Santiago quedó desconcertado. Hubo un silencio. Sofía lo miraba esperando alguna reacción, sin embargo, él estaba sin palabras. Se paró de la cama y se fue para el baño. Pasaron algunos minutos y regresó.

‘¿En serio a ti te parece normal esto que me acabas de contar?’

‘No. Sé que no es normal, pero prefiero ser sincera contigo. La verdad estaba muy preocupada; no sabía qué me estaba pasando. Era como si el deseo hubiera desaparecido totalmente; no tenía ganas de nada y eso me tenía frustrada. Pero cuando sentí estas cosas por este señor, fue como si todo hubiera regresado a su lugar. Fueron buenas noticias. Claro, me preguntaba una y otra vez por qué contigo no sentí lo mismo, sin embargo, fíjate lo que acaba de pasar. Me encendió tanto que acabamos de tener el mejor sexo en años. ¿No te parece mejor que sea honesta y te cuente? ¿O es que prefieres que te mienta o te sea infiel? Piénsalo, Santi, esto tal vez puede ir a favor de nuestra relación’.

‘Sofía, es que te escucho y te desconozco. Nunca te había visto en ese papel. No se me hubiera pasado jamás por la mente que te pusieras a coquetear con extraños. ¿Entiendes que para mí no es fácil asimilar esto? ¿O es que si fuera al contrario tú te sentirías tranquila?’

‘Lo entiendo perfectamente, y no. No sería fácil de asimilar. Pero si algo así fuera necesario para rescatar nuestra relación, tal vez estaría dispuesta a aguantarlo. Ahora, yo no pretendo serte infiel, simplemente, creo que algo de coquetería externa, el hecho de sentirme deseada por un desconocido, no sé, me excita, me gusta y puede ayudarnos.’

‘No, es que de verdad te escucho y no sé qué pensar. ¿Tu? La mujer de la familia conservadora que nunca salió de su ciudad y ahora, ¿en qué te convertiste? ¿Deseada por un desconocido? ¿Es que no te has dado cuenta de cómo son los hombres? Pasa por delante de una obra de construcción y verás cuántos desconocidos no solo te van a desear, si no que te lo van a gritar en la cara. ¿Eso también te excita?’.

‘Santiago, yo te entiendo, pero sabes que no es la misma cosa. Y si, viví toda mi vida en una ciudad pequeña, fui criada por una familia muy conservadora, ¿y qué? Me desperté, me espabilé, me sacudí. Me están pasando cosas. Es que los seres humanos no somos estáticos. He tratado de explicarte que el embarazo me arrastró a otro lugar de lo que parece que también es mi vida. No soy solo eso Santiago. No soy solo la niña criada para casarse, tener una familia y ser perfecta. También soy muchas cosas más, como tú, como todos’.

‘Yo necesito digerir esto. Espero que entiendas que una bomba de estas podría ser una granada en un matrimonio, tan grave podría ser el impacto, que hasta lo podría acabar. Sé que no has hecho nada, si, estás siendo sincera conmigo, pero, de todos modos, es una situación muy rara y en este momento no quiero seguir hablando de esto. Necesito dormir, mañana voy a tener un día largo en la oficina y te aviso: Martín viene mañana por la tarde. Va a usar mi computador porque no sé qué le pasa al de él y necesita hacer un trabajo para la universidad’.

‘Está perfecto. Lo único que te pido es que por favor le digas que no vuelva a entrar bichos a esta casa. La vez pasada llegó con una cucaracha o no sé qué porquería adentro de un tapper. Me dijo que lo había cogido en el parque de acá y pues no me parece. Ahora con Nicolás acá no quiero animales, ni bichos raros que puedan traer enfermedades’.

‘Ok. Le digo. Hasta mañana’.

Santiago apagó la luz de la lámpara de su mesa de noche, se dio la vuelta y cerró los ojos. Sofía quedó pensativa. Sintió que a lo mejor no había sido buena idea haberle contado toda la verdad a Santiago, pero había algo en el fondo que le confirmaba que había hecho lo mejor. No soportaba la idea de la traición y por más duro que fuera el hecho de afrontar que otros hombres le coquetean y que ella puede sucumbir a una atracción, prefería mil veces ser honesta con su esposo. Ella lo amaba. Muchas veces había pensado que le faltaba algo de picante, pero era un buen hombre y ya habían pasado por muchas situaciones.

Martín era el hijo del primer matrimonio de Santiago. Ella lo conoció cuando tenía 11 años y la adaptación no había sido fácil. La relación con la ex de su esposo fue un poco agobiante y cuando se enteró de que Santiago había decidido casarse, esa mujer casi enloquece. Empezó a hacerle la vida a cuadritos, y lo de siempre. Ponía a Martín en la mitad para justificar su inconformidad. Todo lo criticaba; empezó a exigirle mucho más dinero y las discusiones eran permanentes. Martín estudiaba Ecología, era un amante de los seres vivos, de los animales exóticos, de las plantas, y adoraba su carrera. En la casa de su mamá había construido un hábitat para todas las especies que más le interesaban. Desde caracoles, hasta ranas, pasando por gusanos y cuanto animal encontrara en los libros y expediciones que hacía con mucha frecuencia con sus compañeros de universidad.

