A Sofía le temblaron las piernas. Sintió un escalofrío horrible, pero como pudo siguió su camino y se sentó en una de las sillas del frente y empezó a revisar cosas en su computador fingiendo una concentración que no existía en ese momento. Hugo hizo una introducción en donde se presentó, contó parte de su experiencia profesional y después de haber hecho la lista infinita de cargos, grados, posgrados y estudios que había hecho, informó a los participantes que Sofía sería la tutora del curso y que cualquier cosa que necesitaran se dirigieran a ella porque su función era justamente resolver inquietudes. Sin muchos detalles acerca de las funciones y mucho menos sobre su background o experiencia, empezó a dar la primera lección.
Sofía le mandó un mensaje a Santiago contándole lo que había pasado.
‘Estoy un poco preocupada. No me gusta nada el tono de este tipo. Siento que está furioso conmigo y me parece que es esa clase de hombre que no está acostumbrado a ser rechazado. A estas alturas no sé qué es lo que tiene en mente’.
‘No te preocupes Sofi. Todo va a salir bien. Eso es lo que él quiere: desestabilizarte. No entres en su juego. Compórtate como si no te importara lo que te dijo, haz tu trabajo, no pierdas tu compostura, tu sonrisa, y verás que con eso lo desarmas’.
Sofía trató de tranquilizarse después de la respuesta de Santiago. Pensó que tenía razón. Al final qué podía hacerle Hugo, si era él quien tenía más para perder. Se puso a ver cosas en su computador para distraerse mientras él dictaba la conferencia y de pronto le entró un mensaje de Antonio. Había reaccionado a su historia en Instagram. ‘El reto más grande para mi es abrir mi Instagram y rogar que me encuentre una foto tuya para poder ver esos ojos tan lindos. Te va a ir super bien, cualquiera que sea tu reto del día. Cuenta con eso’. A Sofía se le dibujó de manera instantánea una sonrisa y se le iluminaron los ojos. Alzó la cabeza para volver a la realidad y Hugo la estaba mirando fijamente en un modo bastante agresivo. Se sentía muy incómoda. Hugo les pidió a los participantes que realizaran un pequeño ejercicio en diez minutos. Apenas empezaron a escribir, le llegó un mensaje a Sofía, era de Hugo: ‘¿Muy contenta chateando durante el curso? Parece que no buscaste las funciones de un tutor’.
Sofía se paró inmediatamente de la silla y se acercó para hablarle, pero fue interrumpida por un participante que tenía una inquietud con respecto al ejercicio así que no tuvo otra opción que devolverse a su silla. Estaba llegando al límite y pensaba que, si esto estaba pasando el primer día, no quería imaginarse lo que le esperaba durante el resto del curso y no estaba dispuesta a aguantarse esa situación. Pensó que durante el break lo abordaría y le hablaría claro porque se estaba pasando de la raya. Mientras administraba la rabia decidió contestarle a Antonio: ‘Gracias por tu mensaje, me llegó en el mejor momento’.
‘¿Estás bien?’
‘Si. Cosas de trabajo que no dejan de ser estresantes, pero nada grave. ¿Tu cómo estás?’.
‘No vale la pena estresarse por las cosas que pasan en el trabajo. Todo va a estar bien. Yo editando algunas cosas y preparando un material porque tengo unas fotos mañana temprano’.
‘Qué bien. ¿En dónde?’
‘En un estudio que queda muy cerca de ese edificio donde te tomaron esa foto que publicaste en estos días’.
‘En ese edificio queda mi oficina. ¿Vas a estar cerca de acá mañana?’
‘Si. A pocas cuadras hay un estudio donde voy con frecuencia cuando tengo que hacer algunas sesiones’
‘Me encanta tu trabajo. Tiene que ser mucho más divertido de lo que hago yo’.
‘No sé si será más divertido, pero si es muy distinto. Creo que solo una vez en la vida trabajé en una oficina. Obviamente pasé por una agencia de publicidad en algún momento de la vida’.
‘¿Y te gustó?’.
‘Me gustas tú y no. No sirvo para esos ambientes. Necesito libertad para hacer mi trabajo decentemente’.
Sofía no podía cancelar esa sonrisa. La seducía mucho la forma en la que Antonio le coqueteaba, y cada vez lo veía más interesante. La hacía perderse por momentos. Por ejemplo, ya se había visto en una sesión de fotos con él en ese estudio lleno de luces y de todas esas herramientas que usan los fotógrafos profesionales con varias cámaras, recibiendo indicaciones de él. Diciéndole cómo moverse, cómo pararse, para dónde mirar, qué hacer. Encontraba fascinante ese mundo y como ella tenía ese lado artístico, sentía una conexión especial con él.
Su experiencia como modelo terminó en el momento en que Hugo con un tono fuerte y endemoniado llamó su atención: ‘¡Sofía!’. Ella pegó un salto, lo miró enfurecida y él antes de permitirle decir cualquier cosa le pidió que recogiera los ejercicios de los participantes. Así lo hizo. Con mucha dificultad pasó por cada mesa y recogió las hojas y luego se las entregó a Hugo. El continuó como si nada. Sofía no podía esconder la rabia. Regresó a su silla y se limitó a escuchar lo que seguía de la primera parte de la conferencia. No entendía a qué hora se había sentido atraída por un hombre semejante. Si, era un hombre atractivo, pero su forma de ser arruinaba cualquier factor positivo.
Volvió a mirar su celular y le respondió a Antonio. ‘Me pasa igual. Creo que cada vez me aburro más de este ambiente. Me encantaría dedicarme a pintar y ya’.
‘Cuando quieras te ayudo. No como modelo, pero si con consejos de cosas que podrías pintar’.
¡Ufff! ¡Por favor! Bueno, yo también te podría ayudar con tus fotos’.
‘Tú si me podrías ayudar como modelo. De eso no me cabe la menor duda. Serían unas fotos perfectas’.
Sofía sonrió de nuevo. Hizo un screenshot de toda la conversación y se la envió a Santiago. En ese momento Hugo terminó la clase. Les dijo a todos que se veían en 15 minutos para terminar la primera sesión del curso. Todos se pararon, se dirigieron al pasillo donde estaba todo dispuesto para el coffee break. Hugo se quedó viendo algunas cosas en el computador. Margarita se asomó a la puerta, le preguntó con rapidez a Hugo que, si todo iba bien, él le dijo que si y le dijo a Sofía que necesitaba hablar con ella un momento. Sofía se paró inmediatamente, salieron al pasillo, se acercaron para tomarse un café y Margarita le hizo varias preguntas acerca de unos asuntos de trabajo diferentes al curso. Al rato se dieron cuenta que Hugo salió del salón, se tomó un vaso de agua y después se fue para el baño. Sofía quería hablar con él, pero veía la situación complicada porque Margarita seguía preguntándole cosas.
Hugo regresó y llamó a todos para entrar de nuevo al salón. Margarita se despidió de Sofía, y ella un poco frustrada se sentó en su silla esperando a que la segunda y última parte pasara lo más rápido posible. Hugo empezó a hablar y unos minutos después, empezó a hacer algunas pausas, estaba un poco sudoroso, trataba de retomar, pero parecía que tenía algo de dificultad para continuar con el discurso; se empezó a aflojar la corbata. Los participantes se alteraron, Sofía se paró de la silla, le preguntó que si estaba bien. El la miró y en ese momento con la mano derecha tomó con fuerza su brazo izquierdo y seguidamente se cogió el pecho, perdió el equilibrio y cayó al piso inconsciente.
¿Qué le pasó a Hugo? ¿Será algo pasajero?