Sofía pegó un brinco y quedó paralizada con la pregunta de Martín.

‘¡Ay, Dios mío! Casi me matas del susto. ¿De qué estás hablando? ¿Cuál USB?’

‘Sofi, te vi cuando la cogiste. Sé que esa memoria era de Hugo porque Juliana me contó que Ana María la tenía encima del escritorio y se la había dado diciéndole que tal vez a ella le iba a servir. Juliana la recibió, ni ha mirado qué hay. ¿Has visto cuántas USB estaban ahí encima? Todas son de ella. No sabe ni dónde guarda los archivos. Pero quiero saber por qué la cogiste’.

‘Bueno, sí, la cogí. En realidad, lo hice para proteger a Juliana. No sé por qué Ana María se la dio; ahí hay una información delicada que dejó Hugo. Ya Juliana tenía una relación difícil con su papá como para que ahora se venga a enterar de ciertos comportamientos un poco fuera de lo legal. Por favor no le vayas a decir nada a ella’.

‘No le voy a decir nada. Ella seguro pensará que la perdió porque así se la pasa, botando cosas, pero tú tampoco te metas en cosas raras, Sofi. Si necesitas algo relacionado con esos archivos dime, yo te puedo ayudar y a estas alturas, nada me escandaliza’.

En ese momento Juliana llamó a Martín desde abajo diciéndole que se apurara porque iban a llegar tarde. Martín le dio un beso a Sofía y se fue. Se despidieron y salió corriendo a buscar la USB en el cajón, la sacó y la puso en su computador. Pudo acceder, pero no había nada. Solo el archivo que permanecía con clave. La sacó y volvió a guardarla. Había algo que no la dejaba en paz con ese tema y pensó que tendría que buscar a alguien para abrir ese archivo, y no podía ser Martín.

Llamó a Santiago y le contó lo que había pasado.

‘Sofía, te desconozco. No entiendo por qué te obsesionaste con eso. ¿Qué puede haber en ese archivo que amenace tu existencia? Devuélvele esa USB a Juliana y olvídate del tema’.

‘Claro, para ti es fácil, pero si ahí están las conversaciones conmigo, yo no podría darle la cara a Martín. Me daría mucha vergüenza. No quiero que él me vea de una forma extraña’.

‘Claro, eso es lo que te turba. Perder tu imagen de niña buena, pensar que no le agradas a todo el que se te acerca’.

‘Martín no es cualquier persona, es tu hijo y es parte de nuestra familia. Yo lo quiero mucho y no soportaría enlodar la imagen que tengo frente a él. No quiero desilusionarlo’.

‘Eso prácticamente es imposible, Sofía. Martín se muere por ti. Te adora y no creo que haya nada que lo haga cambiar de opinión. Creo que de ahí parte la rabia de Isabel hacia ti. Nunca ha soportado que él sea tan especial contigo. En fin, no tengo tiempo para esto ahora. Haz lo que quieras con esa USB. Te recuerdo que esta noche tengo el partido de futbol con mis amigos de siempre para que no te vayas a empelicular’.

‘Se me había olvidado. Menos mal me dijiste. Ok. Nos vemos más tarde’.

El día continuó con su ritmo de siempre. Sofía tuvo algunas reuniones y terminó su jornada laboral sin mayores novedades. A excepción de un mensaje que recibió de Antonio:

‘Hola, creo que me pasé. Lo sé. No debí haberte dicho lo de la canción ni lo de soñarme contigo. Me desubiqué. Quería que lo supieras antes de verte mañana. Perdón’.

Sofía se quedó mirando la pantalla, sin saber si sentir alivio o rabia. En el fondo, una parte de ella agradecía esa retirada elegante. Pero otra… otra se sentía aún más confundida. Estaba pensando en contestarle algo, sin embargo, le entró una llamada de su mamá y se le pasó el tiempo en eso, atendiendo el niño, comiendo, alistando las cosas para el día siguiente y cuando se dio cuenta, ya estaba en la cama. Santiago llegó tarde. Apenas entró a la habitación le preguntó cómo le había ido; sin mucho detalle le dijo que bien y entró derecho al baño para darse una ducha. Sofía no notó nada extraño, pues esa era la rutina cada vez que iba a jugar futbol con los amigos. Se quedó profunda.