Sofía había batallado para tener una buena relación con Martín. A su favor, tenía un carácter dulce, era una mujer tranquila, que prefería evitar las discusiones y cuando había momentos de enfado o desacuerdo, trataba por todos los medios de conciliar y de encontrar alguna salida. Martín estaba un poco contaminado por todo lo que su mamá le decía en una época. Solo fue hasta que él mismo fue descubriendo que Sofía no era como la pintaba su familia materna, que bajó la guardia y las cosas se suavizaron mucho. En un período estuvo viviendo con ellos, pues su mamá decidió irse a vivir con su novio y mientras hacían algunos arreglos en la nueva casa, Martín se fue a vivir con Sofía y su papá. Fueron unos meses en los que él se apegó mucho a Sofía; hacían muchas cosas juntos, salían. En ese tiempo todavía no tenían a Nicolás, entonces el centro de atención era Martin y a él le gustaba sentirse así. Ese lapso fortaleció los lazos entre ellos y se acercaron mucho.

Sin embargo, fueron muchos los momentos en los que Sofía pensaba que iba a tener que tirar la toalla porque la situación con la ex de Santiago fue insoportable. Afortunadamente con el tiempo las cosas mejoraron, la señora se calmó, Martín regresó a vivir con su mamá, entró a la universidad, Sofía y Santiago tuvieron a Nicolás y aparentemente todo dio un giro en positivo.

Al día siguiente, Santiago madrugó, se alistó, a duras penas le dirigió la palabra a Sofía, ni siquiera desayunó, se despidió de Nicolás, a ella le dijo un ‘Chao’ bastante frío y se fue. Ella se quedó desolada en la casa, sin embargo, no tenía mucho tiempo para pensar. Debía alistar al niño, llevarlo al jardín y devolverse a su casa para empezar su día laboral. Sofía trabajaba remoto. A veces le gustaba, otras no tanto. Santiago le había adecuado un estudio muy cómodo para ella y él también tenía su espacio, sin embargo, ella decía que le hacía falta salir. De vez en cuando se iba para un café o usaba las áreas comunes de su edificio en donde había varias salas y oficinas para trabajar cómodamente. Según el humor, iba cambiando de lugar. Ese día sabía que debía quedarse porque Martín venía a trabajar en el computador del papá.

Pasó la mañana sin mucha novedad, a parte de la indiferencia total de Santiago. Sofía había estado muy ocupada trabajando y no tuvo tanto tiempo para pensar en eso. Después del medio día llegó Martin. Sofía le abrió la puerta de la entrada y se devolvió corriendo a su estudio pues estaba mandando un correo. Cuando entró desde la puerta le gritó: ‘¡Hola Sofi! ¡Adivina qué te traje!’ Sofía le contestó inmediatamente: ‘Espero que tu papá te haya dicho que no quiero bichos en esta casa. Si trajiste una cucaracha, me va a tocar botártela, Martín’.

‘Tranquila, tranquila…jajaja…mi papá me dijo que ya no recibes a mis amigos en esta casa y lo entendí. Te traje un brownie. Se lo compré a mi amiga Manuela que ahora vende en la U. ¡Son deliciosos!

Sofía le agradeció a Martin, se paró le dio un abrazo y un beso y se disculpó por pensar que se trataba de un insecto o algo por el estilo. Le preguntó qué había pasado con su computador. Martín le dijo que no sabía, pero que no prendía y que tenía que entregar un trabajo. Sofía le dijo que se acomodara, le recordó que estaba en su casa, le preguntó que si había almorzado. Las clásicas cosas de una madrastra buena onda. Martín se fue para la oficina de su papá y allá se sentó a hacer su trabajo.

Sofía siguió concentrada en su trabajo. De repente le llegó un mensaje de Hugo, el conferencista.

‘Hola querida, no sé si te interrumpo, pero es lo mínimo después de que tú has interrumpido todo mi día porque no te puedo sacar de mi cabeza’.

Sofía sintió el corrientazo. Ese mismo que la había atravesado el día anterior de pies a cabeza. No sabía qué era lo que tenía ese hombre que le producía semejantes sensaciones. Sin querer y queriendo, se encendió una conversación al punto que Sofía ya estaba casi bajándose los pantalones. Se acordó que Martín estaba en la casa y se incorporó. El último mensaje de Hugo decía: ‘Es que si te tuviera al frente te arrancaba toda la ropa y te comía como nadie lo ha hecho en tu vida’.

Sofía se arriesgó de nuevo. Le mandó ese último mensaje a Santiago y le dijo: ‘Tengo ganas de que me comas urgentemente. Por favor no te demores’.

¿Qué va a hacer Santiago? ¿Será que se le fue la mano a Sofía?