Margarita llamó inmediatamente a Paula, le preguntó dónde estaba y se fue a buscarla. Apenas llegó la encontró en un mar de lágrimas. Como pudo, le contó lo que había pasado y Margarita solo la pudo abrazar. Cuando se calmó un poco, le dijo que salieran del carro para tomarse algo o al menos dieran una vuelta en el parque. Paula estuvo de acuerdo y a paso lento se fueron caminando una al lado de la otra.
Margarita: Paula, si yo estoy en shock no puedo imaginarme cómo se puede estar sintiendo. ¿Qué cree que le gustaría hacer?
Paula: No tengo ni la menor idea Margarita. No sé qué pensar, tampoco creo que tenga muchas alternativas. Se me vienen mil cosas a la cabeza y como que no sé ni por dónde comenzar. Hugo ya me dijo que él no tiene la menor intención de irse de la casa y dejar a los niños y ¿usted cree que yo podría estar sin ellos? Me da algo. Y cuando pienso en que tendría que irme, no se me ocurre para dónde. Es que no creo que sea capaz, es muy duro pensar en quedarme sola con tres hijos. ¿Cómo puedo hacer? No sé si lo que yo me gane sea suficiente; yo sé que le va a parecer una locura, pero ni siquiera sé si me quiero ir, si quiero o puedo dejar a Hugo. Parece una completa insensatez después de enterarse de una cosa así, pero es que parece que no sé estar sin él. Llevamos tanto tiempo juntos que no puedo imaginar mi vida lejos de lo que conozco. No sé Margarita, tengo mucho miedo. Y fuera de eso, no entiendo por qué me tiene que pasar algo así. Siento que si acabo con esta relación es admitir que fracasé y no sé si pueda lidiar con eso. Fracasé como esposa, como mamá, como eje de una familia. No fui capaz de sacarla adelante, no fui capaz de hacer que mi esposo estuviera contento en su casa como debe ser. Lo obligué a buscar cosas afuera, no hice lo suficiente para mantener a mi familia unida. Después de pensar por tanto tiempo que lo había logrado, ver que ahora se fue todo al piso, me destruye; me hace reflexionar acerca de mi papel en esto, fallé, me equivoqué, no lo hice bien. Es que no he hecho nada bien, Margarita. Si mi mamá fue capaz de hacer algo así tal vez es porque yo tampoco he sido ni la mejor hija, ni la mejor hermana; siempre he sido implacable, las he juzgado duramente y ahora mire, mi vida destruida de un día para otro.
Margarita: Paula, yo entiendo que esté tratando de elaborar lo que está pasando y que en ese proceso caiga en la culpa y se cuestione. Pero créame que nada de lo que acaba de decir se acerca a la realidad. Usted no hizo nada mal ni con su familia, ni con Hugo, ni con sus hijos, ni con su mamá o su hermana. Acá estamos hablando de adultos que saben muy bien lo que hacen y que toman decisiones sin presiones y mucho menos por culpa de nadie. Hugo es un tipo particular y por lo que he sabido en los últimos días, ha tenido más de una historia, así que no piense por un momento que usted es la responsable de sus actos. ¿Y su mamá, Paula? Es que a nadie le cabe en la cabeza que una mamá sea capaz de hacer una cosa semejante. Por más compleja que sea la relación con sus hijos, debe tener el alma rota para ser capaz de traicionar a una hija de esa manera y encima de todo atreverse a culparla. Yo la entiendo y usted sabe que es cierto, le doy el beneficio de la autorreflexión, pero no para que se culpe, no para que piense que fracasó, o que fue usted la que buscó esta situación. Fueron Hugo y Elsa quienes con su egoísmo provocaron esta pesadilla y ahora tendrán que pagar las consecuencias de sus actos como sea. Lo único cierto es que usted tiene que pensar en su bienestar, en su paz y en la oportunidad que se tiene que dar para empezar de nuevo. No crea que el mundo se acabó. A veces nos llegan estas pruebas horribles, pero después entendemos que ocurrieron para traer aprendizaje. Yo sé que en este momento no puede verlo con claridad, pero le aseguro que va a llegar el día en el que va a ir entendiendo todo. No se desespere. Viva con paciencia su duelo. Esto tiene que ser muy duro para cualquiera, pero le suplico que no se culpe. El cinismo de Hugo y Elsa es inadmisible. No se deje convencer de nada de lo que ellos le digan por favor. Ya nos dimos cuenta de que son capaces de lo peor.
