Sofía pasó saliva y quedó paralizada. Andrea continuó:’Yo creo que debe ser Ana María. La hermana no sabe quién es. Me dijo que creía que una vez le había dicho el nombre, pero se le olvidó. Le dije que si le sonaba Ana María y me dijo que no estaba segura. Pero yo tengo metido en la cabeza que es ella. No termino de comerme el cuento de esa vieja como tan querida, tan bien puesta, tan perfectica’.’Andre, más allá de que sea Ana María o Pepita, ¿tú qué haces ahí? ¿Para qué te sigues ilusionando con un tipo que evidentemente es bastante inestable? Tú quieres otras cosas en este momento y como se está dando el panorama, los dos van en distintas direcciones’.’Pero es que cuando está conmigo se porta divino. Yo sé que tienes razón. Lo peor es que la hermana me dijo que dizque esa vieja le encantaba”Le encanta porque no la puede tener. Así son esos tipos. Se les convierte en un reto y a toda costa quisieran demostrar que son irresistibles para cualquier mujer’.’Bueno, pero en esa línea, Ana María está disponible. Pues acaba de perder su marido, pero, en teoría, está libre. No sé, me hiciste pensar ¿Qué tal que sea otra?’.Sofía se dio cuenta del error que había cometido. Le había sembrado la duda.’Andre, ella acaba de enviudar. Es una mujer que tiene una hija grande. Bueno, no sé. Mejor dicho, estamos especulando demasiado y el punto es justamente ese. Que estemos acá tratando de desenmarañar una historia del tipo con el que estás saliendo. En eso es en lo que debes pensar. Cuando uno está con alguien no tiene por qué estar preguntándose cosas, dudando o estresándose, menos cuando están empezando, que es la mejor etapa. Piénsalo y vamos otra vez para la sala’.El par de amigas se unieron de nuevo al grupo. El ambiente estaba tranquilo. Ana María hablaba del proyecto que iba a empezar. Contaba que iba a aprovechar la construcción del hábitat de Ana María para hacer algunas reformas en su casa y que a lo mejor les iba a tocar buscar un lugar temporal para donde irse porque era impensable aguantarse una obra. ‘Mmm…pues mira, mi hermana tiene un apartamento desocupado muy cerca de acá. Si quieres, te pongo en contacto con ella. De pronto pueden llegar a un acuerdo’ – le dijo Antonio con un tono amable -.Ana María acogió con mucho entusiasmo la idea y le dijo que claro, que le intereaba mucho. Sobre todo, el hecho de que quedara cerca era ideal. Antonio le pasó el contacto delante de todos. Andrea miró de reojo a Sofía. ‘Así que voy a conocer a tu cuñada, Andrea…¿ya la conociste?’ – le preguntó Ana María a Andrea con una risita particular -.’Claro que conozco a Maria José. Nos conocemos desde hace muchísimos años, en parte por eso estoy acá sentada al lado de Antonio’ – le respondió determinada Andrea.Ana María agregó simplemente un ‘Qué bien’ y los invitó a todos a pasar a la mesa. Sofía se sentó en medio de Andrea y Santiago. Antonio estaba en el lado opuesto al frente de su novia. Seguían Juliana, Martín y Ana María estaba en la cabecera de la mesa. Apenas les sirvieron las entradas, Ana María rompió el hielo diciendo que nunca se hubiera imaginado que estaría haciendo tantos planes de una forma tan intempestiva.’Definitivamente a uno la vida le puede cambiar de un día para otro’ – agregó -.Santiago, sin levantar mucho la voz, soltó:’Sobre todo cuando uno cree que lo tiene todo bajo control’.Antonio levantó la mirada hacia él con una media sonrisa.’El control es una ilusión, ¿no? Pero hay quienes se sienten cómodos con eso… con aparentarlo, al menos’.Santiago se limpió la comisura de la boca con la servilleta.’Sí. Algunos necesitan parecer estables para no enfrentar lo que realmente son. O lo que realmente quieren’.Antonio soltó una risita suave. No quitaba los ojos del plato, pero se notaba que la conversación ya no era general.’¡Jah! La estabilidad! Esa palabra no tiene mucho espacio en mi existencia. Me atrevería a decir que en casi la de nadie. Solo que la gente es feliz mostrándole a los demás lo inalterable que es, como si ese fuera el requisito para la aprobación. Pero bueno, todos vamos remando en este mismo sancocho de sociedad y al final nos inventamos excusas para encajar, supongo’.Andrea tomó su copa de vino y miró a Sofía, casi buscando su reacción. Sofía no dijo nada. Pero Ana María si.’Antonio, ¿cómo es eso que la estabilidad no va contigo? ¿Has estado casado? ¿Tienes hijos?’