No se sabía cuál de los dos estaba más apenado. Tan pronto Martín vio a Sofía se volteó y no hacía sino repetir: ‘Perdón, perdón, perdón Sofi. Mi papá me dio las llaves porque no sabía si tu ibas a estar en la casa o no. Perdón, perdón’. Sofía le dijo que no se preocupara, que no era su culpa, salió corriendo para su habitación y le dijo mientras se alejaba que tuviera cuidado con los vidrios del vaso, que ya regresaba a limpiar todo.

Sofía entró a su habitación absolutamente apenada y se vistió tan pronto como pudo. Le mandó un mensaje a Santiago contándole lo que había pasado y su esposo le respondió con un efusivo: ‘jajajajajajaja’. Sofía le dijo que no le parecía tan divertido, la había visto prácticamente desnuda y ahora estaba muerta de la vergüenza. Santiago trató de bajarle el dramatismo a la escena. Le dijo que no había pasado nada grave, que siguiera como si nada y no se pusiera a dar explicaciones. ‘Te juro que él está más apenado que tú. No le pares bolas a eso. Lo único que me da pesar es que no voy a recibir el video que me ibas a mandar’. 

Sofía terminó de arreglarse, en ese momento le entró una llamada del trabajo, se fue para su escritorio, atendió a su colega con calma, resolvieron un tema juntos y mientras eso pasaba Martín estaba en el estudio del papá. Cuando colgó la llamada, Sofía fue a buscarlo, le dijo que iba a preparar algo para que almorzaran y Martín la miró con algo de timidez repitiendo que estaba muy apenado por lo que había sucedido. Sofía le dijo que no había pasado nada, que apenas estuviera listo le avisaría y se fue para la cocina. Mientras inventaba algo rápido para almorzar con su hijastro, recibió una llamada de Andrea, una de sus amigas de la universidad. Era una de las pocas personas con las que hablaba, aunque Sofía en general, era muy reservada. Ella solo contaba cosas cotidianas; sus problemas, sus penas, sus intimidades, jamás las compartía fácilmente. En esta ocasión Andrea la llamó para saludarla y para invitarla a celebrar su cumpleaños el fin de semana que se aproximaba. Le dijo que no era nada del otro mundo, que simplemente quería salir a comer con su grupo de amigas más estrecho y que había pensado en ella en primer lugar. Sofía no podía negarse, le dijo que sí. Empezaron a hablar del más y del menos, Sofía le preguntó por el tipo con el que estaba saliendo, Andrea le dijo que se había perdido. ‘Imagínate que de pronto empezó a dejar de contestarme. O sea, se perdía, después aparecía, me daba excusas pendejas y así, hasta que un día se perdió definitivamente. Te digo que esto de tener relaciones hoy en día es imposible. Yo juraba que las cosas con este tipo iban por buen camino. Lo veía entusiasmado, firme, no sé, contento. Cuando empezó a desaparecer, sospeché, no me gustó el comportamiento, pero como siempre resultaba con excusas convincentes y seguía como si nada, pues yo volvía y caía, hasta que se esfumó. Le escribí un par de veces preguntando que si había pasado algo. Es que hasta pensé que se había muerto, en fin. Me dejó en visto, mija. Yo como que renuncio. Estoy mamada de estos tipos inmaduros, llenos de misterios, de mentiras, de falta de huevos, no. Me rehúso a insistir. Prefiero estar sola’.

Sofía le escuchó toda la historia a su amiga, comentaron, se rieron, especularon juntas, todo esto mientras Sofía cocinaba. Andrea le preguntó que cómo estaba ella. ‘Aparte del hecho de que mi hijastro me acaba de ver en bola, todo bien’, le dijo Sofía con un tono irónico. Las dos soltaron una carcajada y llegaron a la conclusión de que esas cosas pasaban, que no era nada del otro mundo, y que seguro iba a pasar al olvido. Sofía le dijo a su amiga que le agradecía en alma por haberla acompañado a hacer el almuerzo mientras hablaban, pero que la tenía que dejar porque ya estaba listo. Colgaron con el compromiso de verse para la comida de cumpleaños de su amiga.

