Paula: Me di cuenta de que cerraste el navegador rapidísimo y te iba a preguntar. ¿Qué había?
Hugo: Era como un chat de un sitio de encuentros. Estaba hablando con alguien, pero no alcancé a ver muy bien la conversación.
Paula: ¡No te puedo creer! ¿Mi papá en esas? Jajaja ¿Sabes qué? No me molesta. Es más, me encantaría que conociera a alguien. El está muy solo y mi mamá lo trata de mierda. Si encontrara una mujer interesante con la que al menos pudiera salir de vez en cuando a comer o a dar una vuelta, me parecería perfecto. Ya que parece que mi mamá no tiene problemas con el tema de la entretención, pues es justo que mi papá tenga alguien con quien hablar. ¿Pero cuando te quedaste solo no volviste a abrir a ver con quién era que hablaba?
Hugo: Claro, pero como había cerrado, se cerró también la sesión del sitio y tocaba entrar con usuario y password. De todos modos, no hubiera estado bien leer con quién hablaba, ¿no?
Paula: Lo que pasa es que en estos tiempos hay que andar con cuidado. No vaya a ser que conozca una loca por ahí que lo quiera robar o sacarle plata, no sé.
Hugo: Bueno, lo cierto es que tus papás andan de lo más entretenidos, cada uno con lo suyo. La verdad, me parece perfecto y no creo que tengas nada de qué preocuparte. Mejor, que se distraigan y hagan lo que quieran. Al final son adultos, Paula.
Paula: ¡A ver, a ver! No exageremos. Si, está bien que se distraigan, pero lo que está haciendo mi mamá es muy bizarro Hugo. No trates de normalizar eso porque ella es una señora de casi 70 años; no es normal que ande en esos sitios, sobre todo, me parece peligroso.
Hugo: ¿Pero peligroso por qué? ¿Tú en qué mundo vives? O mejor, el mundo en el que tu te mueves no es el único. Hay millones de experiencias y de actividades que hacen parte de la vida de otras personas y eso no las convierte en malos seres humanos. Simplemente su curiosidad viaja por otros caminos y toman decisiones diferentes, pero nada más. No creo que sea el caso de preocuparse.
En ese momento entra Elsa a la cocina y los sorprende hablando en voz baja.
Elsa: ¿Preocuparse de qué? ¿Qué pasa?
Hugo: No, nada raro. Paula que se preocupa cuando Santiago y Lina salen de fiesta porque hay mucha inseguridad, pero pues tampoco los podemos tener encerrados.
Elsa: ¡Ah no! Eso no se puede. Ellos ya están grandes y lo normal es que salgan de rumba con sus amigos. Por cierto, ¿Santiago no andaba con una niña por ahí? No le he conocido una noviecita todavía. Linita si como cambia tan rápido de novio…
Paula: ¡Ay, tampoco mamá! Ella tiene amigos y sale y si, no le han durado mucho sus novios, ¡pero eso qué tiene de malo! Y a Santiago ya le llegará su momento. Tiene una amiguita de la universidad con la que sale todo el tiempo, pero él dice que son solo amigos y no tengo ninguna intención de presionarlo con ese tema.
Elsa: Hay que estar pendientes de esas cosas, Paula. Santiaguito es un niño como muy callado, me parece muy distinto a los muchachos de esa edad. Es que miren el nieto de Stellita, ese parece un huracán, ya les presentó la novia, es todo hablador, y le va muy bien en la universidad.
Paula: ¿Y eso qué? Deja de hacer esas comparaciones. Cada quien tiene su personalidad y carácter. Santiago es reservado y muy tranquilo; podrá hacer lo que quiera con su vida privada, como tu haces con la tuya, ¿no?
Elsa: Yo ya soy una vieja, pues claro que hago con mi vida lo que quiera. Ya tuve mi familia, ya crié a mis hijas, ya cumplí con lo que me tocaba, ahora estoy dedicada a mí. A divertirme, a hacer las cosas que me gustan, ni más faltaba que tuviera que andar dando explicaciones. Yo solo digo que a Santiago hay que ponerle cuidado.
Hugo: Bueno, nosotros ya nos vamos. Yo tengo que hacer un par de cosas en la casa y no quiero que se me haga tarde, así que mejor nos despedimos.
Paula miró a Hugo con un aire de agrado y gratitud por salvarla de los discursos de la mamá, salieron de la cocina, se despidieron de todos y salieron. Fernando le agradeció una vez más a Hugo por haberle ajustado el computador y se despidió de él con una sonrisa y una mirada bastante particulares. Hugo simplemente le dio la mano y cerró la puerta detrás suyo.
Cuando llegaron a la casa, cada uno se fue a sus respectivas habitaciones. La hija menor de Hugo y Paula, Carolina, les pidió permiso para ir un rato donde su amiga Sara que vive al lado de la casa, le pidieron que no se demorara mucho y salió. Hugo se fue para el estudio y Paula sola en su cuarto, cogió el celular y le mandó un mensaje a su prima Margarita.
Paula: ¿Quiubo Margara, está ocupada? ¿Puede hablar?
Margarita: Quiubo, acá super entretenida haciendo oficio, ¿qué pasó? ¿Hay chisme?