Al día siguiente, se despertaron, hablaron del más y del menos. Sofía le dijo a Santiago que su mamá vendría por la tarde para cuidar a Nicolás y que ella iba a ir a la peluquería. El no comentó nada extraordinario. Quedaron en que él volvería a la casa temprano para cambiarse e irse juntos para la comida donde Ana María. En medio de toda la actividad, Sofía olvidó mandarle el último mensaje de Antonio a Santiago. Cuando se dio cuenta pensó que lo mejor era cortar ese asunto de raíz. Ya no estaba teniendo el efecto que buscaba. Al revés, parecía que se estaba alejando de Santiago y las cosas de repente cambiaban de color. Así que decidió mandarle un mensaje:

‘Hola. No te preocupes, no hiciste nada malo. La canción me encanta, pero si tengo que decirte que ya no me siento a gusto con esta situación. No sé cómo están las cosas entre Andrea y tú, pero ella es mi amiga. No me siento bien mandándome estos mensajes contigo sabiendo que están saliendo. No es justo. Al final, no creo que sea una cosa muy importante para ti porque me imagino que debes tener una fila de mujeres esperando tus mensajes, así que una más, una menos, no hará una gran diferencia. Quiero estar tranquila esta noche en esa comida, así que te invito a que nos comportemos de acuerdo con la ocasión y cerremos este capítulo’.

‘Hola. No quiero convencerte de nada, ni poner en duda lo que sientes. Pero sí quiero que sepas algo: no es un juego, ni una distracción. Hay algo en ti que me desordena la cabeza, que me despierta… y no tiene nada que ver con una lista de mujeres ni con comparaciones absurdas. Es algo único, incómodo incluso, porque no estaba en mis planes. Entiendo que quieras tomar distancia, lo respeto. Pero no voy a fingir que no me pasa nada cada vez que te leo, que te escucho, o simplemente te pienso, ni hablar de cuando te tuve cerca. Esta noche me comportaré como corresponde, claro. Pero no confundas el silencio con indiferencia. Solo será respeto. Porque, aunque quieras cerrar este capítulo, para mí sería imposible no leerlo una y otra vez. Te mando un beso’.

Decidió dejarlo así y le mandó ese par de mensajes a Santiago. Unos minutos después él le contestó: – Ok. Si era lo querías, para mi está bien, aunque parece que para él no tanto -.

A Sofía no le gustaba el tono de Santiago, pero decidió ignorarlo y siguió su día como siempre. Al rato llegó Martín; se fue para el estudio de su papá a trabajar en su computador. Sofía lo siguió y le preguntó que si se iba con ellos para la comida y él le respondió que sí. Un par de horas después llegó la mamá de Sofía. Hablaron un rato, le dijo que se iba a cambiar para irse para la peluquería, se despidieron y la mamá se fue a recoger a Nicolás al jardín.

En ese momento recibió una llamada de Andrea. Sofía le contestó.

‘Hola Sofi, ¿cómo vas? ¿Emocionada como yo por la comida de esta noche? – le dijo Andrea con un tono irónico.

Sofía soltó una carcajada.

‘No es que me esté muriendo de ganas, si pudiera evitar esa comida, lo haría feliz. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo van las cosas con Antonio?’

‘Pues ni sé… bien, pero lo llamé hace poco para coordinar lo de esta noche y estaba medio antipático. Como serio. Le dije que si le había pasado algo y me dijo que se le había caído un negocio, y pues hice lo que uno en teoría debe hacer y decir: – No te preocupes, seguro te va a salir algo mejor -, y toda esa cantidad de estupideces, y él me cortó. Me dijo que estaba un poco embolatado y que me llamaba cuando fuera a salir por mi para ir a la comida’.

Sofía pensó – ¿seré yo el negocio? -. Después de sus malos pensamientos le dijo a Andrea que no se preocupara y que entendiera que todos teníamos días complicados y que no valía la pena crear una historia de algo de lo que ni siquiera estaba segura. Andrea le dio la razón. Sofía le dijo que estaba saliendo para la peluquería y que se veían más tarde.

Colgó la llamada con Andrea y se fue para su habitación a buscar un set de pantalón y chaqueta tipo sudadera porque quería irse cómoda. No encontraba el hoodie que quería; revolcó todo el closet, y pensó que tal vez podía estar en la zona de lavandería. Se fue para allá y buscando, vio en el piso el maletín que Santiago llevaba para jugar futbol con sus amigos. Normalmente lo dejaba ahí y la empleada le lavaba la ropa. Sintió curiosidad y decidió abrirlo. Se quedó estupefacta con lo que encontró.

¿Qué fue lo que vio Sofía en ese maletín?