El mensaje del fotógrafo además de tener el fueguito, decía: ‘Pero ¡qué divina! ¿Tienes fotógrafo personal? BTW, ese edificio lo conozco’.

Sofía no le contestó en ese momento. Se fue para la casa tan pronto como pudo. Tenía muchas cosas que hacer y estaba alterada, en especial por ese encuentro que acababa de tener con Hugo. Sonreía, pero se daba cuenta de que había quedado muy estimulada con el roce de sus dedos y de su mano. Se tocaba como si quisiera volver a sentirlo. Había quedado un poco desconcertada, a decir verdad. Sofía era una mujer tímida. Nunca se había propuesto ser coqueta o juguetear, como le había dicho Hugo, con los hombres. Ella era una mujer simpática, dulce, sonriente y eso ya hacía que recibiera muchos piropos. En cierto sentido, estaba acostumbrada a ser asediada. Claro, de forma moderada, pero en general, era una mujer que llamaba la atención. El hecho de que Hugo le hubiera hablado en ese tono, y en algún modo, la hubiera puesto en su lugar, la había dejado todavía más encendida. Le daba un poco de rabia acordarse del tono que había usado para decirle que si no sabía las funciones de una tutora que lo buscará en Google. 

‘Pero ¿qué se cree este tipo? !Tan atrevido!’, decía Sofía en voz alta mientras manejaba. Sin embargo, al mismo tiempo se le escapaba una sonrisa porque algunas veces, esos hombres que sacan el carácter en ciertas situaciones despiertan interés. Quién sabe si Sofía tiene la intuición tan afilada como para vislumbrar lo que se le viene.

Llegó por fin a su casa. Se fue corriendo para la habitación, se quitó la ropa, se quedó en ropa interior encima de la cama y decidió mandarle un mensaje de voz a Santiago contándole todo lo que había pasado en la reunión. Se quedó estirada esperando la reacción de su esposo y mientras esperaba, decidió responderle al fotógrafo. 

‘Gracias y no. Ojalá tuviera un fotógrafo personal. Estoy buscando uno. ¿Conoces al alguien?’

Sofía soltó una carcajada y puso de nuevo el celular encima de la cama. Le entró un mensaje, era Hugo. 

‘¿Ya buscaste las funciones de una tutora? No puedo dejar de mirar esa foto que te tomé. Ya vi que la subiste a tus historias. ¿Me estás provocando? Si es así te describo lo que te haría si te tuviera al frente: me pararía detrás tuyo y te pasaría mi lengua por el cuello muy lentamente hasta quedar justo al frente de tu hermosa cara. Acercaría mis labios a los tuyos, ¡pero ojo! Solo los acercaría para que sientas mi respiración y te calientes con la temperatura de mi aliento, pero no te besaría. Te tomaría suavemente la cabeza con mis manos, la inclinaría sutilmente hacia adelante y con mi lengua delinearía tus cejas, tus párpados, tus pestañas, tu nariz, tus mejillas y rodearía tu boca, me deslizaría hasta tu quijada y seguiría bajando por tu cuello. Ahí me percataría de tus senos erguidos listos para que me apodere de ellos. No te haría esperar. Te acariciaría y besaría como nadie lo ha hecho, mientras con mis manos te hago un poco de presión en tu vientre para acentuar ese vacío intenso que sientes cada vez que piensas en mí. Después empezaría a bajar hasta llegar a tu sexo, que en ese momento estará perfectamente humedecido listo para mí, para hacerte mía y hacerte gritar y llorar del desespero. ¿Quieres que te dé más detalles?’.

Sofía se incorporó en la cama, se sentó y no podía evitar sentirse más excitada que nunca. Estaba sin saber qué hacer cuando recibió un mensaje de Santiago.

‘¿Te tocó el cuello? ¿Pero está loco?’

‘Loca de ganas de estar contigo estoy yo. No te distraigas, mi amor. Estábamos en la oficina. No hizo nada raro, ni iba a pasar nada raro’

Sofía hizo un screenshot del último mensaje de Hugo y se lo mandó a su esposo. Santiago respondió inmediatamente.

‘Ese tipo está loco, pero no niego que me muero por estar contigo. Estoy en una reunión y ni siquiera me puedo escapar, ¡maldita sea!’.

‘¿Quieres que me toque pensando en lo que vamos a hacer esta noche?’

‘Absolutamente sí. Mándame un video’.

Sofía se emocionó como una niña chiquita y empezó a prepararse para la escena. No contaba con que Margarita la llamaría. Le tocó irse para su escritorio semi desnuda y atender algunos temas con ella que tenían pendientes. Le dijo, además, que le parecía perfecto que ella fuera la tutora del curso porque así ella estaba más tranquila. Agregó que no creía que fuera necesario que asistiera a todas las clases y le sugirió que incluso, se podría conectar desde su casa. El arreglo qué habían hecho desde la pandemia, era que Sofía trabajaría desde la casa y no pretendía cambiarle las condiciones, además porque había funcionado muy bien esta dinámica entre las dos. Sofía no veía la hora de colgar. Trataba de todas las formas de concluir y Margarita continuaba con más temas. De pronto le dijo:

‘Oye, acá chismoseando un poco, te cuento que nos toca empezar ese curso cuanto antes. Te dije que la esposa de Hugo es muy amiga mía, ¿no? Bueno, van a cumplir no sé cuántos años de casados y ella está preparando un viaje sorpresa para celebrar. No estoy muy segura, pero faltan como dos meses o algo así. Te lo digo porque yo le dije que esperaba un programa que se pudiera desarrollar en un mes máximo, pero obviamente espero que no se vaya a cruzar con la fecha del viaje. Lo que pasa es que él vive super ocupado, y no quiero que eso se vaya a dilatar para que no se le dañe el plan a mi amiga. Para completar, da clases en una maestría. Oye, a propósito de eso, ¿las clases de las maestrías si las dan de noche? Acá entre nos, Ana María me dijo que el día que da clases llega super tarde, y estaba dudosa con el horario. Tu que hiciste una ¿qué horario tenías que no me acuerdo?’.

‘Bueno, mis clases eran por las mañanas, de 7 a 9, pero eso cambia mucho según la universidad y el programa académico. Si es cierto que algunas clases son nocturnas. Pero, eso es fácil de averiguar, ¿no? Digo, si ella tiene dudas, puede verificar con los horarios de la universidad’.

‘Claro, aparecen esos horarios, pero no sé por qué ella tiene tantas dudas, en fin, las mujeres que andamos inventando películas cuando no hay necesidad. Bueno Sofía, te agradezco, quedamos así, te dejo porque tengo una llamada’.

Sofía quedó pensativa con el chisme de Margarita. ‘¡Qué tal don Huguito tan juguetón! ¡Definitivamente los hombres son la cagada! ¡La esposa preparándole una sorpresa para celebrar el aniversario y el otro seduciéndome para llevarme a la cama!’ Sofía se desconectó de su monólogo y aprovechó la larga conversación con su jefa para relajarse y mandarle el video a su esposo. Decidió cambiarse de ropa interior; se puso algo mucho más sexy y transparente, pero antes de acostarse en la cama, se fue corriendo para la cocina por un vaso con agua. Cuando iba de nuevo para la habitación se abre la puerta de la casa. Sofía botó el vaso al piso del susto.

¿Será que Santiago no se aguantó las ganas y se fue para la casa a estar con su esposa? ¿Estará valiendo la pena tener esas conversaciones calientes con esos hombres para encender la llama entre Sofía y Santiago?