Sofía le respondió que si. Hugo le dijo que ya le enviaba una invitación por Meet para que se conectara. Pocos minutos después le llegó la notificación a Sofía y empezaron la reunión. Hugo le dijo que había estado trabajando en la propuesta para el curso.

‘No ha sido fácil porque tengo algunos compromisos ya adquiridos y por tiempos me es difícil dejar horarios fijos. Esa era la primera cosa que quería comentarte; no sé si haya inconveniente si cambiamos las horas de encuentro algunos días. De otra forma, tendría que aplazarlo y por lo que le entendí a Margarita, ustedes tienen urgencia de empezar. Bueno, eso ya lo revisarán. El otro punto es que te vas a dar a cuenta que dejé un par de horas semanales en las cuales yo hago unas revisiones. Ese espacio lo tengo que acomodar a mi disponibilidad y es obvio que tengo compromisos en mi trabajo, en consecuencia, no puedo tomar horas durante el día. Esa es la razón por la cual son horas nocturnas. No tienen ningún tipo de recargo, simplemente quiero aclarar que es el único momento que voy a tener para preparar temas, revisar pruebas o lo que sea que tenga que hacer con relación al desarrollo del curso. Otra cosa: necesito establecer unas reuniones contigo de actualización. Es cierto que en el día a día me vas a enviar la información que acordemos, sin embargo, para evaluar el avance de las actividades, es importante fijar una cita semanal en donde podamos verificar temas pendientes, tareas por hacer, pendientes, etc.’

Sofía escuchaba con atención todos los requisitos de Hugo, y no podía evitar sentirse atraída cuando se mostraba tan profesional, serio y determinado. Sin embargo, ese tema de las reuniones semanales con ella, y lo de las horas nocturnas para revisiones, no le terminó de gustar, así que procedió a hacerle preguntas directamente:

‘Ok, Hugo, está todo muy claro. Quiero preguntarte algo: esas horas nocturnas de las que hablas están incluidas en la oferta económica, entiendo que no tienen ningún recargo, pero para estar claros, son horas en las que tú trabajas de manera individual, ¿cierto? O sea, no está contemplado entrar en contacto ni conmigo, ni con los participantes del curso. ¿Entendí bien?’

‘Entendiste bien, querida. Son horas en las que yo trabajo de manera individual. No te preocupes que no te voy a molestar en horas indebidas’.

‘Ok. Perfecto. Con respecto al momento que necesitas conmigo para hablar de los pendientes, ¿eso lo podemos hacer online? No sé si sabes, pero yo trabajo desde de mi casa. No digo que eventualmente podamos tener reuniones presenciales, sin embargo, para mi resulta mucho más cómodo y eficiente si tengo la posibilidad de conectarme online’.

‘Eso lo podemos hacer como tú prefieras. No tengo ningún problema, siempre y cuando la información que requiera esté al día y eventualmente me puedas compartir una pantalla para dejarme ver lo que necesito, si es el caso’.

‘Super. Está todo claro para mi ¿Cuándo crees que nos puedes mandar el cronograma y la propuesta?’

‘Si no tienes más dudas, apenas colguemos esta llamada. Necesito evacuar temas y entre más rápido tenga clara mi agenda, mucho mejor para ustedes y para mí’.

‘No tengo más preguntas Hugo. Puedes mandar la propuesta y hablo lo más pronto posible con Margarita’.

Se despidieron y a los pocos minutos, como lo había prometido Hugo, Sofía tenía la propuesta en su correo. Obviamente estaba dirigida a Margarita con copia a ella. La revisó, le pareció que estaba acorde con lo que ellas necesitaban y el curso estaba muy bien estructurado. A Sofía no dejaba de causarle una intriga de esas que se confunden con algo de éxtasis. Cuando Hugo le hablaba medio golpeadito, iba al grano, era determinado, ella sentía una atracción inmediata. Le gustaba que la ignorara un poco. Cuando era tan evidente perdía su encanto. Estaba en un limbo, sin embargo, era consciente de que era mejor tener cuidado porque ya eran muchas las señales que indicaban que este hombre era infiel, había muchas conexiones de por medio y no era necesario, pensaba ella, arriesgar tanto por un hombre así.

Se cuestionaba permanentemente. Se preguntaba por qué las mujeres a veces se dejan llevar por hombres un poco pedantes, inestables, infieles. Es como si se tratara de ganar un trofeo. Unas veces pecan por inocentes y creen que es solo con ellas que coquetean; el ego se encarama y piensan que ellos son incapaces de controlarse y caen seducidos por sus encantos. Pero en otras ocasiones, es como si quisieran ganarse el premio mayor y hacerlos cambiar. Como si enamorándolos, se convirtieran de repente en los mejores hombres del mundo, y nunca volvieran a mirar a otra mujer que no fuera esa que lo hizo caer rendido a sus pies. Lo que no calculan es que muchos tienen la capacidad de caer una y mil veces por muchos pares de pies al mismo tiempo, hace parte de su naturaleza y no sienten ninguna clase de remordimiento.

Sus reflexiones fueron interrumpidas por una llamada de Margarita. Sofía le contestó inmediatamente. Su jefa le dijo que le había encantado la propuesta de Hugo, que estaba perfecta, pero que había un problema grave. La última semana del curso, era la programada por la esposa para el viaje sorpresa de aniversario. Sofía le sugirió que lo empezara una semana antes para que cuadraran las fechas.

