No, pues casi me muero con ese mensaje. Me preguntaba cómo y por qué este personaje conocía a Vanessa; ¿es que acaso en el pasado ya tuvo algún problema con la ley esta señora? Empiezo yo a mandarle mensajes a Manuel y nada que me contestaba; me estaba volviendo loca de la curiosidad. Por fin me llamó y me dijo que ya me contaba todo con detalles en la casa, que venía con este señor. Parecía un perrito con tres huevas por esa casa caminando pa’llá y pa’cá como loca. Por fin llegaron; apenas vi al ‘Capi’ casi me voy de jopo. Es un hombre enorme. Tenía unos jeans todos apretados, se le veía ese culo todo forrado y unas piernotas de acá hasta el cielo. En fin, como ya les había contado, lo que uno siente cuando ve ese personaje pasan varias cosas por la mente y por el cuerpo también. Ahora no me juzgen, pero es un tipo de esos con apariencia de maloso, pero buenón. En fin, el tipo es super simpático, me saludó muy efusivamente, lo hice seguir, se sentó en la sala. Nos elogió la casa como corresponde, se puso a preguntar maricadas y yo mordiéndome los dedos de la curiosidad. Finalmente Manuel empezó a contar.
Me dijo que cuando entraron a la oficina de Vanessa los dos se saludaron con mucha efusividad y Manuel había quedado loco. Ahí intervino de una el calvo y me dijo que la conocía desde hace rato; parece que Vanessa había salido por mucho tiempo con un amigo de él y me dijo: “Manuel me contó lo que había pasado y cuáles son sus sospechas, pero a mi me queda muy difícil dudar de ella; es una mujer muy recta, tranquila y super trabajadora; duró muchos años con mi amigo, que también era policía y no era de los vendidos, así que no puedo decir que es que de pronto andaban en algún torcido, o ella le había aprendido mañas a él, pero es que no la veo en esas. Por todo lo que nos explicó, el modo de trabajar, las empresas que tiene en su portafolio de clientes, es realmente difícil pensar que la mujer hace cosas fuera de la ley. Es más, mientras ella contaba, yo iba controlando ciertos datos y todo está en orden. Tengo acceso a algunas bases de datos donde hay gente con antecedentes, y ella está limpia. Si está involucrada en un negocio turbio es una maga porque no hay rastros de ella; pero soy honesto, yo llevo muchos años trabajando con delincuentes de todo tipo y con ella no se me encendió ningún radar. Hay que saber que en este mundo de los empresarios de cuello blanco se mueve un mundo paralelo que es aceptado entre ellos. Para nadie es un secreto que cuando realizan estos viajes internacionales buscan damas de compañía, escorts, gays y hasta niños. El negocio que se esconde detrás de estos viajes de turismo y de negocios es aterrador y hay que aceptar que Colombia es uno de los países más buscados para realizar ese tipo de turismo. Hace un tiempo estuve participando en una investigación acerca de ese tema y con lo que uno se encuentra es escalofriante, no solo por las cifras que se mueven – se podría decir que después del tráfico de drogas, es de los negocios más rentables – sino por el ambiente. Acá hablamos de gente mala, pero mala de verdad, y no importa si manejan prepagos de 50’000.000 o prostitutas de 20.000. En cualquier caso es gente muy peligrosa y Vanessa no tiene el perfil de estar metida en algo así. Ahora, hay que tener en cuenta que esta es una modalidad de altísima gama, porque según Manuel, estos hombres le pagaban entre 8.000 y 10.000 dólares a su amiga. Eso es mucha plata. No sé por qué me da por pensar que es alguno de ellos es el que está involucrado. Hay que tener en cuenta que el que está metido en la trata de personas identifica la vulnerabilidad como elemento clave para enrollar a las víctimas y ¡Ojo! Porque la gente se imagina que solo las mujeres que están en esta situación son las que no tienen recursos económicos, claro, ahí está un nicho importante, pero no es el único. No se imaginan la cantidad de mujeres de estratos altos que he visto involucradas en estas redes y uno puede pensar que no les falta nada, y en cambio les falta todo: les falta autoestima, amor propio, seguridad; ustedes mejor que nadie saben que en este círculo movido por las apariencias hay más de uno con deudas hasta el cuello tratando de mantener una imagen y prefieren tocar fondo antes que bajarse de estrato. Esa gente tiene un ojo clínico y por lo que pude conocer de Vanessa, no creo que haya sido ella la que esté detrás de algo tan turbio”.
