Santiago le dijo que sí, que se alistara. Sofía llamó a su mamá para pedirle el favor de que recogiera al niño. Desafortunadamente tenía una cita médica y no alcanzaba a pasar por Nicolás. En ese momento llegó Santiago. Entró a la casa afanado; saludó a Martín y siguió derecho a buscar a su esposa. Sofía le contó que la abuela no podía recoger al niño. Se quedaron pensando un momento.

‘No creo que sea buena idea pedirle el favor a Martín’, dijo Santiago.

‘Bueno, pero puede ser una oportunidad para darle confianza y reasegurarlo. El tiene que ir perdiendo esos miedos y tal vez, sea una buena ocasión para darle un empujón’.

Martín tenía una condición particular. Cada vez que salía de la casa y no había nadie más, tenía que tomar fotos para asegurarse de que no había nada prendido, como la estufa, o la plancha, o una vela. Cuando lograba salir, debía hacer un video mientras cerraba la puerta, después de girar la llave varias veces para confirmar que lo había hecho bien. En general, la mamá de Martín trataba de estar en la casa cada vez que él tenía que salir para evitarle esa rutina. De hecho, a parte de que el computador estaba fallando, y por esa razón estaba frecuentando la casa de su papá, otro motivo era que la mamá estaba haciendo un curso fuera de la ciudad y prefería no estar tanto tiempo solo en caso de que por alguna razón tuviera que salir.

Este era un tema que obviamente habían consultado con médicos especialistas. Después de practicarle varios tests de personalidad, psicológicos y neurológicos, le diagnosticaron un trastorno obsesivo compulsivo leve. Por un corto periodo tomó algunos medicamentos y gracias a las terapias que llevó a cabo con mucha disciplina, mejoró notablemente. Martín era un muchacho inteligente, decidido y muy maduro para la edad que tenía. Era consciente de que su mamá en gran parte le había heredado el trastorno. Isabel no padecía exactamente de lo mismo, sin embargo, en el pasado presentó síntomas severos de depresión y ansiedad. Por mucho tiempo se había negado a hacer un tratamiento, pero después de la separación su situación empeoró y casi que a la fuerza tuvo que iniciar una terapia.

Los problemas que tuvieron con Santiago y con Sofía fueron complejos. Isabel sentía unos celos exagerados por Sofía, aunque la relación con su exesposo empezó mucho tiempo después de haberse separado. Ella nunca pudo digerir el hecho de que la nueva pareja de Santiago fuera una mujer mucho más joven, bonita, inteligente y con quien tendría la posibilidad de tener un hogar que ella no había sido capaz de sostener en el tiempo. Al principio fue muy hostil. Usaba a Martín para mortificar a Santiago, le hacía reclamos permanentemente, lo llamaba con mucha frecuencia sin importar la hora o la ocasión. A pesar de que también reinició su vida y conoció otra persona, esa relación fue difícil. Isabel seguía medicada y sufrió mucho cuando a Martín lo diagnosticaron con el TOC. Accedió a que le dieran fármacos por un período, y después hizo lo posible para que se los retiraran. Afortunadamente Martín respondió muy bien a las terapias y tratamientos y mantenía con mucha discreción y mesura su trastorno.

Aprendió muchas técnicas para mitigar los síntomas. Se informaba y se actualizaba juiciosamente acerca de la salud mental con el fin de convivir de la mejor manera con su condición. Fue ejemplo para los médicos que lo habían tratado por la efectividad de las terapias, la disciplina y constancia. En realidad, el único síntoma con el que aún batallaba era con la compulsión de controlar repetidamente las cerraduras, las llaves, la estufa, el horno, o electrodomésticos que podían poner en peligro la seguridad de la casa. Entendió que un modo para sentirse un poco más tranquilo era hacer fotos o videos. Los hacía sin ninguna ofuscación; con mucha tranquilidad documenta su ruta de salida y se va. No era algo que le producía ansiedad, sencillamente había aprendido a usar este sistema para seguir sus rutinas sin problema. Sin duda, era en su casa donde sentía más preocupación porque era allí que tenía sus animales, sus plantas y no había algo que Martín cuidara más que su hábitat.

Isabel, por su lado, era mucho más obsesiva y pensar que su hijo hace esas fotos, le generaba a ella mucha ansiedad. Por tal motivo, trataba de estar en casa antes de que Martín saliera para evitarle ‘esa pérdida de tiempo’. Sofía le insistía a Santiago que deberían dejarlo solo para que aprendiera a vencer del todo ese miedo porque si su mamá continuaba con esas conductas, lo que hacía era reafirmarle los temores. Tenían muchas discusiones al respecto porque Santiago se sentía en la mitad, no sabía qué hacer y le costaba mucho tomar una posición con el fin de evitar problemas.

En esta ocasión la discusión no se alargó porque Martín entró en la habitación de su papá y le dijo que se iba para la casa de Juliana porque tenían que preparar un examen. Santiago le preguntó que si la había avisado a su mamá, él respondió que si y que Manuela ya pasaba a recogerlo. Se despidió y salió. Santiago y Sofía se miraron con picardía. Tenían más o menos cuarenta minutos antes de tener que ir a recoger a Nicolás. Se leyeron la mente y en menos de nada estaban desnudos en la cama teniendo sexo de una forma desenfrenada. En medio de la faena, Sofía entre susurros le dijo a Santiago: ‘Ahórcame’. El hombre la miró aterrado y le preguntó que si esa era otra fantasía de su amigo Hugo. Sofía le dijo que no, pero que quería probar cosas distintas. Santiago con algo de timidez la agarró del cuello suavemente y Sofía le decía: 

‘Más fuerte’

‘¿Estás segura?’

‘Si, dale, que me encanta. No tengas miedo’

‘No te quiero hacer daño’

‘No me estás haciendo daño y esto me excita mucho’

La alarma interrumpió la escena erótica de la pareja. Para asegurarse de que no iban a llegar tarde por Nicolás habían programado el celular para que les avisara que debían salir a recoger al niño. Santiago sonrió y Sofía se levantó de la cama con una expresión de enfado.

‘¿Y por qué estás de mal genio Sofía?

‘Por esto. Porque no hay tiempo, porque hay que salir corriendo, porque si Martín, porque el niño, porque Isabel, en fin, estoy mamada de tratar yo sola de recuperar esta relación y no sé, no hay modo, no hay cómo’.

‘Pero ¿de qué hablas, por Dios? Estamos tratando juntos. ¿No crees que ya es demasiado el hecho de que yo pueda asimilar que tu tengas conversaciones eróticas con otros hombres? Estás pidiendo mucho, de verdad. Voy yo por Nicolás. Chao’.

Sofía ya estaba lista, pero dejó que Santiago se fuera solo. Se sentía realmente frustrada. No le gustaba cómo se estaban dando las cosas. Cogió su celular, empezó a scrollear, se fue para su galería de fotos y publicó en sus historias de Instagram una que se había tomado recientemente en donde aparecía con un gesto sexy.

El fotógrafo reaccionó como ella esperaba. Le mandó un fueguito y agregó: ‘Hermosa como siempre. ¿Ya fuiste al parque a tomar la foto que sabemos?’. Sofía sonrió y dos segundos después recibió un mensaje de Hugo: ‘¿Estás en condiciones de mandarme una foto deliciosa?

¿Qué va a hacer Sofía? ¿Ahogará su frustración con la provocación de Hugo? ¿Le va a responder al fotógrafo?