Sofía quedó aterrada con el mensaje y le contó a Santiago inmediatamente. Los dos empezaron a especular y a pensar de más, hasta que él le dijo: ‘Bueno, ya, tampoco nos empeliculemos. Esperemos a ver qué es lo que te va a decir tu jefa. Por ahora, vamos a dormir’. Sofía estuvo de acuerdo. Aunque se quedó muy pensativa, los dos cerraron los ojos hasta conciliar el sueño. Al otro día por la mañana, se despertaron muy temprano para empezar con la rutina de siempre. Esta vez Santiago se quedó para desayunar y le ayudó a Sofía a preparar a Nicolás para llevarlo al jardín.

Eran como las 7:30 a.m. y Sofía se fue para su estudio y le escribió a su jefa diciéndole que estaba pendiente de lo que le tenía que decirle con respecto al conferencista. Pasaron diez minutos aproximadamente y el teléfono de Sofía timbró, era Margarita.

‘Hola Sofía, qué pena contigo haberte mandado ese mensaje tan tarde, pero es que se me pasó por completo hablarte de un tema. Mira, la situación es ésta: recibimos muy buen feedback de la conferencia de Hugo; acá entre nos, lo conozco desde hace tiempo. Tú sabes que en este sector uno termina conociendo a todo el mundo. Y aparte de eso, su esposa es amiga mía. Pero bueno, eso no es lo importante. El punto es que lo cité porque desde hace rato los de Recursos Humanos me están pidiendo un curso en la especialización de Hugo y lo cité hoy para ver si nos hace una oferta interesante. Como tu estuviste en esa formación, me gustaría mucho que me acompañaras en la reunión con él para que le des una idea de lo que sería una buena estructura para nuestra empresa. El problema es que lo cité a las 9:00 a.m. y me confirmó y ayer estuve tan ocupada que se me olvidó por completo avisarte. No sé si te queda muy difícil. Te podría decir que te conectaras y hacemos la reunión por Meet, pero no es lo mismo; me gustaría mucho que estuvieras presente’.

‘Hola Margarita, claro, no te preocupes. Tú sabes que mis mañanas empiezan super temprano así que estoy casi lista y sin problema puedo llegar a la oficina a las 9:00. Cuenta conmigo’.

La jefa de Sofía le agradeció y ella respiró profundo. Le contó a Santiago de qué se trataba y Santiago la miró de reojo.

‘¡Ah! Entonces ahora no solo tienes conversaciones calientes con el tipo, si no que lo vas a ver en vivo y en directo. ¡Qué dicha!’

‘Santi, solo lo veré en esta reunión porque el curso no es para mí. Es para otra área, así que no hay problema porque yo ni siquiera voy a la oficina como para decir que me lo voy a encontrar. Y te voy a ser sincera: Hugo es atractivo, sí, pero me parece tan brutal en la forma de acercarse. Es decir, va como tan directo al grano, que eso me aburre’.

‘Sofía, yo solo te digo que tengas cuidado porque se nota que esa es una conducta del tipo. Se ve que es perro, debe coquetear con cuanta vieja y uno no sabe con quién se mete. Ve con cautela, que no se te vaya a convertir esto en un tema en el trabajo’.

‘¿Y sabes qué me dijo Margarita? Que la esposa de él es amiga de ella’.

‘¡Pfff! Peor todavía. ¿Te imaginas donde esa señora se diera cuenta que esta coqueteando contigo?’

‘Ay Santiago, no seas exagerado. No ha pasado nada y no va a pasar nada. Creo que va a tocar explorar otros horizontes’, le dijo Sofía a Santiago con una risa picaresca. A él no le gustó mucho esa respuesta, pero se quedó callado, terminaron de desayunar, y se despidió de ella llevándose al niño para el jardín.

