Uno de los compañeros de Valeria que todavía se encontraba en la oficina se alcanzó a dar cuenta y corrió a socorrerla. Ella inmediatamente recobró el sentido. Le dijo al colega que estaba bien, que seguro se paró muy rápido; él le preguntó si creía que necesitaba ir al médico o que le llamara alguien. Ella le dijo que no, que ya se sentía mejor y que por favor no le dijera a nadie acerca de ese pequeño incidente. Estaba segura de que era producto de la actividad que había tenido últimamente. El colega insistió en llamar a alguien para que la acompañara porque tal vez no sería seguro devolverse sola para su casa. Ella accedió y dijo que llamaría a su mamá. Así lo hizo. La mamá de Valeria le dijo que la esperara en la oficina. Tan pronto como pudo llegó a recoger a su hija. Cuando se subió al carro la mamá obviamente le preguntó que cómo se sentía, Valeria le dijo que bien, insistió en que estaba llena de cosas, que se había estresado por el trabajo que debía realizar. La mamá le dijo que era mejor que fueran a urgencias a un hospital. Valeria fue enfática y le dijo que no, que no se iba a ir a un hospital a esperar toda la noche para que le dijeran que no tenía nada y que en cambio al día siguiente tenía que estar muy temprano en la oficina para poder continuar con la preparación de la presentación. No hubo poder humano de convencerla y su mamá, aunque quedó algo preocupada, la dejó en su casa. Le recomendó que tomara las cosas con calma y que le prometiera que iba a pedir una cita con un médico para hacerse un control.

Valeria se despidió, le agradeció a su mamá por haberla recogido, entró a su casa y se recostó un momento en el sofá. Se sentía bien, sin embargo, no entendía qué le había sucedido y por qué. Llamó a su amiga Pilar y como siempre fue muy directa: ‘Valeria, dos opciones: o está muy estresada o está embarazada’. Valeria soltó una carcajada y le dijo que ni loca podría estar embarazada. Pilar continuó: ‘Primero, no desafíe la naturaleza y mucho menos se ría de eso que es una opción; independientemente de que esté tomando pastillas (que no las toma), que tenga cualquier otro tipo de anticonceptivo insertado en su cuerpo (que no lo tiene), o que se haya puesto condón (que no me consta), siempre que tenga relaciones sexuales, el embarazo será una opción. Pero bueno, digamos que éste no es el caso, creo que se está exigiendo mucho. De un momento a otro resultó con dos novios y uno de ellos vino con una carga emocional fuerte que le trae un montón de recuerdos y cosas que ya sabemos. Por otro lado, su novio número 2 pertenece a este grupo nuevo de amigos, que por lo visto se pegan sus buenas enrumbadas y usted ya había perdido el ritmo. Para finalizar, la pensadera en el trabajo, todo lo que usted se exige y la energía que le consume cumplir con sus objetivos. Valeria, simplemente tiene que bajarle un poco, o al menos tratar de tomarse las cosas con un poco más de ligereza. Sobre todo, el tema del trabajo; si, haga su presentación, pero no espere que le quede perfectísima porque ya la veo de cabeza, sin comer ni dormir bien pensando en cada detalle que le va a meter a ese trabajo. No sé, entiendo la importancia, pero no comparto el hecho de que se olvide de usted, de su bienestar y de su salud física y mental’.

Valeria escuchó cada palabra de su amiga Pilar. Estuvo de acuerdo con ella; le dijo que si, que le iba a bajar un poco el ritmo a las cosas, que iba a hacer la presentación con empeño, pero sin enloquecerse, que ya vería cómo iba a resolver lo de la entrevista el viernes, que iba a hacer ese viaje con esta gente porque al final un poco de relax le vendría bien y que la siguiente semana tomaría una decisión con respecto a su vida sentimental porque de todos modos era insostenible seguir así. Pilar le dijo que ella en su lugar, se haría una prueba de embarazo para ir descartando temas. Valeria le dijo que ok, que se la iba a hacer. Colgaron la llamada, Valeria quedó un poco preocupada, sin embargo, le pareció que Pilar estaba siendo un poco exagerada. Se fue a la cocina, se preparó una ensalada con varios vegetales y le agregó una buena porción de pavo, partió dos pedazos de pan, los metió en la tostadora, hizo una vinagreta con un poco de aceite balsámico y le agregó otros ingredientes y condimentos que encontró en su despensa y se sentó a comer en calma y con atención. Contestó los mensajes de Alvaro y Mateo diciéndoles respectivamente que había tenido un día de locos y que así serían los dos días por venir y le contestó una llamada a la mamá para confirmarle que efectivamente estaba bien, que ya había comido y que se iba a acostar a dormir.