Quedé peor que antes. Manuel le había dicho que era una amiga mía a la que le había pasado, lo cual me daba algo de tranquilidad, aunque ese tipo es un viejo zorro y yo creo que debió sospechar, o en el fondo sabía que era yo. A mí no me cuadraba ese tema, pero si había alguien que nos podía ayudar a llegar a la raíz de esta porquería de negocio era el argentino con el que se iba a ver Manuel esa misma tarde. Yo ya no creía en nadie, y para ser sincera, ni en mí. Cuando escuché al Capi hablar de ese negocio me vi como una basura; eso que dijo al final me hizo pensar que yo no podía ser una víctima; no me sentía tan vulnerable, creía que yo voluntariamente había tomado la decisión y punto; nadie me había convencido, ni me había trabajado la cabeza. Me veía como un gusano. ¿Cómo era posible que una mujer como yo hubiera terminado en algo así? Bueno, como sea, y de acuerdo con lo que decía este tipo, quedaba entonces sospechar de los tipos, y el primero que se me venía a la cabeza era el señor Chile. Era él la cabeza de esa red. Pero ¿para qué un tipo de ese status, con una empresa tan grande, con tantas ocupaciones se iba a meter prácticamente de pimp? ¿Qué ganaba con esa información? Y quería decir que entonces conocía a todos esos tipos con los que estuve? Porque ¿cómo hacían esos hombres para saber ‘la tarifa’ y para ser tan precisos? No. Por más de que le daba mil vueltas a esa historia, nada me cuadraba.
Se llegó el medio día, almorzamos todos en la casa. Nos sentamos a la mesa y el Capi estaba aterrado de ver a toda la familia reunida y como no tiene pelos en la lengua y va diciendo todo sin anestesia, les preguntó a Mateo y a Daniela que por qué no estaban en el colegio. Todos nos miramos y Mateo le contestó: “Yo tuve que retirarme del colegio porque estuve vendiendo pepas y mi hermana está enferma; tiene un trastorno de conducta alimentaria; ¿ha oído hablar de eso?” Manuel, Daniela y yo quedamos con la boca abierta y él le responde: “ ¿De las pepas o del trastorno? Bueno, de una vez te digo que estoy perfectamente familiarizado con los dos temas, y si solo te retiraron del colegio la sacaste barata y tú, princesa, veo en tus ojos que te vas a poner bien. Estoy seguro de ello”. El Capi se volteó a mirarnos, sonrió como si nada y de pronto dice: “Muy bueno este ajiaco; menos mal me quedé”. Esta fue una escena de esas que uno no sabe ni cómo reaccionar. Este hombre era tan particular que tenía la facultad de no hacer sentir mal a la gente a pesar de su escueta forma de expresarse.
De ahí saltaron al futbol y se armó una conversación bastante interesada en la que Daniela también participó con mucho entusiasmo porque a ella le encanta todo lo que le gusta a su hermano; hubo risas, apuestas, desafíos, discursos de unos y de otros y terminamos el almuerzo en medio de goles, fechas de partidos emblemáticos, jugadores, comentaristas y demás.
Manuel se paró, dijo que iba al baño porque tenían que salir a la cita con el argentino. Me daba escalofrío que se vieran con ese tipo tan miedoso. Nos despedimos, Mateo y Daniela quedaron encantados con ‘scarface’ y hasta yo; de verdad el tipo muy querido y chistoso. Se fueron y otra vez quedé yo dando vueltas en esa casa como una loca. Pasó lo mismo que cuando se vieron con Vanessa. Estaba tratando de leer un artículo cuando me entra un mensaje de Manuel: “No vas a creerlo”.