Todas se quedaron mirando a Sofía muy intrigadas y de pronto otra del grupo exclamó:

‘¡Con mi hermano! Jajaja’.

Todas voltearon a mirar y la que estaba al lado de Andrea dijo:

‘¡No lo puedo creer! ¿Con Antonio?’.

Sofía se quedó de una sola pieza, pero pensó que no podía tratarse del mismo Antonio. Ahora que caía en cuenta, no sabía ni siquiera el apellido de su nuevo enamorado. El perfil de Instagram no incluía su nombre y ella no le había preguntado aún por el apellido. Sofía tomó su cocktail y se tomó un sorbo considerable de los nervios, pero dejó que fuera Andrea la que contara con detalles de quién se trataba. Así que su amiga continuó con el relato:

‘Pues si, mijas. Se trata de Antonio. Cualquier cosa mi iba a imaginar menos que terminara saliendo con el hermano de mi amiga Valentina, pero pasó sin querer queriendo. Yo necesitaba unas fotos urgentes para una campaña que íbamos a proponer en mi oficina, me puse como loca a buscar quién me hiciera esas fotos y de pronto me acordé de él. Llamé a Valentina a pedirle los datos, lo llamé, me dijo que claro, nos encontramos para tomar las fotos y desde ahí empezamos a hablar y bueno, esta semana fuimos a comer una noche y la cosa parece que tomó otro rumbo. Para las que no saben, Valentina y yo nos conocemos desde chiquitas; éramos vecinas, en consecuencia, lo conozco a él también, solo que es mucho más grande que nosotras. Me fui por las preferencias de Sofía, que es a la que le gustan los hombres mayorcitos. En realidad, a mi Antonio siempre me había parecido churro, pero nunca se me había pasado por la mente nada con él. Cuando nos reencontramos me quedé aterrada. Hacía mucho rato que no lo veía y está super bonito. Es un hombre interesante, inteligente, divertido, bueno, vamos a ver qué pasa’.

‘Imagínense eso! ¿Cuándo en la vida iba a pensar que mi amiguita de infancia terminaría siendo mi cuñada? Ahora, yo le he dicho a Andrea que vaya con calma. Antonio es un artista y si no se ha casado, es porque tiene su neurosis. El vive solo desde hace muchos años, no está muy acostumbrado a compartir. Sinceramente yo lo vi una vez enamorado y fue de una modelo divina con la que duró muchos años. Ella le fue infiel y Antonio casi que no se puede reponer de eso. Se fue un tiempo a vivir fuera del país, estuvo viajando mucho, y le costó demasiado volver y recomenzar. En un momento, pensamos que no iba a regresar a Colombia. Regresó, y bueno, a él le va muy bien, y poco a poco se fue estabilizando de nuevo, compró un apartamento divino, pero desde que vive ahí se concentró en el trabajo y nunca más le volvimos a conocer novias ni nada. Cuando Andrea me contó que estaban hablando, me sorprendí mucho, pero me alegra. Ojalá las cosas vayan bien, pero toca con calma porque siento que todo se volvió muy incierto con mi pobre hermanito’.

Sofía no podía pronunciar una sola palabra. Era un fotógrafo, sin embargo, todavía existía una remota posibilidad de que no fuera el mismo. No se atrevía a preguntar nada, no entendía por qué, pero se sentía culpable. Afortunadamente una de las invitadas le ayudó con la duda:

‘Un momento, pero ¿estamos hablando de Antonio Morelli? ¿El fotógrafo super famoso? ¿Él es tu hermano?’

Sofía las miraba a todas y le volvió el alma al cuerpo. Pensó que su Antonio no era famoso, así que esperó con paciencia la respuesta de Andrea o de Valentina, la hermana.

‘Si señora, el mismo. A ver, les muestro una foto’.

