Cuando menos se dio cuenta, Sofía tenía una foto de un primer plano del pantalón de Hugo en donde era evidente que tenía una erección. En ese momento pensó que deshacerse de ese hombre no iba a ser tan fácil. Le mandó la foto a Santiago con un sreenshot de la conversación entera para que se diera cuenta de que no era que ella seguía coqueteando, si no que era él que insistía. Santiago le dijo:
‘Realmente no sé qué decirte. Para ser sincero, tengo rabia. Estos juegos no son tan inocentes como parecen porque cosas de este estilo pueden pasar. No te culpo a ti sola; los dos accedimos a enrollarnos en algo que puede ser peligroso Sofía. Sin embargo, no encuentro qué puedo hacer yo. De esto vas a tener que salirte tu sola’.
‘Ok. Entonces te contaré qué pasa porque creo que fui muy clara con él y sigue con lo mismo. Yo tampoco sé cómo hacer. Hablamos más tarde’.
Sofía se sintió desconcertada. La intención de compartir con Santiago ese último cruce de mensajes era encontrar algo de apoyo; un consejo, una sugerencia. Incluso pensó que hasta él debería escribirle algo, pero se había dado cuenta que estaba sola en esa situación y que debía buscar la manera de resolverla. Insistió con su posición determinada:
‘Hugo, no sé cómo explicarte que no quiero seguir con esto. Te pido el favor de que me dejes tranquila. No me vuelvas a mandar ese tipo de fotos y tampoco me vuelvas a pedir o a decir cosas que no estén relacionadas con el trabajo. Tenemos un curso por delante; necesito que todo fluya de la mejor manera y no quiero tener problemas por nada, porque al fin, no ha pasado nada’.
‘Mmmm…no estoy de acuerdo contigo. Claro que ha pasado. Tú estuviste perfectamente de acuerdo conmigo cuando sentimos esa conexión. Fue y es una atracción muy fuerte y ahora no lo puedes negar. No sé por qué de repente te pusiste a la defensiva. Yo puedo separar muy bien las cosas de trabajo de las personales, así que no hay lío’.
‘No. Definitivamente no has entendido nada. Ya te había dicho que en un primer momento me dejé llevar por la emoción, pero las cosas cambiaron. No quiero tener nada qué ver contigo en un plano personal. Primero, tu esposa es muy amiga de Margarita. Segundo, tu hija y mi hijastro estudian juntos; no sé si lo has notado, pero en estos días Martín ha estado en tu casa estudiando con Juliana. Tercero, a mi esposo esto ya no le gustó, así que te pido gentilmente de dejarme tranquila’.
‘¿Cómo así que a tu esposo ya no le gustó? ¿A qué te refieres con eso?’.
‘Mi esposo sabe desde el día uno qué tipo de conversaciones tengo contigo. Es más, las ha leído. Yo no soy el tipo de mujer que engaña, así que todo es absolutamente abierto con él, pero hasta cierto punto, y creo que esto contigo ya sobrepasó el límite’.
‘¡Ah! ¡Pero lo que me faltaba! La parejita de hábitos raritos. Perdona, ¿y a ti cómo se te ocurre revelar parte de mi privacidad con tu esposo o con quien sea? ¿Quién te crees que eres?’.
‘Mira Hugo, poco me importa lo que tú pienses de los hábitos que tengo con mi esposo y así como soy transparente con él, lo soy contigo. Simplemente estoy siendo sincera, te estoy diciendo cómo están las cosas y, en consecuencia, te pido el favor de cerrar esto acá. Por tu privacidad no te preocupes que nadie va a ver esas conversaciones, ni las fotos, ni nada. Lo único que yo quiero es ponerle final a esto y seguir trabajando’.
Hugo leyó el mensaje de Sofía y no le volvió a contestar. Ella esperaba que ese silencio fuera sinónimo de aceptación y que de una vez por todas esa situación terminara. Sofía tenía mucho trabajo. Tuvo reuniones, habló con Margarita, estuvo muy ocupada y ese último cruce de mensajes no se lo mandó a Santiago. Por un lado, tenía un poco de rabia con él, y, por otro lado, no hubo el tiempo para pensar en ello. Se dio cuenta que llegó Martín. Ese día la señora que le ayuda a Sofía en la casa les hizo el almuerzo y se sentaron después de esa mañana tan ajetreada.