‘No, Sofía. Ya hablé con Ana María, la esposa de Hugo y no hay forma de que empiece antes porque va a estar fuera del país por un viaje de trabajo o algo así. Y nosotras no podemos decirle que empezamos después porque no alcanzamos a registrarnos para la certificación. Lo único que se nos ocurrió es que aceptemos esa propuesta, no le decimos nada a él obviamente y cuando llegue el momento, como tú eres la tutora, podrás reemplazarlo sin problema’.

Sofía estaba un poco perpleja. De manera que entre Margarita y la esposa de Hugo estaban decidiendo un asunto laboral interno, que, entre otras, ¿la involucraba a ella? No le gustaba esa situación, así que decidió preguntarle a su jefa sutilmente sus dudas.

‘Margarita, pero ¿cómo así? Cuando hablas en plural, ¿te refieres a ti y a la esposa de Hugo? O sea, ¿entre las dos tomaron la decisión de hacerlo de esa manera?’.

‘Bueno, Sofía, es que no tenía otra alternativa. Tenía que preguntarle a ella por las fechas antes de decirle a él. Mira, la verdad es que mi pobre amiga ha tenido sus altos y bajos en ese matrimonio y ahora quiere rescatarlo como sea. No quiero ser yo la que se interponga en sus planes, y si lo piensas bien, no es nada del otro mundo. Es un curso de un tema que tu manejas muy bien, y estarás perfectamente capacitada para hacer el cierre. Es más, Ana María me dijo que si podíamos ir a tomarnos un café con ella en estos días. Te quiere conocer porque sabe que se está involucrando más de lo debido’.

‘Margarita, te pido el favor de que me tengas alejada de esa situación. Siento mucho que tu amiga esté pasando por un momento difícil, pero yo no tengo nada qué ver con ese rollo y mucho menos quiero estar involucrada. Te agradezco que me tengan en cuenta para un café, pero ni es necesario, ni quiero intimar con una persona que ni conozco. Sé que es tu amiga, pero no me parece bien. Yo simplemente cumplo con mi trabajo, y si a ti te parece que yo puedo hacer el cierre del curso, está bien. No hay problema, pero hasta ahí. Espero que lo entiendas’.

‘Si, claro. Ni más faltaba. Tú siempre has mostrado tu disponibilidad y tienes razón, no es necesario llevar las cosas más allá. Dejemos la cosa así. Le voy a responder a Hugo diciéndole que aceptamos la propuesta y listo. Solo queda empezar’.

Jefe y empleada terminaron la llamada. Sofía quedó algo incómoda con eso. Le parecía excesivo tener que escucharle esas intimidades a Margarita, y sin duda, lo que menos le gustaba es que las cosas con Hugo habían escalado, y eso en el fondo, la tenía en una situación inconveniente. Estaba pensando que lo mejor era cerrar ese tema con ese hombre cuando le entra un mensaje al WhatsApp.

‘Hola querida, si supieras como te ves de hermosa cuando estás tan seria y me haces preguntas y comentarios de trabajo como si nada pasara’.

‘Pues es que nada pasa. Yo estoy trabajando y así debe ser, sobre todo ahora que vamos a estar más en contacto’.

‘En contacto quiere estar mi cuerpo entero con el tuyo. No lo has entendido, Sofía. Yo no quiero convencerte de nada. Simplemente voy por el camino que tu también elegiste, ¿o es que crees que no me doy cuenta de la forma en la que me miras o cuando te muerdes los labios cuando te hablo directo, claro y con un tono determinado? ¿Crees que no me di cuenta cuántas veces cruzaste tus piernas cuando estuvimos en la reunión en tu oficina? Tu mejor sabes por qué pasaba eso; porque estabas excitada, muy excitada, tanto como yo. ¿Crees que no note tu piel encrespada cuando pasé mis dedos por tu cuello y por tus hombros? No juegues conmigo Sofía. Dime que también te mueres de ganas por volverme a sentir, pero esta vez quieres esos dedos entre tus piernas’.

Sofía quedó paralizada. Hugo tenía esa capacidad de envolverla fácilmente. No sabía qué responder, ni qué hacer. Pero lo que, si era claro, era que estaba excitada. Hizo lo de siempre. Le mandó un screenshot de la conversación a Santiago. Mientras esperaba una reacción de su esposo se aventuró a contestarle a Hugo.

‘La verdad es que sí. Acepto que me gustaría volver a sentir tus manos en mi cuerpo. Pero dime, ¿qué te gustaría que te hiciera?’.

‘Querida, todo. Todo. Quiero que me hagas de todo. Quiero que me pases esos dedos largos y finos que tienes por mi cara, que empieces desde mi frente, bajes por la nariz y luego me los metas en mi boca. Quiero que lo deslices por mi cuello y continúes por mi pecho hasta que me cojas las bolas y…’

Hugo mandó el mensaje y hubo un silencio. Sofía le mandó a Santiago las últimas líneas y todavía no respondía. De repente Hugo le mandó un mensaje de voz diciéndole que se había ocupado y que no podía seguir, pero que eso no terminaba ahí. Sofía sintió un leve descanso porque se daba cuenta que el voltaje subía cada vez más y empezaba a sentirse atrapada en una realidad que no tenía nada qué ver con lo que ella era, o al menos eso creía.

Santiago le mandó un mensaje a Sofía: ‘Por favor dile a tu mamá que recoja a Nicolás hoy; voy para la casa a comerte en este instante y no me importa nada más’. Sofía le recordó que Martín estaba en la casa y le propuso algo mejor. ‘¿Por qué no me recoges y nos vamos para un motel?’.

¿Será que Santiago va a acceder? ¿Se prendió esa relación con todas las chispitas mariposa?