‘Hola Valeria, ¿cómo estás?’. Valeria quedó paralizada. No podía pronunciar palabra; apenas pudo, con una voz temblorosa dijo: ‘Hola, bien gracias’. En su mente se preguntaba cómo era posible que tuviera al frente justamente a la ex esposa de Mateo y no podía evitar hacerse mil preguntas más. ¿Por qué Mateo no le había dicho nada? ¿Será que ella si sabía que tenía esa entrevista ese día? ¿Será que era ella la persona que le iba a hacer las preguntas? Ana María se percató de la incomodidad de Valeria y con una voz suave y gentil le dijo: ‘Valeria, sígueme por favor’. La llevó a una sala de reuniones en donde no había nadie más y la hizo sentar en una silla. Mientras caminaba hacia una mesa auxiliar y tomaba algunos papeles, finalmente le explicó: ‘Sé que ésta es una increíble coincidencia. Cuando me pasaron tu hoja de vida obviamente supe que tendría que ser yo la persona que te iba a recibir hoy. Fue una sorpresa para mí, se lo comenté a Mateo, me dijo que no sabía que tenías esta cita y bueno, a veces la vida nos pone en situaciones extrañas. Creo que estás enterada de lo que pasó con Mateo y te puedo asegurar que tu proceso acá no se verá jamás afectado por ese tema. Yo llevo poco tiempo en TMU; lo que vas a hacer el día de hoy son unas pruebas escritas, yo soy la encargada de supervisar y recogerlas cuando termines en el tiempo indicado y me imagino que sabes que los resultados no son buenos o malos. Sencillamente, muestran rasgos de la personalidad y del comportamiento que, en teoría, irían de acuerdo con el cargo que está disponible. Te digo todo esto para que entiendas que todo lo que se hace acá es de manera super profesional y transparente. A continuación, te voy a dar todas las instrucciones para que respondas estos cuestionarios, puedes hacerme todas las preguntas que quieras antes de empezar y te deseo lo mejor’.

Valeria a duras penas podía concentrarse en lo que Ana María le estaba diciendo; se negaba a creer que Mateo le hubiera ocultado que su exesposa estuviera trabajando allí y recordaba cada palabra, cada promesa y todo lo que había sucedido con él en los días precedentes y le provocaba salir corriendo a degollarlo, pero entendió que debía conservar la calma y tratar de responder esas pruebas de la manera más asertiva posible. Solo que cuando trataba de concentrarse pensaba: ‘¿Y qué tal que yo pase todos estos filtros, entonces Ana María y yo vamos a trabajar juntas? ¿Vamos a salir a almorzar juntas, a celebrar los cumpleaños de la gente juntas? ¡Dios mío! ¡Pero por qué me pones en estas situaciones!’. Valeria ahí sintió que había cometido un grande error. Que debía estar en su empresa haciendo esa presentación a la que le había puesto tanto empeño y no estar ahí sentada al frente de la ex de su ex, que ahora era como su novio otra vez, haciéndose la que no pasaba nada.

Ya no había vuelta atrás. Tenía que realizar esas pruebas y no debía perder el foco. Mientras Ana María le daba las últimas instrucciones, Valeria la analizaba toda. Tenía al frente una mujer de mirada dulce, con unos ojos azul profundo y una cabellera rubia abundante que le llegaba hasta los hombros, vestida impecable, con las manos arregladas, unas joyas y accesorios que completaban su outfit de manera elegante. En fin, Valeria mentalmente se decía: ‘¡Qué tal! ¡Encima de todo es perfecta!’. Ana María sonrió, le deseó buena suerte a Valeria, le dijo que tuviera muy en cuenta el tiempo porque ella regresaría a recoger las pruebas y aunque no hubiera terminado, las tenía que retirar, así que se concentrara y contestara de la forma más honesta posible. Valeria le agradeció y apenas tuvo tiempo para iniciar a responder cada una de las preguntas de esos cuestionarios que parecían interminables. Afortunadamente, el tiempo apenas le alcanzó para responder todo el interrogatorio y cuando terminó, levantó la mirada, suspiró y en ese momento se abrió la puerta. Era Ana María. Le preguntó que cómo se había sentido, que si había contestado todo, después de la confirmación de Valeria, le dijo que se podía ir, y que la semana siguiente tendría un feedback para saber si continuaría con el proceso o si terminaba ahí. Le agradeció por su presencia, le dio la mano y se despidió. Valeria apenas pronunció palabra. La deslumbró el profesionalismo de Ana María, y sobre todo su gentileza. Pero claro, pensaría que ignoraba todo lo que había pasado con Mateo en esos días. Si lo supiera era imposible que se hubiera comportado de esa manera.