Sofía llamó a Martín. Entró en la cocina, se sentó en silencio y no era capaz de mirarla a los ojos. Sofía le dijo con un tono suave: ‘Martín, vamos a olvidar ese episodio. No fue culpa de nadie, mucho menos tuya. No te esperaba tan temprano, y bueno, ya pasó. Espero que te gusten los crepes porque fue lo único que se me ocurrió, creo que quedaron ricos’. Martín la miró un poco sonrojado, le dijo que le encantaban y que el episodio quedaba olvidado, no sin antes, pedirle excusas por la vez número mil. Mientras almorzaban, y para cambiar de tema, Sofía le contó que había conocido una persona en el trabajo y que su hija también estudiaba Ecología. En ese momento cayó en cuenta de que no sabía el nombre, pero el apellido era Arboleda. Martín inmediatamente le contestó:

‘¿Juliana? ¿Juliana Arboleda? Jajaja Pero claaaaaro que sé quién es. Todos y todas saben quién es’

‘¿Ah sí? ¿Y es que es muy popular? ¿Pero es amiga tuya?’

‘Pues no somos íntimos, pero sí hemos hecho algunos trabajos juntos y a veces estudiamos en la biblioteca. Ella es muy amiga de Manuela. Mejor dicho, Manuela es la que nos une’

‘Pero ¿te cae bien? ¿Por qué dices que todos saben quién es?

‘Me cae medio bien. Es muy rara. A mi me parece que es un poco interesada y además es pansexual, entonces tiene enredado a medio mundo en la U. No se sabe quién le gusta, quién no. No he podido entender si tiene un cuento con Manuela. En fin, yo en esos rollos no me meto y la verdad, no me importa, pero pues es como rara la vieja’.

‘El papá me dijo que vive encantada con el hábitat que tu tienes en tu casa’.

‘Ah, sì! Me ha dicho muchas veces que les ha dicho a los papás que quiere uno. Me ha preguntado que quién me lo hizo, qué se necesita, en fin, pero creo que el papá no la deja’.

‘¿Y tú conoces a los papás?’.

‘Si, he ido un par de veces a la casa de ella. Los papás son normales, mejor la mamá que el papá; pero ella ha ido más veces a mi casa. A mi mamá no le cae muy bien, pero a mi no me importa. La realidad es que tenemos gustos en común: los anfibios; y por eso hemos hecho varios trabajos juntos. Ella es pila, y eso es lo que me importa’.

‘El papá me dijo que era la mamá la que no permitía que tuviera animales en la casa’

‘No, es él. Si una vez que estábamos estudiando, escuchamos una conversación en donde la mamá, según Juliana, trataba por la enésima vez de convencer al cucho de dejarla construir el hábitat y él decía que no’.

A Sofía le pareció extraño, pero siguió preguntándole cosas:

‘¿Y a ti también te gusta Juliana? ¿Es muy linda?’.

‘Es que el problema de ella es que lo confunde a uno. Si es muy linda. A mí en un momento me gustó y pensé que me estaba copiando; con ese cuento del hábitat, y la preguntadera, y siempre quería ir a mi casa, en fin, yo pensé que la vieja estaba interesada. Una vez fuimos a una fiesta y yo iba pensando que tal vez iba a pasar algo y cuando me di cuenta se estaba dando besos con un man ahí equis, pero como a los ocho días supimos que estaba andando con una vieja de 5º entonces como que todo murió ahí’.

‘¿Y te dio duro?’.

‘No, que va. Esas viejas son todas iguales. No me importó. Seguimos estudiando juntos y ya’.

‘Sinceramente no sé cómo hacen hoy en día ustedes los jóvenes con tantas opciones, con tantas definiciones. Me parece que es un poco más difícil entablar relaciones a largo plazo’.

