Sofía abrió los ojos, sin embargo, en ese momento Ana María se acercó a Margarita. Cuando se giró vio a Santiago y lo saludó a él y a Martín. Margarita le presentó a Sofía. Ana María le dio la mano y le dijo en voz baja: ‘Tenía muchas ganas de conocerte Sofía. Qué lástima que sea en estas circunstancias. Si no es un problema para ti, me gustaría que habláramos en los próximos días, al final fuiste tú una de las que vio por última vez a Hugo antes de morir’. Sofía le dio las condolencias y le dijo que claro, que estaba a su disposición. Ana María le apretó la mano y le agradeció por acompañarlas en ese momento tan difícil.

Sofía perdió de vista a Margarita y la misa comenzó. Martín fue a sentarse al lado de Juliana y de Manuela. Transcurrió la celebración litúrgica en plena normalidad. Cuando terminó, todos los asistentes salieron de la iglesia. Santiago y Sofía estaban esperando a Martín y de pronto llegó Margarita de nuevo. Sofía apenas la vio se le acercó y le dijo:

‘Margarita, cuéntame qué fue lo que encontró la señora del aseo, me dejaste intrigada toda la misa’.

‘¡Ah! ¡Cierto! Pues yo la había llamado temprano para que revisara las basuras y los baños con mucha atención. Encontró una USB, una botellita de esas pequeñas de vodka metida en una bolsa de papel y dizque un empaque con una etiqueta que decía ‘Los brownies de Manu’ o algo así’.

‘¡Ah si! Esos son los brownies que hace la compañerita de Martin y de Juliana. Nos había mandado a todos el día anterior; de hecho, Santiago y yo desayunamos ese día con brownies. No sabía que a Hugo le gustaban. ¿Mejor dicho, fue y se empacó uno en el baño? Tan chistoso. ¿Pero la USB qué tendrá? ¿Y una botella de trago? ¿Será que tenía problemas de alcohol?’

‘Ah! Esos son los famosos brownies de la amiguita. Ana María me había contado que a Hugo le encantaban. No, pues la USB ni idea, pero imagínate esa botella de vodka. Yo no tenía ni idea que este hombre tenía sus líos con el trago. No he tenido tiempo de contarle nada a ella, además porque no me parece el momento. Se lo diré mañana’.

‘¿Será que fue el trago? ¿Será que lo mezcló con algo más? Si todo fue tan rápido me imagino que no le hicieron autopsia, ¿no?’.

‘Pues si tenía esos secretos de andar tomando trago en mini botellas, nada raro que lo mezcle con algo más. Hasta donde sé creo que no le hicieron autopsia. Es que, con ese antecedente de su papá, les pareció muy normal que le diera un infarto’.

‘No, ¡qué historia! Pues a estas alturas, te digo con sinceridad que no creo que haya que ponerle mucho misterio. Efectivamente fue un infarto. Si se lo ocasionó el trago o algo más, ya no es que cambie las cosas. Tampoco creo que ella esté muy interesada en indagar. ¿Es que para qué?’.

‘Lo mismo pienso yo. Era claro que Hugo no era un santo. Eso Ana María siempre lo supo y así se lo aguantó no sé ni por qué. Ella con eso ha sido super reservada y tú sabes que esas cosas hay que respetarlas. Yo siempre escuché rumores de Hugo, pero cerré lo ojos y me tapé los oídos porque no era mi marido, y si Ana María permaneció a su lado, y, sobre todo, nunca quiso hablar abiertamente del tema, pues no hay otra alternativa que estar pendiente de la amiga, pero uno llega hasta donde puede. Bueno, yo me voy a acompañarla a la cremación. Si quieres ir mañana a la oficina vemos qué había en esa USB. La señora de la limpieza me contó que la encontró apoyada en uno de los lavamanos’.

‘Si, yo mañana voy a la oficina y lo vemos juntas. Que te vaya bien Margarita. Nosotros no vamos a la cremación. Mi mamá está con el niño en la casa y no la puedo dejar ahí toda la tarde. Muchos saludos a Ana María y a Juliana’.