.’No, querida. Ninguna de las anteriores. La verdad no comulgo con esas convenciones. Voy viviendo la vida como se va presentando, muy consciente de que no tengo el poder para controlar nada’.Andrea le pegó un rodillazo a Sofía y se miraron disimuladamente mientras se tomaban un sorbo de vino. Juliana aligeró la conversación diciendo:’Estoy de acuerdo con Antonio. Yo también prefiero vivir así. Es cierto que es arrogante pensar que tenemos todo bajo control. Tan típico del ser humano’.Martín la miró de reojo y le respondió con un tono firme:’Es probable que no tengamos el control sobre algunos factores externos, sin embargo, hay otras cosas sobre las que sí podemos tener más que control, respeto. Una cosa son las convenciones de la sociedad, otra son los valores y lo que esperamos que sea nuestra contribución a este mundo’.Juliana dirigiéndose a todos con un tono condescendiente expresó:’Martín tiene esas posturas un poco extremas para mi gusto, pero bueno, qué viva la diversidad y que cada quien se haga cargo de sus propias decisiones’.Ana María se tomó un sorbo de su copa de vino y sonriendo con mucha elegancia agregó a la conversación:’Bueno, estos jóvenes de hoy en día al menos tienen sus posturas bien claras. Andrea, ¿y tu también eres de la misma onda de Antonio?’Andrea terminando su copa de vino y apoyándola con fuerza sobre la mesa respondió:’Lo único que puedo decir es que soy team Martín’.Antonio lanzó una sonrisa pícara y dijo llevándose a la boca su copa de vino:’Y yo team Juliana’.Andrea le lanzó otro rodillazo a Sofía y se miraron sin decir nada. Ana María con su tono amable y simpático dijo:’Sofía no he escuchado tu voz esta noche. Esta conversación está muy interesante ¿tú a qué team te unes? ¿al de Martín o al de Juliana?’Era cierto que hasta ese momento, Sofía había estado muy callada. Estaba nerviosa, y para sobrevivir a las miradas de Antonio y a los flechazos que iban y venían y, que ella en su cabeza, trataba de esquivar porque su paranoia la hacía creer que hablaban de ella, había tomado varias copas de vino. Su rostro estaba enrojecido; no se sabía si por culpa del alcohol o de la furia repentina que le causó la pregunta no tan inocente de Ana María. Sintió que los tenía ahí sentados a todos como unos pendejos y que con su modo pasivo agresivo estaba provocando un ambiente raro y no le gustó para nada el tono y el gesto que usó cuando le habló.Sofía respiró hondo, se acomodó el cabello detrás de la oreja y sostuvo la mirada de Ana María por un segundo que se sintió eterno. Esbozó una sonrisa tenue, casi ensayada, y respondió con voz serena:’Yo creo que… no tengo equipo. A veces uno se da cuenta de que no conoce tan bien ni al de al lado, mucho menos como para alinearse con discursos ajenos’.Hubo un silencio breve, lo suficiente para que cada uno interpretara lo que quisiera. Ana María sonrió con cortesía, pero su mirada no se suavizó. Antonio dejó la copa sobre la mesa sin hacer ruido, mientras Santiago, visiblemente incómodo, cruzó los brazos. Sofía bajó la vista a su plato. Sabía que no debía haber venido esa noche. Sabía que había algo en esa mesa, en esas miradas cruzadas y en esas palabras disfrazadas, que no era casualidad.Andrea se sirvió más vino. Juliana jugueteaba con su tenedor y Antonio bajó la mirada a su plato con una sonrisa irónica, como si hubiese ganado algo.Entonces Martín, con el rostro sereno pero los ojos firmes, dejó el cubierto sobre el plato y lo miró directamente:’Hay gente que se siente libre porque nadie la ha desenmascarado’.Antonio sonrió y le dijo:’Diste en el clavo, querido Martín – y girándose hacia Santiago agregó – ‘Felicitaciones, tienes un hijo muy inteligente y sobre todo, muy interesante. Deberíamos adelantar las fotos. Para ustedes estaría bien pasado mañana? Puedo sacar un espacio, así tienes el trabajo más rápido’.Santiago miró a Martín, quien alzó los hombros confirmando que no había problema; así que le respondió a Antonio que si, y que entre más rápido salieran de eso, mucho mejor.’¡Perfecto!’ Dijo Antonio poniéndose de pie y diciendo que iba al baño. Cuando corrió la silla para iniciar su recorrido, perdió el equilibrio y cayó al piso.¿Qué le pasó a Antonio?