Paula lanzó un grito que llegó hasta el cielo y le dijo a Margarita que cómo podía siquiera imaginar que la mamá podría estar de acuerdo con algo tan enfermo. Le insistió que tenía que ser el tema de la demencia y le dijo que apenas llegara a la casa iba a hablar con él para plantearle esa posibilidad y que esperaba que estuviera de acuerdo para ir a visitar un médico cuanto antes. Al final, Paula se sintió liberada. Haber hablado con Margarita le hizo bien y le abrió un panorama diferente para no darle vueltas a los escenarios más macabros. Ella, como es obvio, se negaba a pensar que su esposo le hubiera propuesto algo por el estilo estando en sus cabales. La posibilidad de la demencia no era que le alegrara ni mucho menos, también pensaba que sería algo complejo de llevar, pero eventualmente su comportamiento estaría amarrado a una enfermedad y eso le puede pasar a cualquiera. Las primas se despidieron. Margarita le pidió a Paula que la mantuviera informada, ella le dijo que claro. Que apenas tuviera noticias le contaría.

Paula regresó con otra cara a su casa. Cuando llegó cada uno estaba en lo suyo. Encontró a Hugo en la cocina; apenas estaba desayunando, levantó la mirada cuando la vio entrar y tímidamente la saludó. Le dijo que si todo estaba bien.

Paula: Pues qué te puedo decir Hugo. No creo que todo esté bien, es más, el que menos está bien eres tú, pero vamos a manejar esto con madurez y como debe ser. Estuve pensando y yo creo que debes pedir una cita al neurólogo.

Hugo lanzó una carcajada que hizo eco en toda la cocina y Paula se quedó mirándolo atónita. Pensó que efectivamente eso era lo que podía estar pasando, porque no entendía esa risotada mientras hablaban de un tema tan serio. Se quedó boquiabierta.

Hugo: A ver, mi amor. Yo puedo entender que te haya parecido algo loco lo que te dije ayer, pero no exageres y no te pongas paranoica por favor. A esto hay que darle su justa importancia. No te empelicules. Si, está bien, exageré. En realidad, después de ver a tu mamá en ese bar se me ocurrió que de pronto podría ser una partner para nuestro plan, pero si, tal vez no dimensioné la cosa y en el momento me pareció super normal preguntártelo. No sé, mujer, lo dije porque estaríamos en confianza, pero pues ok, ok. Se me fue la mano. Caso cerrado, a voltear la página y sigamos la vida.

Paula: Hugo, pero ¿cómo se te ocurre minimizar una cosa así? Es que no es normal hacerle una propuesta así a la esposa. ¿A quién se le viene a la mente invitar a la suegra a un trío? Está bien, ustedes son primos hermanos, tienen la super confianza, pero es mi mamá, ¡es mi mamá! ¿Qué parte de eso se te pudo olvidar? Teniendo en cuenta que no es una cosa para nada normal, se me ocurre que lo mejor que podemos hacer es que te hagas unos exámenes, de pronto tienes un inicio de demencia.

Hugo: jajajajajajaja ¿Demencia? ¿Tu hablándome a mi de demencia con todas las cosas fuera de lugar que haces en la vida cotidiana? Paula por favor, el solo hecho de estar teniendo esta conversación y de insinuarme una cosa como la que sugieres me confirma que eres tú la que necesita ayuda. No puedes permitir que una cosa tan superficial te lleve a sacar conclusiones de ese nivel. Tal vez eres tú la que debe pedir una cita a un psiquiatra. Es más, ¿sabes una cosa? Arturo, mi colega del trabajo, tiene el dato de uno. La esposa esta en terapia y parece que le está yendo muy bien. Si quieres le puedo pedir el dato.

Paula: ¡Ah! ¿Será el mismo que te dio el dato del bar swinger? ¿Y qué otros datos te pasa ese tipo? ¿De casualidad nombres de whiskerías, de prostitutas? ¿No será que por eso la esposa está yendo donde un psiquiatra?

Hugo: ¿Te das cuenta de las cosas que estás diciendo? Estás mal, Paula. Estás realmente mal. Me preocupas, pero pues allá tu con tus videos. Yo ya te dije qué puedo hacer para ayudarte, más no puedo. Pero eso sí, no olvides que tenemos unos hijos, una familia y que una mamá con esos subes y bajas, no ayuda para nada. De pronto empieza por el ginecólogo, también es cierto que te estás acercando a la menopausia; no se sabe si las hormonas te están jodiendo la cabeza. Me voy a bañar, tengo un partido con los del trabajo y vuelvo por la tarde. Espero encontrarte más calmada.

Paula se quedó de una pieza con ese comportamiento de Hugo. Sin embargo, después de recapitular todo lo que le había dicho empezó a dudar de ella. Pensaba que a lo mejor podía tener razón. Últimamente andaba muy irascible, sentía que de pronto estaba magnificando la situación y no podía negar que era cierto que se estaba acercando a la menopausia y que Hugo estaba notando los síntomas más que ella. Todo le daba vueltas en la cabeza. ¿Un psiquiatra? ¿Será que estaba muy ansiosa? ¿Será que en realidad no debía darle tanta importancia a la propuesta de su esposo?

Es cierto que Hugo desde siempre había sido un hombre muy abierto para muchos temas, que cuando se trataba de sexo no se cohibía, mucho menos se escandalizaba con nada. Alguna vez le había contado que uno de sus amigos de la universidad había tenido una experiencia sexual con unas gemelas y Paula recordaba que los dos se habían reído y habían desencadenado una lista de chistes al respecto. De manera que ahora cuando decía algo así no tenía por qué ser tan raro. Paula empezó a dudar de ella. De un momento a otro sintió que estaba envejeciendo, que se estaba convirtiendo en una mojigata, que había olvidado que ella también había sido joven y que había tenido varias aventuras. Mientras pensaba en esta puerta de posibilidades cuando volteó a mirar hacia la parte del mesón donde estaba sentado Hugo se dio cuenta que había dejado el celular ahí. Por un segundo tuvo la intención de cogerlo para esculcar a ver si le encontraba algo, pero después pensó: ‘¿Y qué voy a buscar si no desconfío de él? ¿Para qué me voy a poner a jugar con fuego?’.

Paula estaba indecisa y cuando se levantó y alargó la mano para coger el teléfono entró una llamada. Se acercó a mirar y decía ‘Elsa’. Ella sintió que Hugo venía corriendo hacia la cocina así que ella se puso a lavar los platos dando la espalda al mesón. Hugo cogió el celular y se fue corriendo de nuevo.