‘¡Acuérdate que hoy vuelve Martín por la tarde!, le dijo mientras cerraba la puerta de la casa. Sofía regresó a su habitación y escogió muy bien lo que se iba a poner. Quería descrestar a Hugo, y eso le producía emoción. Abrió su closet y encontró una falda negra larga que se le ajustaba al cuerpo, sacó una blusa blanca de satén con un escote sutil muy sugestivo, pero elegante. Escogió unos accesorios dorados que le resaltaban el outfit completo. Decidió dejar sus rizos naturales; les dio forma, escogió su perfume preferido del momento: ‘Good Girl de Carolina Herrera’, y hasta en medio de las piernas roció un poco de la fragancia por si Hugo en medio de la reunión le daba por pasarle la mano.

Ella se reía sola. Le gustaba esa faceta. Había estado tan encajonada en las buenas maneras, en ser la mujer perfecta, que sentir esa descarga de sensualidad la estaba rescatando y le encantaba sentirse así. Cuando se terminó de arreglar, se dio cuenta de que todavía tenía tiempo así que se sentó en su computador. Antes de ver asuntos de trabajo, entró en Instagram. Sofía era una mujer discreta y aunque tenía redes sociales, no era muy activa y publicaba mayormente los dibujos que hacía. Ese era su hobbie. Amaba pintar, la relajaba. Había hecho varios cursos en donde había perfeccionado sus técnicas. Prefería los paisajes, las flores, los bosques, el verde. En algunas ocasiones había ido con Martín y Santiago a hacer caminatas. Mientras ellos se ocupaban de los bichos, animales y plantas exóticas, ella buscaba rincones que la animaban a lanzarse a replicar en sus dibujos. Tomaba fotos y después los pintaba.

Cuando entró a su perfil se percató de unos likes de alguien que no conocía. Sintió curiosidad. Se trataba de un fotógrafo. Con toda la calma vio casi todas las fotos del nuevo personaje y le produjo algo de asombro. No entendía cómo la había descubierto, pero estaba encantada con los retratos que hacía este hombre. Solo había encontrado una sola foto de él y bastó para sentirse muy atraída. El personaje estaba en los cincuenta, algo despelucado, de ojos oscuros y profundos y la foto había sido tomada en uno de los parques preferidos de Sofía. Empezó a sentir algo de conexión. Hubo una fotografía en especial que capturó su atención. Parecía un cuadro. El ángulo, los colores, el árbol que la enmarcaba, las escaleras y el fondo, todo era perfecto. Quería saber dónde la había hecho.

El nuevo hombre misterioso ya la seguía, ella le dio follow inmediatamente y le dio like a varios de los posts, incluida la foto donde aparecía él. En la que más le gustó le escribió: ‘Me encantaría saber dónde la tomaste. Es fantástica’. Sofía sonrió y se dio cuenta que el tiempo había pasado y tenía que salir para la oficina a la reunión con Hugo y con su jefa. Salió de su casa apurada. Llegó puntual a la cita; aún no había llegado Hugo. Margarita la saludó y le dio las gracias por haber aceptado con tan poco tiempo de anticipación. Le explicó que era algo muy importante porque estaban pendientes de una certificación para la empresa y ese curso era un requisito. Entró el conferencista. Estaba como un ponqué. Elegantísimo, olía delicioso y muy sonriente. Saludó a Sofía de mano, le dijo que era un gusto verla de nuevo y con mucha familiaridad le dio un beso a Margarita. Hablaron del curso, de la estructura, de la duración, todo muy profesional. En un momento le entró un mensaje a Hugo, miró el celular y se disculpó con ellas. Se puso de pie, lo contestó y cuando regresó les dijo: ‘Qué pena con ustedes, es que mi hija me estaba escribiendo porque necesita algo urgente’. Margarita le respondió con algo de angustia: ‘¿Pero le pasó algo?’ Hugo con una expresión de ironía: ‘No, solo que estudia Ecología y los problemas de esa carrera siempre tienen que ver con insectos, expediciones, anfibios, reptiles y todo es urgente, qué pena, pero cuando se trata de los hijos uno nunca sabe si de verdad es una emergencia o no’.

¿La hija de Hugo estudia Ecología como Martín? ¿Será posible que tengan tantas cosas en común?