Sofía se despidió de Margarita y se fue a reunirse con Santiago y Martín. Les dijo que ya se podían ir. Padre e hijo estuvieron de acuerdo. Santiago le preguntó a Martín que, si lo llevaba a su casa o que, si quería venir con ellos, que podían recoger a Nico y a la mamá de Sofía para comer un helado o dar una vuelta. Martín dijo que si, así que eso hicieron. El clima entre los esposos seguía un poco tenso, pero poco a poco iban recuperando la conversación. Después de recoger al niño y a la mamá de Sofía se fueron para un parque, comieron helado, jugaron con Nicolás y terminaron de pasar una tarde medianamente normal, teniendo en cuenta las circunstancias.

Santiago le preguntó a Martín cómo estaba Juliana.

‘Pues a veces la veo muy triste, y otras veces la veo tranquila. No sé. Ella tenía una relación pésima con el papá. Me dijo que lo que le gustaba era que ahora iba a poder hacer por fin su hábitat en la casa; está super emocionada por eso’.

‘Bueno, pues cada quien vive sus duelos de una manera muy personal. Puede que tuviera una mala relación con el papá, pero eso a la larga, le dejará una huella. Ojalá lo elabore bien para que más adelante no le queden remordimientos o traumas. Esas cosas con los papás son delicadas y hay que trabajar en ellas’.

‘Hay relaciones que simplemente no funcionan – dijo Sofía -. Nos han metido en la cabeza que a los papás hay que honrarlos, que hay que quererlos, que hay que, que hay que, y qué pena, pero también hay padres que no cumplen su rol como debe ser. Esa cosa de estar exigiéndoles a los hijos una devoción enceguecida como si se tratara de una real obligación y no. Las relaciones se construyen en ambas vías y mucho más la de padres e hijos. Son quienes trajeron al mundo a sus hijos y es su responsabilidad crear vínculos sanos. Si Juliana no tenía una buena relación con su papá por algo sería y tampoco hay que hacerla sentir culpable de no haber tenido un lazo de amor infinito si él tampoco se preocupó porque fuera así. Para ella tal vez no ha sido fácil ver a su mamá sufrir en silencio o qué vamos a saber, de pronto hasta ella fue testigo de cosas que a lo mejor no hubiera querido ver. En fin, detrás de lo que vemos hay un submundo que desconocemos’.

‘Exacto – dijo Martín -. Ese señor era una joyita y de verdad, era muy injusto con Juliana. Para ella todo era un problema. Salir, ir a estudiar donde sus compañeros, tener novio o novia, mejor dicho, era un drama y él era medio grosero con ella, sumado a todas las amantes que tuvo. El era una mala persona’.

Santiago miró de reojo a Sofía. Le dio mucha rabia que lo confrontara delante de Martín. La mamá de Sofía cambió el tema y hasta ahí llegó la discusión. Ya empezaba a caer el sol así que decidieron irse. Dejaron a la mamá y a Martín en sus respectivas casas y Santiago y Sofía siguieron su camino sin dirigirse la palabra. Ella sabía que él estaba incómodo por el comentario que había hecho, pero no le importó. Llegaron a la casa y cada uno se puso a hacer cosas diferentes. A Sofía le entró un mensaje de Antonio: ‘Me dejaste esperando una respuesta muy importante. Espero que esté todo bien. Te mando un beso’.

Sofía ignoró temporalmente el mensaje. En ese momento no tenía ganas de responderle nada y menos cuando a los pocos minutos recibió una llamada de su amiga Andrea. Se saludaron y Andrea inmediatamente empezó a disparar cosas:

‘Sofiiiii, te tengo que contar. Hoy fui a almorzar a la casa de Antonio. Cocinó él. Es un divino. Si vieras la casa, es de locos. No sé, pero me tiene encantada este hombre. Se porta super conmigo, es tierno, y es tremendo polvazo. Noooooo, es que no tiene presa mala. Lo tienes que conocer. Por eso te llamo. ¿Cuándo tienes tiempo esta semana para que vayamos a comer los cuatro con Santiago?

¿Será que Sofía va a poder escaparse de esa invitación o le va a tocar aceptar?