Valeria salió de ese edificio con el corazón a mil. Es como si después de la angustia que le había causado mentirle a su jefe, escaparse para realizar esas pruebas y como si fuera poco, encontrarse con la ex de Mateo, el estrés se le hubiera manifestado de repente. Le empezaron a temblar las piernas y las palpitaciones aumentaban, empezó a sentir algo de nauseas y tuvo que sentarse en una banca que estaba en un pequeño parque al frente de las oficinas de TMU. Estaba sudando frío y empezó a preocuparse. No entendía qué le estaba pasando y por un momento pensó que le iba a dar un infarto o algo así. No era normal. Se acordó de las palabras de su amiga Pilar, respiró profundo y contempló la posibilidad de estar embarazada. No había sido capaz de mirar su celular porque se sentía realmente mal. Poco a poco se fue calmando, fue recobrando las fuerzas, vio que al frente de donde estaba sentada había una cafetería. Como pudo se fue caminando hasta allá, pidió un agua aromática y se acomodó en una de las mesas. Mientras esperaba, revisó sus mensajes. Su jefe aún no le había contestado nada. No sabía si sería buena idea llamar a la oficina, hablar con la secretaria, o qué hacer. Decidió esperar y hacerlo cuando estuviera en su casa; el ruido de la calle podría ser sospechoso. Tenía un mensaje de Mateo y otro de Alvaro. Los dos preguntando cómo le había ido en la entrevista. En ese momento le llevaron el agua, se la tomó despacio, respirando profundo y poco a poco le regresaron los colores y se sintió bien de nuevo. Llamó a Alvaro, le contó que había hecho las pruebas y que ahora debía esperar hasta la próxima semana para obtener los resultados. Alvaro le dijo que al fin cómo había hecho en su oficina con la presentación, ella se lo explicó y él con un tono condescendiente le respondió: ‘Vale, se nota que para ti esto es muy importante y lo puedo entender, espero que todo te salga como lo has organizado en tu mente y que puedas escoger la mejor oferta’. Valeria le agradeció por sus deseos. Alvaro le preguntó que si para ella estaba bien que la recogiera a las 7:00 a.m. para irse al día siguiente a la finca de Cristina y Alberto, ella le dijo que estaba perfecta la hora. Se despidieron que quedaron coordinados con la hora de la partida.

Terminó su agua aromática; se levantó de la mesa, pagó y se fue para su casa. Cuando iba en camino, le entró una llamada de Mateo; ella inmediatamente contestó. Él le preguntó que cómo le había ido y ella ayudada por un fuego que le salió del estómago le respondió: ‘Mateo, ¿qué problema tienes? ¿Cómo se te ocurre ocultarme que Ana María trabaja en TMU? ¿Pero qué más ideas estúpidas te pasan por la cabeza? ¿Qué creíste, qué no me iba a dar cuenta? Es que no puedo de la ira que tengo, no puedo creer que no me hayas dicho nada, maldita sea, ¡Mateo!’. Afanado y evidentemente angustiado le dijo: ‘Val, cálmate por favor. No quise decirte nada porque no quería interferir en tu proceso; yo sé lo importante que es esto para ti, todo lo que tú quieres entrar a trabajar ahí y qué culpa tengo yo si Ana María trabaja en esa empresa. Ella me llamó para decirme que habían recibido tu hoja de vida y, yo sé, independientemente de eso, ella trabaja ahí, ¿pero acaso eso debería entorpecer tus planes? Es una empresa gigante; no tienes que ser su mejor amiga y en el ambiente corporativo se va a trabajar. Tú estás en un campo diferente, así que eso poco interesa. Pero si yo te lo hubiera dicho, de pronto te hubiera creado un sesgo, no sé, a lo mejor hasta te hubiera hecho pensarlo dos veces, y pues no quería que fuera así solo por esa coincidencia. No te pongas mal conmigo por favor, te lo pido. No lo hice con mala intención, todo lo contrario’. ‘Esa hubiera tenido que ser mi decisión – le increpó Valeria -, pero sabiendo la verdad y mucho más si eras justamente tú el que la sabía. Mateo, de verdad me dejas sin palabras. Te puedes imaginar lo incómodo que fue para mi estar ahí sentada y verle la cara a ella. ¡Ay por Dios, no! Es que sí, hasta pensé que había sido un error mentirle a Nicolás. Yo debí haber ido a hacer esa puta presentación y no ir a hacer unas pruebas aplicadas por la exesposa de mi exnovio. ¡Qué cosa tan ridícula! ¿Sabes qué? No quiero ni hablar contigo, voy camino a mi casa, mañana me voy de viaje. Hablamos la próxima semana’. Mateo le recordó que esa noche era la comida de cumpleaños de su mamá, que ya habían reservado, que ella estaba feliz porque sabía que los acompañaría, que por favor no tomara decisiones apresuradas y que pensara en lo que él le había dicho.

Valeria cortó la llamada diciéndole que más tarde le mandaba un mensaje, pero la realidad es que ella estaba furiosa. No podía negar que las palabras de Mateo de alguna forma tenían sentido, o al menos ella se lo encontraba. Se decía en su mente: ‘Mateo me conoce como nadie y sabe que, si me hubiera contado que ella trabajaba allá, eso me hubiera predispuesto y cualquier cosa que obstaculice los procesos mentales y físicos para lograr objetivos es innecesario; eso él lo sabe y lo hablamos muchas veces. De pronto es cierto lo que él me dice y no tenía malas intenciones’. Antes de llegar a su casa paró en una farmacia y compró una prueba de embarazo; no quería seguir con esa duda dando vueltas en su cabeza. Finalmente llegó, volvió a mirar el celular, aún no tenía ninguna noticia de su oficina y eso la tenía muy intranquila. Decidió llamar a la secretaria de su jefe quien le dijo que era que todavía estaban en reunión y que iba para largo porque habían pedido almuerzo y que ahí seguían, ella no sabía de qué estaban hablando, pero que cuando se acabara el comité ella le mandaría un mensaje.

Valeria comió algo, se recostó un rato y se quedó profunda. Cuando se despertó ya eran casi las 5:00 p.m. Se asustó, no podía creer que hubiera dormido tanto. Revisó su celular, no había noticias. Decidió no dilatar más lo de la prueba y entró al baño y siguió las instrucciones al pie de la letra. Los tres minutos más largos de la vida. Faltaban casi 30 segundos, le entra un mensaje de Nicolás y entra al baño, la respuesta ya estaba lista.