Paula apretó la mano de Hugo y lo haló con mucha fuerza hacia la puerta por donde habían ingresado. Hugo sin entender nada, hizo algo de resistencia y trató de retenerla.
Hugo: Espera Paula, yo sé que es impactante pero apenas estamos entrando, al menos veamos lo que realmente pasa.
Paula: Dios mío, Hugo, ¡Mira quién está allá al lado de esa cama!
Hugo dirigió su mirada y de pronto sus ojos se redondearon y quedó inmóvil. Ninguno de los dos podía creer lo que estaban viendo. Esta vez hizo caso y se devolvieron a la antesala donde nadie los podía ver y hubo un silencio hasta que Paula se inclinó, puso sus manos en las rodillas y lo miró a los ojos.
Paula: ¿Mi mamá, Hugo? ¿Mi mamá? ¿Pero esto qué es? Es que hubiera preferido encontrarme a alguno de mis hijos, a mis amigas, a mi jefe, no sé a quién putas, ¿pero a mi mamá? ¿Está loca? ¿De qué se trata todo esto? Es que no lo puedo creer. Me da hasta miedo que nos vayamos y dejarla acá, pero tampoco me parece el mejor sitio para encontrarme con ella.
Hugo: (entre risas) Paula cálmate, tampoco es el fin del mundo. Tu mamá tiene derecho a ser con su vida lo que quiera. Al fin y al cabo, ella ya no está con tu papá. Vamos a calmarnos. No nos vio, pero si nos ve no tiene nada de malo y no creo que estuviera en la posición de juzgarnos, ¿no? La realidad es que todos estamos acá por los motivos que sean. Ella estaba solo mirando. Estaba haciendo lo mismo que queríamos hacer nosotros.
Paula: No, no, no, no puedo soportar esto. No entiendo a ti cómo te puede dar risa una cosa de estas. Sinceramente no le veo nada de chistoso. Mi mamá podrá ser tu prima y yo sé que ustedes tienen una buena relación, pero no es el mismo tipo de relación. Es una cosa muy loca encontrarse a la mamá de uno en estos planes. No alcancé a ver con quién estaba. Había mucha gente alrededor. Quién sabe con qué depravado está ahí, ¿qué tal que le estén embaucando o le hagan algo?
Hugo: Paula, cálmate por favor y no juzgues tan a priori, ¿o es que nosotros somos unos depravados o unas malas personas por estar acá? No tienes ni idea la cantidad de personas que con la misma curiosidad vienen solo a mirar, a ver cómo es este ambiente. Algunas se dejarán tentar y entrarán en acción, pero otras solo miran y se van y listo, se cerró el capítulo. No hagas un drama de todo esto. Trata de ver las cosas con perspectiva. Entiendo que debe ser chocante ver a la mamá en un ambiente así, pero tu sabes cómo es ella. Es curiosa, es una mujer independiente, le gusta salir, viajar, hacer sus planes, y bueno, evidentemente le gusta tener experiencias fuertes, pero eso no tiene por qué encasillarla en algo negativo. Al revés, qué bueno que Elsa tiene la mente abierta, que es una mujer moderna que no se escandaliza con todo. Eso es interesante.
Paula: ¿Interesante para qué o para quién? ¿Para mi papá por ejemplo? ¿Te parecería que él reaccionaría tranquilamente si supiera que mi mamá cuando se va de rumba se va para sitios swinger? Es que yo me quedé en que se iba a jugar bingo con sus amigas o a tomarse un trago en algún bar, ¿pero esto? No. Yo no puedo con esto. O para quién más interesante, ¿para Rossana? Que no entiende ni dónde está parada. ¿Te parece normal tener una mamá que es abuela y que frecuenta estos sitios?
Hugo: ¡Dios mío! Pero estás sacando un montón de conclusiones. No tienes ni idea de nada. No sabemos si de pronto es la primera vez que vino como nosotros. De pronto sale desilusionada y se va. Es más, vámonos ya antes de que de pronto salga y nos vea acá parados.
