A Paula casi se le cae el vaso que tenía en la mano. Simplemente no podía creer que algo semejante hubiera salido de la boca de Hugo. En un primer momento pensó que se trataba de un chiste; es que era impensable que su esposo se hubiera atrevido a lanzar una propuesta tan enferma como esa. Lo miró, tomó aire y lo primero que se le vino a la cabeza fue preguntarle:
Paula: ¿Tú me estas jodiendo? ¿Entendí bien? ¿Mi mamá? ¿Pero perdiste la perspectiva? ¿Te volviste loco? ¿Mi mamá? ¿Pero de dónde te salta semejante estupidez?
Hugo: Tampoco es para tanto. No lo tomes a mal; no es tan descabellado. Simplemente te lo digo porque tu mamá es fresca con esas cosas y pues la conoces, o sea, ya vimos qué tipo de sitios frecuenta y por el tema de la confianza estaríamos tranquilos. ¿No te parece?
Paula: Hugo, de verdad no quiero escuchar más. Esto es lo más enfermo que me has podido decir en todos estos años de matrimonio; estoy sin palabras. Te pido el favor de que pienses muy bien en lo que me acabas de decir, pero de manera objetiva, con algo de lógica y hasta de dignidad, y reflexiones. Ya lo dijiste, pero busca una razón medianamente decente para deshacer la locura que acaba de salir de tu boca. Vámonos de este sitio porque por lo visto tú estás hablando en serio y no puedo ni mirarte a los ojos.
Esa noche el silencio invadió todos los espacios que acompañaron a Paula y a Hugo. No hubo más palabras. Llegaron a la casa, se acostaron en la cama. Paula no podía conciliar el sueno después de haber escuchado esa propuesta de su esposo. Estuvo esperando todo el tiempo que le dijera que era una broma, que la estaba grabando para TikTok, que era un chiste, que nunca hubiera podido sugerir una cosa semejante en serio, pero nunca dijo nada, lo cual confirmaba que lo había dicho en serio y ella simplemente no podía creerlo. Después de dar muchas vueltas con la mente y con su cuerpo, logró conciliar el sueño.
Al día siguiente Paula se despertó temprano, se puso una sudadera y decidió salir a caminar un rato antes de que todos se levantaran. No tenía ganas de verle la cara a Hugo. En realidad, no sabía ni cómo abordar ese tema con él. Después de darle no se cuántas vueltas a ese parque y a las ideas que ese le venían la cabeza, decidió mandarle un mensaje a su prima Margarita. Con ella era con la única persona que podía hablar y se sentía en confianza. Su prima, la sintió tan agobiada que aún sin saber qué le pasaba le dijo que se vieran en el cafecito que quedaba cerca al parque y donde iban a menudo a desayunar. Paula sintió un descanso y se fue inmediatamente para allá a esperarla como si así fuera a llegar más rápido.
Como a la media hora llegó Margarita, pidieron algo para desayunar y Paula no la dejó ni sentar y le contó las últimas novedades. Le dijo que necesitaba que fuera sincera, que tal vez ella estaba siendo muy dramática y que no era para tanto, o que efectivamente tenía razón por estar en ese estado de shock en el que se encontraba.
Margarita: No, mk! Esto de verdad no tiene sentido. ¿Usted está segura de que Hugo no le estaba mamando gallo?
Paula: No, Margarita, ya le dije que no, mk! No estaba mamando gallo, me lo dijo en serio. Pero dígame algo.
Margarita: Paula, eso no es normal. Es lógico que usted esté en shock. Es que todavía no puedo creer. Mire, usted me conoce bien y sabe que mis posturas frente a la vida son más bien liberales. Trato por todos los medios de seguirle el ritmo a este mundo que va a mil. Me impresiono con la velocidad a la que estamos recibiendo la información todo el tiempo, y no solo eso, sino el tipo de información. El acceso que tenemos hoy en día a enterarnos de historias escabrosas es como si no encontrara fondo, mucho menos límite. Estos nuevos medios nos han dado la oportunidad de excavar en los lugares más oscuros de los seres humanos. Nos seguimos sorprendiendo, claro, pero al final, cada historia, cada cuento, cada anécdota es más inverosímil que la anterior. Pero una cosa de éstas no tiene ni pies ni cabeza. Le voy a decir por qué: porque si Hugo fuera un loco, digamos que fuera una persona con problemas de adicciones, o de enfermedades mentales, pues uno dice, se le terminó de correr el shampoo. Pero a Hugo supuestamente lo conocemos y no entiendo cómo es posible que le proponga algo semejante. Además, si, mi tía es una mujer particular, ya vimos los sitios que frecuenta, los hobbies que tiene, pero de ahí a prestarse para algo así? Es que eso es enfermo, Paula. Yo no sé, usted debe hablar seriamente con Hugo y preguntarle que si tiene problemas. Puede ser en serio que esté padeciendo inicios de demencia. No se me ocurre otra explicación lógica a su comportamiento.
Paula: Dos cosas: 1. Usted dice que, si mi mamá se prestaría para algo así, pero es que eso sería la tapa de la olla. Yo lo que creo es que Hugo después de haber visto que mi mamá va a bares swingers, pues tuvo la grandiosa idea de invitarla y 2. ¿Sabe que si? Eso debe ser. Lo que le voy a proponer es que vayamos donde un neurólogo para que le haga unos exámenes. Sería muy prematuro, pero hay muchos casos y no se puede descartar. Eso debe ser Margarita, eso tiene que ser.
Margarita: Si, Paula. Eso puede ser, pero también puede pasar que no tenga ninguna demencia. Ahora que la escuchaba, ¿usted no cree que de pronto él ya habló con su mamá del tema y ella estuvo de acuerdo?