‘Pues yo ni pienso en eso, y creo que muchos de mis amigos tampoco. Lo que hay que hacer es vivir y ya. De pronto llega la persona que te gusta y listo. A veces uno tiene alguien que le gusta, es cuestión de esperar. A lo mejor se dan las cosas, y si no se dan… !next!’

‘Bueno, evidentemente, por un lado, es mejor vivir sin tantas expectativas, solo que yo me hubiera sentido muy perdida sin saber si iba a poder cumplir mi sueño de casarme, tener un hijo, un hogar’.

‘Creo que ahí está la diferencia. Nuestro sueño no es ese. Al menos el mío no lo es. Yo quiero hacer muchas cosas que están relacionadas con mi área profesional. Si mientras logro esos objetivos, se une el de estar con la persona que me gusta, pues que bien, si no, esperar’.

‘Wow! Qué pragmatismo. En cierto sentido es admirable, pero al mismo tiempo, parece carente de emociones. Aunque no los culpo. A ustedes les está tocando un mundo extraño y antipático, un mundo agresivo, violento, atiborrado de información. Las búsquedas personales resultan tan alternativas como bizarras, todo pasa tan rápido que parece que no hay tiempo ni para cuestionarse’.

‘Cuestionarse si, Sofi. Nosotros también nos hacemos preguntas y sobre todo vemos lo que les pasa a nuestros padres y no es tan romántico como lo quieren hacer ver. Mira por ejemplo Manuela. Sus papás se separaron hace poco porque la mamá resultó ser gay. Por lo que sé de Juliana, eso me lo cuenta Manu, el papá es medio perro y la mamá no hace sino taparle las marranadas al tipo por el qué dirán. Mi mamá y mi papá se separaron porque mi mamá no hacía otra cosa que pelearle a mi papá por todo, lo jodía porque si, porque no, por todo. Ahora tiene un novio con el que hace exactamente lo mismo. Tienen épocas en que están mejor, pero en general mi mamá jode mucho. Mi papá se casó contigo; tu eres mucho menor que él y aparentemente se llevan bien, pero la pasaron muy mal cuando nació Nicolás; cuando supuestamente tener un hijo es lo mejor que le puede pasar a alguien. O sea, lo que te quiero decir, es que uno se da cuenta de que esa vida de pareja, el matrimonio, el hogar, la familia, no es tan ideal como dicen. Y para completar, hay gente mala, hay gente que hace sufrir porque si, que se mete en otros hogares, que daña solo para encumbrar su ego. El ser humano es tenaz, Sofi. Por eso yo amo los animales, porque no hay nada más puro que la naturaleza de sus especies. Porque saben cómo protegerse, porque, aunque sean depredadores, se sabe, es así, hace parte del ciclo de vida, pero aprenden a convivir, saben dónde hacerlo, son precavidos, no se exponen. La naturaleza es tan sabia que, en algunos, cuando son pequeños, les proveen la posibilidad de expeler venenos y sustancias para que puedan sobrevivir. En fin, me quedo con mis animalitos. Al menos es más divertido estudiarlos. Sofi, estaba muy rico el almuerzo, me voy para el estudio de mi papá a seguir con mi trabajo’.

Sofía quedó pensativa. Pensó que Martín tenía razón en muchas cosas. Vivir no era fácil y sostener la premisa de la familia, el hogar, y todo ese rollo, cada vez era más desafiante. Lo que era más frustrante era insistir en discursos cuando las nuevas generaciones identificaban esas falacias y a lo mejor por eso hoy el mundo se enfrentaba a una infinidad de opciones para escapar de lo indefendible. Empezando por eso que ella misma estaba promoviendo en su hogar. Con la disculpa de encender la hoguera en su matrimonio, había caído en la trampa de seducir otros hombres para poder acostarse con su marido. Estaba en medio de ese análisis, cuando recibió un mensaje de Hugo.

‘Hola Sofía. Por favor dime si tienes tiempo en este momento. Necesito hablar contigo’.

¿Será algo relacionado con el curso? ¿Será que Hugo quiere otra cosa?