Hugo y Paula salen casi que corriendo del lugar en silencio. Dejan los tragos encima de una mesa y cruzan la puerta. Paula sigue a paso veloz mientras van caminando hacia el parqueadero. Hugo le dice que se calme, que trate de tranquilizarse y ella no lo escucha. Está en completo shock.
Una vez en el carro toma un poco de aire, se siente al seguro. Al menos sabe que su mamá no la vio, pero lo único que le cruza por la cabeza es que ella si la vio y que al día siguiente tienen un almuerzo familiar. Se acuerda del evento y se lleva las manos a la boca en un gesto que reafirma lo anormal que es la situación y lo incómodo que va a ser volver a ver a su mamá a los ojos después de saber que estaba en ese sitio.
Paula: Hugo yo no voy a ser capaz de ir a ese almuerzo mañana. ¿Cómo voy a poder mirar a mi mamá después de haberla visto ahí? Y te digo algo: lo poco que alcancé a ver no es que me haya llamado mucho la atención.
Hugo: Pero si no alcanzamos a ver nada.
Paula: ¿Como que no? es que no viste esa cama gigantesca redonda y toda esa gente ahí metida en bola tirando como locos desquiciados? Mi mamá estaba al frente de esa cama. ¿Qué tal que se haya unido? Ahora que lo pienso no vi ropa por ahí. ¿Eso cómo funcionará? ¿Será que los que están en la cama llegan ya sin ropa?
Hugo: Yo creo que debemos regresar. Quedamos sin entender muchas cosas y sin ver, que era el principal objetivo. A mi no me pareció tan sórdido. Simplemente un grupo de gente divirtiéndose, teniendo sexo consentido y pasándola bien. Si, es algo que se sale de lo que hemos aprendido porque siempre nos han dicho que las relaciones sexuales se tienen en privado, en una cama, entre hombre y mujer y de eso no se habla. Pero así no funciona el mundo Paula; al menos no el de todo el mundo. Hay gente que es mucho más abierta y que concibe el sexo como algo absolutamente natural y no como el tabú que nos han metido en la cabeza.
Paula: No, yo por ahora no puedo superar el shock de ver a mi mamá ahí ahora imagínate si estoy pensando en regresar. Me dio mucha impresión. Parece que no soy tan mente abierta como hubiera podido creer, y te repito, no quiero ir a ese almuerzo.
Hugo: Vamos a ir al almuerzo. Ahora estás muy impresionada, pero mañana vas a amanecer mejor, en el camino pasamos a comprar el postre y cumplimos con nuestra confirmación. No le pongas tanto drama porque entonces esto quiere decir que no podrías volver a verla nunca y tampoco Paula. No la juzgues tan duramente. De verdad perdóname, pero no puedo evitar que me parezca divertido ver a Elsa muy emperifollada y concentrada viendo el show. ¡Tremenda suegra! Jajajaja
Paula: ¡Ay Hugo, por favor! Ya no hablemos más de esto. No le veo la gracia por ningún lado.
Hugo y Paula siguieron el recorrido en silencio, llegaron a la casa, se fueron a su habitación, cada uno realizó su respectiva rutina nocturna y sin pronunciar una palabra se acostaron a dormir. Paula casi no pega los ojos, mientras que Hugo a los cinco minutos ya estaba roncando. Ella no podía dejar de ver la imagen de su mamá en ese lugar, y obviamente se le venían a la mente todas las imágenes de esas personas extrañas que alcanzó a ver en plena acción. Le parecía muy raro todo. En medio de todos esos pensamientos por fin logró conciliar el sueño.
Al día siguiente cuando Paula se despertó Hugo ya no estaba en la cama y sentía las voces de sus hijos. Se fue para la cocina y estaban desayunando. Saludaron a Paula, Hugo le dijo que se sentara que ya le iba a servir, ella sin pronunciar palabra, se sentó. Todavía no tenía claro si lo que había pasado la noche anterior era cierto o no.
Hugo: Me acabó de llamar tu mamá para recordarme el postre. Le dije que se quedara tranquila que lo vamos a recoger en el camino.