Paula y Margarita continuaron su caminata entre sollozos y algunas palabras. Finalmente, Paula le dijo a su prima que quería regresar a su casa, que todavía no sabía qué iba a pasar, o qué quería hacer. Lo único que sentía era una tristeza profunda y un dolor en el alma que no sabía si alguna vez iba a desaparecer. Debía pensar muy bien y tratar de procesar tanta información. Le agradeció a Margarita por estar ahí. Era la única persona que sabía lo que estaba pasando y, sobre todo, era la única que la entendía.
Cuando llegó a su casa, la primera que salió a saludarla fue Carolina y Paula sintió una combinación de emociones. Ella era su lugar seguro, la niña de sus ojos, lo más dulce y puro que había en ese hogar; por el otro lado, cuando pensaba que tal vez se tendría que separar de su esposo se le rompía el corazón en mil pedazos porque no podía concebir que todo se estuviera despedazando frente a sus ojos. La abrazó fuerte y se fueron juntas para la cocina a preparar un chocolate. Al rato llegó Hugo como si nada. Saludó a Paula y les dijo que le parecía delicioso tomarse un chocolate, que era una buenísima idea. Paula no podía pronunciar una sola palabra. Ni siquiera preguntó que habían almorzado. Nada. En menos de nada había pasado el día y ella no entendía en qué momento el tiempo se había esfumado. Terminaron de unirse sus hijos mayores para tomar las onces, se sentaron todos y por un momento, parecía que no estuviera pasando nada. Entre panes, mantequilla, queso, chistes y comentarios todos se tomaron sus onces y Paula seguía en silencio. Cuando terminaron y como era de costumbre, se fueron retirando y de pronto se vio ella sola en la cocina limpiando, lavando y dejando todo en orden. Cuando terminó se fue para su habitación y se recostó en la cama. Al momento llegó Hugo.
Hugo: Bueno, me alegra que estés más tranquila. Creo que es así como deben seguir las cosas. Estuvo muy bien que nos tomáramos esas onces en familia. Eso es lo que somos Paula: una familia. Lo demás hay que dejarlo atrás y seguir adelante. Nadie dijo que iba a ser fácil mantener un hogar, tener hijos y prosperar. Nosotros no podemos darnos por vencidos. Acuérdate de nuestro proyecto común; poco a poco se están viendo los frutos y todo esto lo estamos haciendo por nuestros hijos, por su futuro. Mi aspiración es poder renunciar en algún momento y poder dedicarme a nuestra empresa de tiempo completo, así que todavía hay mucho por hacer, toca trabajar duro. En eso es en lo que hay que pensar y ese tiene que ser nuestro foco. No vale la pena concentrarse en cosas que lo único que hacen es distraernos. Yo no soy perfecto, pero tú mucho menos. Hay que reconocer nuestros errores y arrancar de nuevo porque no hay nada más. Espero que no les cuentes a los niños nada de esto. Ellos no necesitan saber estas cosas y estoy seguro de que podemos superar esta pendejada.
Paula: Hugo, estoy destruida. Me alegra que para ti sea una pendejada, para mi no. Todavía no sé lo que quiero hacer. Me cuesta mucho mirarte a los ojos después de haberme enterado de esa traición y no hablemos de mi mamá. La vida se me acabó en un abrir y cerrar de ojos. Tengo un dolor dentro de mí que no puedo explicar. No puedo pensar en otra cosa que sea eso y no he terminado ni siquiera de aceptar lo que está pasando.
Hugo: Paulita, querida, no le des tanta mente a eso y reacciona. Ahora no te vayas a poner en plan de víctima. Las crisis familiares pasan en todas partes y si te pones a pensar mucho en ese tema vas a salir perdiendo. Tú no has sido ni una esposa, ni una hija ejemplar; has cometido muchos errores, pero yo estoy dispuesto a cerrar los ojos, hacer de cuenta que no ha pasado nada y seguir adelante. Si insistes en darle cuerda a este pequeño incidente vas a terminar peor porque te vas a dar cuenta de la gran responsabilidad que tienes en todo esto, así que no te lo recomiendo. Por otro lado, ya te dije que no tengo ninguna intención de irme de mi casa, ni dejar a mis hijos. ¿Para dónde te vas a ir? ¿Tu crees que vas a ser capaz de vivir sola? Esa empresa me la inventé yo, yo soy quien creó todo el plan de negocios y los clientes los he traído yo gracias a mi experiencia en el sector, así que tampoco te hagas ilusiones. ¿A estas alturas tu crees que alguien te va a dar trabajo? ¿Y cómo vas a hacer para mantenerte? Es que de verdad Paula, tu vives como en un mundo paralelo. La vida no es así de simple así que cálmate, descansa. Vas a ver que mañana amaneces mejor. ¿Yo estoy dispuesto a perdonar todo y tú?
¿Qué le va a decir Paula a Hugo? ¿Será que va a aceptar y va a intentar rehacer su hogar?