Sofía le preguntó a Martín que si iba de nuevo a la casa de Juliana y él le dijo que sí. De una manera muy sutil le sugirió que tratara de no hablar mucho de ella y de la familia con esas niñas.
‘Y ¿por qué Sofi?’.
‘Pues es que son muchas cosas mezcladas. No sé si sabes que la mamá de Juliana es muy amiga de mi jefa, y ahora yo estoy trabajando con Hugo, y tu eres mi hijastro. No me gustaría estar muy relacionada a nivel personal con esa familia, menos con las cosas que me has contado de él. Esos hombres así siempre son un poco problemáticos’.
‘¿Y es que te ha coqueteado? No se me haría nada raro. Es más, la misma Juliana lo dijo cuando te vio en las fotos. Dijo que seguro te iba a caer…jajaja’.
‘No Martín. No me ha caído como dices tú, y eso no va a pasar, pero justamente ese es el tipo de conversaciones que no quiero que tengas con esa niña. No pretendo terminar involucrada en comentarios inoportunos. Para ustedes puede ser chistoso, pero no lo es. Por lo que me has contado, la mamá de Juliana sufre por el comportamiento de Hugo y la entiendo. No debe ser fácil vivir con un hombre así, entonces te pido que obvies mencionarme cuando estés con ellas’.
‘Ok Sofi, no me parece que sea para tanto, pero no te preocupes. Trataré de evitar esos temas con ellas. Hoy Manuela pasa más temprano por mi porque le voy a ayudar a hacer los brownies que ella vende en la U. ¿Sabes que le va super bien con eso? Yo también debería vender algo’.
‘¿Cómo galletas o algo así?’
‘jajajaja…nooooo eso es de viejas, pero no sé, es que hay mucha gente en la U que vende cosas y como que me están dando ganas de abrir mi negocio’.
‘Deberías dar tutorías. Tú eres muy pilo y más de uno estaría dispuesto a pagarte para estudiar para exámenes o para hacer trabajos’.
‘Voy a pensarlo. Un poco aburrido eso, pero puede ser’.
Martín y Sofía terminaron de almorzar y ella se fue corriendo a seguir con su trabajo, pues debía cerrar unos temas antes de ir por Nicolás al jardín. Le dijo que tenía muchas cosas que hacer y que le avisara cuando fuera a salir para estar pendiente. Martín le dijo que contara con eso. El tiempo voló y Sofía apenas advirtió cuando Martín se despidió y salió de la casa. Terminó con sus pendientes, fue por el niño y cuando regresó a la casa se tiró en la cama un momento para tomar un poco de aire y realizar todo lo que había pasado.
Santiago llegó temprano. Estuvieron hablando de temas pendientes de la casa, recibos, pagos, y esas cosas. El le preguntó si había pasado algo con Sofía y ella solo se limitó a decirle que por fin había entendido. Efectivamente durante el resto del día Hugo no se había vuelto a manifestar así que ella se quedó tranquila. Santiago le dijo que se alegraba de que se hubiera cerrado ese tema. Sofía le recordó que quedaba el fotógrafo. El le lanzó una mirada que decía ‘descarada’, pero los dos sonrieron y tuvieron un momento de abrazos y ternura mientras Nicolás estaba entretenido con sus juguetes. Lo que le atraía a Sofía es que Antonio no era tan intenso; justamente eso era lo que le encantaba.
Llegó la hora de comer y la familia feliz se sentó a compartir un rato extrañamente agradable. Santiago le preguntó a Sofía que cuándo iniciaba el curso, ella le dijo que al día siguiente en la tarde.
‘Mañana también tiene es el examen Martín, menos mal porque hasta hoy estudia donde esa niña. Voy a recogerlo’.
Sofía estuvo de acuerdo y se quedó alistando el niño para dormir. Después de un rato regresó Santiago. Entró en la habitación y apenas vio a Sofía le dijo:
‘Adivina con quién tuve un encuentro muy particular’.
¿Con quién se encontró Santiago?