Sofía tomó su celular, buscó una foto y empezó a rotarla para que todas vieran a su nuevo enamorado. Tan pronto Sofía lo vio quedó pálida. No podía creer que se tratara del mismo. ‘Pero ¿quién es este tipo? ¿Cómo así que famoso? Yo nunca en mi vida lo había oído nombrar’ – se preguntaba mentalmente mientras terminaba de asimilar la noticia y de pronto alcanzó a decir algo:

‘La verdad, yo no lo conocía, no tenía ni idea de que fuera un fotógrafo famoso’.

‘jajaja Claro Sofi. Es que tu estás en un sector demasiado lejano al mundo artístico. Pero, sí, él es uno de los fotógrafos más reconocidos y lo buscan mucho. Es excelente. Ya me prometió que me va a hacer unas fotos. ¿Se imaginan? ¿Yo como una modelo profesional? Jajaja’.

Sofía sintió un escalofrío que le atravesó el cuerpo entero. De una extraña manera sintió celos. Pensaba que era ella la modelo. Creyó que ella era la única con la que él hablaba y le decía cosas tan bonitas. Le dio rabia, pero entendió que no estaba en la posición de exigir nada. Ella estaba casada, entre sus planes no estaba tener nada con él y no tenía por qué esperar nada de él. Por otro lado, Andrea era su amiga. Se sentía feliz por ella, pero si al mismo tiempo estaba coqueteando con ella, no era un hombre muy confiable, sin embargo, no podía contarle nada. Estaba atrapada.

Justo cuando estaba haciendo esas reflexiones, le llegó un mensaje del protagonista de la conversación del grupo de mujeres.

‘Hola, quería preguntarte cómo estás, si ya estás mejor después de lo que te pasó en la oficina. Un beso donde quiera que estés’.

Sofía leyó el mensaje y en ese momento su amiga Andrea les dijo a todas que se hicieran una selfie. Se tomaron la foto y ella inmediatamente la publicó en las historias de Instagram y las taggeó a todas, incluida Sofía. Todas empezaron a repostear la historia, Sofía sabía que Antonio la iba a ver y no estaba segura, pero pensó que era una buena idea, quería saber cuál iba a ser la reacción de su enamorado. La reposteó.

Siguieron hablando, comiendo, brindando y pocos minutos después, le llegó otro mensaje de Antonio:

‘El mundo es más pequeño de lo que imaginamos, y a veces los hilos invisibles que nos conectan se cruzan de formas tan improbables que parecen obra del destino. A este punto, sabrás que salgo con Andrea. Así es. Quedé plop’.

Sofía sonrió, en medio de todo, le pareció divertido el mensaje de Antonio, sobre todo, porque no se puso con explicaciones no pedidas, ni con silencios. Fue al grano y dijo la verdad y se reconfirmaba el hecho de que le encantaba. No podía hacerle ningún reclamo a no ser que fuera en un modo jocoso. Ella le contestó.

‘Tal cual. “Parece que no soy la única modelo potencial para tus fotos”, escribió ella. Sin signos, sin adornos. Suficiente filo para provocar, pero no tanto como para admitir que le dolía.

Él no tardó en responder.

‘Entonces no lo neguemos más. No eres la única, pero sí la que me desarma. La que no debería tocar, pero me desvela. Hagamos una locura —una sola— sin nombres, sin promesas… solo ese instante que ambos fingimos no necesitar’.

Ella leyó la frase como si fuera un disparo contenido. Porque sí lo deseaba. Apoyó el celular en la mesa. Lo volvió a coger cinco minutos después.

‘Una sola vez puede ser suficiente… o puede no alcanzarnos nunca. ¿Estás seguro de lo que estás proponiendo?’.

‘No. Pero a estas alturas, prefiero arrepentirme de haberte tocado que de haberte dejado ir.’

Ella lo miró desde la distancia de la pantalla, pero podía sentirlo cerca. Podía imaginar sus dedos en su cintura, la forma en que la miraría por el lente, sabiendo más de su alma que de su piel.
No era amor obviamente. Era algo peor: era todo lo que le faltaba.

¿Será que Sofía va a caer y va a romper la promesa que le hizo a Santiago?