariana: Gracias por todo hermana. La amo. Dígale a Catalina que se cuide de ese loco. Hablamos por la tarde.
Angela sale de la clínica muy pensativa y piensa que a esa historia le hace falta un pedazo. Mira la hora, se da cuenta que alcanza a hacer una compra rápida en un supermercado antes de ir a verse con Laura, la esposa de Andrés. Está convencida que en ese almuerzo puede que descubra la parte que le hace falta. Llega a las 12:15 p.m. al restaurante y encuentra a Catalina sentada en el bar.
Angela: ¡Catalina, mk! ¿Qué haces acá? La esposa de Andrés no demora en llegar! ¿Qué pasó?