‘Hola Sofía, tengo pésimas noticias. Hugo falleció’.
‘¿Qué? ¡Ay, Dios mío no lo puedo creer! ¡Pero qué tragedia es ésta! ¡No, qué cosa tan horrible! ¿Cómo están la esposa y la hija?’.
‘Te podrás imaginar. Ya llegaron otros familiares y las están acompañando, pero esto es horrible’.
‘Y qué dijeron los médicos?’.
‘Fue un infarto. Estas cosas a veces pasan y más cuando, como en su caso, hay antecedentes. Su papá murió igual. Un infarto fulminante’.
‘No, Margarita. Esto es espantoso’.
‘No, y pues ahora imagínate el lío. Nos toca suspender el curso y qué chicharrón tan tenaz. Buscar un reemplazo en este momento es casi imposible. En fin, pobre Ana María. Está desconsolada. Bueno, no te quito más tiempo. Trata de descansar. Menos mal es fin de semana así tenemos tiempo para asimilar la cosa. Te mando los datos de la funeraria y de la misa y nos vemos allá’.
Sofía se despidió de Margarita. Estaba en shock, así como Santiago y su mamá. Ninguno lo podía creer. Se fueron para la cocina a comer algo. Hablaron un rato del tema. La mamá de Sofía le preguntó que si quería que se quedara esa noche y ella le dijo que no era necesario, que se podía ir tranquila para su casa. La mamá le encargó que descansara, que tratara de asimilar la situación con entereza por más de que hubiera sido testigo, esas cosas suceden y hay que seguir. Sofía le dijo que si y se despidieron.
Cuando Sofía y Santiago se quedaron solos, ella le dijo a su esposo que extrañamente se sentía un poco más tranquila.
‘Bueno, es que no puedo hacer nada. Lo siento mucho. Creo que lo que me produjo tanta ansiedad fue el hecho de que él hubiera sido tan hostil y eso estaba desatando un tipo de odio hacia él. Es que me estaba empezando a sentir acosada. No me alegro de que le haya pasado esto, ¡jamás! Pero comenzaba a sentir miedo. No sé qué tenía en mente, qué buscaba, en fin…, no hay nada qué hacer. Por otro lado, ¿sabes qué me contó Martín? Que Juliana hablaba como si quisiera que se muriera porque no tenían una relación muy complicada. No quiero imaginar lo que debe sentir esa niña en este momento. Es que quién no tiene problemas con los papás sobre todo en esa etapa, cuando uno quiere salir, ir de fiesta, paseos, salir con los amigos y si los papás no le dan a uno permiso, uno los ve como los enemigos, que no entienden nada. La rabia que se siente no es cualquier cosa’.
‘Bueno, pero esa niña me parece un poco exagerada. Yo sé que todos pasamos por esa etapa y que peleamos con los papás, pero de ahí a quererlos muertos hay un abismo enorme. Se debe estar sintiendo muy mal por haber dicho algo tan fuerte. De todos modos, como dices tú, mi amor, no hay nada qué hacer. Ese señor era un conocido y ya. Lo siento mucho por la familia, pero ni modo, nos toca ir a la misa porque preciso conocí a Ana María, y bueno, el acto de presencia es necesario, pero de acá en adelante, seguiremos haciendo nuestra vida como siempre. ¿mañana no es el cumpleaños de Andrea? Me imagino que vas a ir ¿no?’.
‘Se me había olvidado por completo. Pues no tengo ni cinco de ganas de ir, pero ya se lo prometí y no quiero quedar mal. Y sí, esto es un episodio desagradable, me tocó presenciarlo, pero la vida sigue’.
Santiago le dio un abrazo a Sofía y se fue para su estudio. Sofía se quedó en la cama, cogió su celular y se puso a chismosear. Se acordó de Antonio y se lanzó a mandarle un mensaje. ‘Hola, no te contesté porque pasé por una experiencia de película de terror’.
‘¿Qué te pasó?’.
‘Imagínate que hoy empezábamos un curso de un tema importante y el tipo que daba el curso, que es un experto, en plena clase le dio un infarto y se murió’.
¿Qué??? ¡Wow! ¡Qué heavy! Lo siento mucho. Si te tocó presenciar la escena, me imagino que no fue nada agradable, ¿tu cómo estás?’.
‘Pues tuve un tipo de crisis, pero ya estoy más tranquila. Nunca me había pasado algo así, y sí fue muy fuerte, parece que ya pasé por lo peor, o al menos eso espero’.
‘Pobrecita, te entiendo. Si pudiera, te llevaría a dar una vuelta por el universo para distraerte un rato’.
‘Awww, me encantaría. Fue un día pesado. ¿Una vuelta por el universo como la canción de Cerati?’
‘Exacto. ¿Te gusta? La estoy escuchando’.
‘Me gusta muchísimo’.
‘Más cosas en común. Por qué será que las personas con las que uno hace conexión llegan en momentos equivocados. Si te hubiera conocido antes de que tuvieras esa vida, te hubiera raptado y no te hubiera soltado más’.
‘Mmmm…sabes muy poco de mí’.
‘Lo suficiente para saber que me encantas. Qué tal que te vea un día de estos por la calle, al que le va a dar un infarto va a ser a mí’.
‘¡Ay! No digas eso, por favor. No más infartos’.
‘jajaja… tienes razón, mal chiste. Pero es que de verdad me tienes acá dando vueltas como un pendejo’.
‘Bueno, pero mañana tienes tus fotos. Te estoy quitando tiempo para que prepares tus cosas’.
Antonio le mandó un mensaje de voz a Sofía por primera vez:
‘Para lo único que me tendría que preparar sería para tenerte en frente de mí. Eso me pondría a volar, pero para tomar unas fotos… ¡nah!’.
Sofía botó un suspiro. Su voz era grave, con ese toque rasposo que rozaba lo ronco, como si cada palabra arrastrara el eco de una noche sin sueño. Era el tipo de voz que se sentía más que se escuchaba, que acariciaba la piel antes de llegar al oído, y dejaba una vibración cálida en el pecho, peligrosa e irresistiblemente sexy. Le resultaba desconcertante hallar consuelo en un extraño. A pesar de haber vivido algo intenso con alguien con quien también hubo cierta atracción, intuía que lo que sentía con Antonio era diferente, más profundo, más verdadero. Le encantaba y la seducía incluso mucho más que Hugo.
Llamó a Santiago, le mostró la conversación y le dijo que se quitara la ropa.
¿Será que Santiago y Sofía se dejan llevar de nuevo por el mismo juego?