Paula decidió llamarla por teléfono y le contó las últimas novedades. Margarita entre risas nerviosas le dijo lo que pensaba al respecto.
Margarita: Pues vea Paula, es obvio que lo de su mamá es muy loco, pero si le soy sincera, no me sorprende tanto. Mi tía tiene lo suyo, es una mujer de mucho carácter y desde que se separó de su papá, se dedicó a salir, se arregla un montón. Ella siempre ha sido vanidosa, coqueta. Yo sé que uno no cree que llegue a esos extremos de vida swinger, pero pues piense que talvez es solo curiosidad, la misma que tuvieron usted y Hugo, la misma que he tenido yo. Lo que cambia acá es que estamos hablando de su mamá, pero si lo ve con perspectiva, pues al final no es una cosa tan rara. Ella sabe cuidarse, no es boba, es una mujer de armas tomar, así que tampoco se empelicule con eso. Y pues de su papá, hubiera sido interesante qué sitio es donde se está metiendo. Conociendo a mi tío, creo que me sorprende más de él. Nunca hubiera creído que se lanzara a tener este tipo de acercamientos por internet. Me parece raro ¿sabe qué? Que cuando usted le dijo que le iba a decir a Santiago que le revisara el computador, le hubiera dicho que no, que lo hiciera usted. El sabía que usted iba a ir con Hugo porque en esa casa su esposo es el todero. Lo tienen para arreglar desde el secador hasta la nevera. Me parece un detalle raro.
Paula: De pronto pensó que como Santiago es más joven le iba a cacharrear el computador y se iba a dar cuenta más fácilmente. Evidentemente no tuvo la precaución de cerrar ese chat y Hugo se la pilló.
Margarita: Mmmmm… no sé. Me parece raro. Es que perdone que le diga Paula, pero su papá tiene su tumbao. Me parece que todos siempre lo han subestimado. El hombre tranquilo, el que no dice nada, el que no pelea, pero yo siempre he tenido una sensación rara con él.
Paula: Ya va a empezar usted con sus películas. Nada raro. Simplemente no es un milenial y no tiene ni la malicia, ni el conocimiento para manejar bien el computador y no supo cerrar, o se le olvidó, o lo que sea. Ojalá que conozca a alguien. Se lo merece.
Margarita: Bueno, yo solo le digo lo que pienso basada en lo que usted me cuenta y en mi conocimiento de esta disfuncional familia, pero pues sí, ojalá que conozca a alguien. Si a eso vamos, ojalá que yo también conozca un tipo porque estoy mamada de salir con pendejos que no sirven para nada, ni para tener una conversación interesante. Pero venga, ¿entonces usted qué va a hacer con su plan swinger? ¿Como se encontró a su mamá ya no va a volver? De todos modos, ese no es el único sitio que hay, ¿no?
Paula: Ni había pensado en eso. ¿Pero sabe qué? Lo que alcancé a ver no me gustó. Apenas entramos a esa sala, hay como varios sofás pegados a las paredes y ahí ya uno empieza a ver varias parejas o tríos haciendo de todo, pero al fondo estaba esa cama redonda gigante, no se imagina. ¡Y estaba llena de gente, llena Margarita! Hombres y mujeres en un solo show como de película porno. Le digo que es fuerte, es muy teso. Yo creo que, aunque salimos rápido por lo de mi mamá, no hubiera resistido mucho. El ambiente y la energía, sin decir los olores, son muy pesados. Me dio asco.
Margarita: ¿De verdad? ¡No joda! Pues sí, es que debe ser medio heavy. ¿Pero la gente qué tal?
Paula: ¡Fea! La gente es muy regulimbis. Es que el sitio es corronchón, mk. No se esté imaginando las fiestas de ‘Eyes Wide Shut’, ni crea que los tipos eran como Tom Cruise y las viejas como Nicole Kidman. Noooo, mija! Acá estamos hablando de puro chibchombiano con cara de depravado. Feo, feo. Pues piense que cuando entramos estaba sonando ‘La reina del swing’. Claro que en la sala esa la música cambió, no me acuerdo muy bien, pero era otra cosa. Como sea, bonito, no era. No sé, yo creo que a ese sitio no vuelvo. Talvez si hubiera otra cosa con un poquito más de nivel, no sé. Le confieso que a mi me dejó muy rayada ver a mi mamá ahí. Estaba parada al frente de esa cama mirando super concentrada. ¡Noooo! ¡No se me borra esa imagen de mi cabeza! ¡Qué horror!
Margarita: jajajajajaja. ¡Mi tía! ¡Qué risa, mk! ¡Aprendiendo mija, actualizándose! Jajajaja Pero sabe qué Paula, ahora que hablamos de este tema, me acuerdo que cuando yo iba a ir a un sitio, se acuerda? El amigo que nos iba a llevar nos había descrito una cosa totalmente diferente. Me acuerdo de que nos dijo que eran fiestas privadas en suites de hotel. Mk! Le voy a preguntar porque talvez eso es distinto. Voy a averiguar y le paso el dato. ¡Diviértase usted que puede!
Paula: ¿Será? Pues yo siento que Hugo quiere insistir. No sé, todavía no estoy convencida.