Valeria pasó los dos días siguientes pegada de ese computador en su oficina, visitando los puestos de algunos colegas con el fin de obtener la información que necesitaba para completar su presentación y solo tuvo tiempo para concentrarse en su trabajo. Las horas pasaron y la peor noticia que había recibido era la confirmación de Juan José cuando le dijo que, como se lo había imaginado, no había sido posible correr la entrevista. Para ella fue un golpe duro, sin embargo, siguió trabajando en su tarea principal y cuando llegara el momento tomaría una decisión. Se esforzó como nunca y cuando revisó el trabajo terminado quedó satisfecha; le gustó lo que vio, el diseño, el contenido, la estructura, todo la convencía. Siempre quedan faltando algunas cosas, pero había prometido que no iba a exagerar y se sentía orgullosa de ver el resultado y pensó que podía descrestar con esa presentación; hizo además una especie de informes para todos los miembros del comité en donde estaba mucho más detallado el contenido, y sobre todo las conclusiones y evidencias estaban claras y precisas. Imprimió todo y lo dejó listo en su escritorio.

Llegó el viernes. Valeria entró a su oficina con un tapabocas. La recepcionista la miró y le dijo que si estaba bien, ella le dijo que había empezado a sentirse mal desde la noche anterior y que temía que podría tratarse de covid. Había comprado una prueba y se la iba a hacer en el baño. Valeria siguió su camino, algunos de sus colegas la miraban, ella siguió para el baño, se tomó un tiempo y salió directo para la oficina de su jefe Nicolás. La secretaria la recibió, le dijo que él no había llegado aún. Valeria le dijo que se acaba de hacer la prueba del covid y era positiva. La secretaria le dijo que se fuera volada para la casa. Valeria le dijo que por favor llamara a Nicolás porque ella tenía la reunión a las 10 y estaba muy preocupada por eso. La secretaria lo llamó y cuando colgó le dijo que había dicho que se fuera y que le dejara la presentación con ella. Valeria corrió a su puesto de trabajo, trajo los informes y una usb con la presentación y se la dejó a su jefe como lo había indicado. Cogió sus cosas y salió volada de ese edificio. Le temblaban las piernas, pero corrió como pudo para llegar de nuevo lo más pronto posible a su casa.

Llamó a Juan José, le dijo que ella iba a estar en esa entrevista a la hora pactada y que le daría un feedback apenas saliera. El se mostró muy satisfecho con la decisión de Valeria, le dijo que no se iba a arrepentir, que fuera muy segura y que sabía que le iba a ir super bien. Continuó con sus preparativos para la entrevista, se arregló muy bien, se vistió de manera apropiada. Tenía mucho miedo de que su jefe la llamara, y al mismo tiempo, le parecía muy raro que no le hubiera dicho nada. Decidió mandarle un mensaje: ‘Buenos días, Nicolás, siento mucho que esto haya pasado. Trabajé muy duro estos días para hacer un trabajo digno de ser presentado al Comité Directivo; estoy mortificada con esto. Te dejé todo el material con Cristina, espero poder tener otra ocasión para poder presentarlo yo misma’. Se iba llegando la hora de partir de su casa para llegar a tiempo a TMU. Salió rumbo a su destino y aún no recibía ninguna respuesta de su jefe. Estar en medio de esa situación la tenía realmente nerviosa; el hecho de decir mentiras, no poder presentar el trabajo al que le había dedicado tanto tiempo, y tener que estar lúcida y fresca para contestar de manera asertiva unas preguntas, la tenían con el corazón a mil. Realmente no entendía por qué estaba tan agitada, pero esas palpitaciones casi que le notaban por encima de la ropa. Llegó a su cita. Entró en ese edificio donde ya se visualizaba trabajando y aunque sus piernas seguían temblorosas siguió su camino, se anunció y continuó directo a lo que ella sentía que era el primer paso para cumplir su sueño.

La hicieron pasar a una sala de espera donde había más personas, Valeria se sentó, tenía la boca seca, seguía muy agitada, le sudaban las manos; cada vez que podía controlaba su celular y hasta ese momento ninguna respuesta de Nicolás. En cambio, Mateo y Alvaro le habían escrito para desearle lo mejor en su entrevista. Ella no quería saber de nada, simplemente quería terminar lo más pronto posible e irse para su casa a descansar. A un cierto punto se abre la puerta de la sala, escucha que llaman su nombre y cuando levanta la cabeza no puede creer que sea cierto lo que sus ojos están viendo.