Paula miró a Hugo y no dijo nada. Como pudo empezó a desayunar y sentía que no tenía tema de conversación.
Santiago: ¿Y ustedes dónde estuvieron anoche? No se demoraron nada. Pensamos que se iban de fiesta y me di cuenta de que volvieron super temprano.
Hugo: Fuimos a dar una vuelta y nos tomamos un trago en un sitio ahí. Regresamos temprano porque como hoy tenemos ese almuerzo no queríamos estar con guayabo.
Paula miró de reojo a Hugo. Ella sentía que sus hijos la miraban como si supieran algo y le subía la sangre a la cabeza imaginando qué pensarían si la vieran en un sitio de esos. La misma sensación que ella tenía con su mamá. No podía mirarla de la misma manera.
Terminaron el desayuno y Paula y Hugo se fueron a la habitación con el fin de prepararse para el tal evento. Cuando estaban solos se cruzaron algunas palabras.
Paula: Yo no puedo creer que tu estés tan tranquilo después de lo que pasó anoche. Yo todavía no puedo reponerme y no tengo ni idea qué hacer, ni qué decir en esa casa. Debiste haberme preguntado antes de confirmarle a mi mamá. Te dije anoche que no quería ir.
Hugo: ¡Paula, por favor! No es el fin del mundo, no tienes que decir ni hacer nada extraordinario. Normalmente en esos almuerzos tu casi ni hablas, así de qué te preocupas. Te puedes poner a hablar con tu papá; te vas para su apartamento y chequeas qué le hace falta.
Paula: ¡Ah! A propósito de eso, si necesita algo. Me dijo que no sé qué cosa le pasaba al computador. Le dije que le iba a pedir a Santiago que lo revisara, pero me dijo que no, que prefería si lo revisabas tú. De pronto es una bobada, una actualización o alguna cosa. El solo usa para buscar palabras para sus crucigramas y para leer las noticias, pero pues es lo único que hace. Y te voy a pedir el favor de que dejes de burlarte de ese tema de mi mamá. Creo que quedé traumatizada y no me causa nada de gracia.
Hugo: Mira, no quiero minimizar lo que sientes, te entiendo, pero es que con perspectiva y objetivamente, te lo digo de corazón, no me parece tan horrible. No seas exagerada. No es para traumatizarse. Ponte a pensar en las cosas que tu has hecho y que tu mamá desconoce. Es exactamente lo mismo. Todos tenemos nuestra parte super privada que no andamos divulgando por ahí y mucho menos a los papás o a los hijos. Vamos, almorzamos, le reviso el computador a tu papá y regresamos. ¿Te parece?
Paula: Bueno, está bien. trataré de estar lo más tranquila posible, pero no prometo nada.
Finalmente salieron todos para el famoso almuerzo, como acordaron recogieron el famoso postre y llegaron a la casa de la abuela swinger.
Elsa les abrió la puerta muy sonriente, todos entraron en fila, los saludó muy efusiva y Paula que estaba de últimas apenas pudo dirigirle la mirada, le dio un beso y pasó de largo. Estaban los mismos de siempre. Rossana con sus hijos y su esposo, y Fernando el papá. Elsa siempre lo incluía en esos eventos porque era la oportunidad para que viera a sus nietos y compartiera un poco con ellos.
Se sentaron a la mesa y hasta ese momento Paula no podía pronunciar una sola palabra. Hugo le apretó la mano y le susurró que se relajara. Paula lo miró que se lo tragaba. Finalmente empezaron a comer mientras surgían las conversaciones típicas de esos almuerzos. Hugo les preguntaba a todos por sus vidas, que cómo va esto, lo otro, el papá de Paula también intervenía de vez en cuando con alguna que otra pregunta o comentario hasta que la mamá con un tono muy fuerte y determinado toma la copa de vino que tenía en frente y les dice a todos:
Elsa: (con una sonrisa picarona y mirando a Paula) ¡Bueno, no se imaginan el sitio donde estuve anoche!
¿Será que Elsa si vio a Paula y a Hugo en el bar? ¿Será que va a ser capaz de contarles a todos que estuvo en un bar swinger?