Valeria no le respondió nada a Carla, pero se quedó mirándola. Carla con la lengua un poco enredada le dijo en voz baja: ‘Estoy enamorada de uno de los que está acá, pero él está enamorado de otra…jajaja…shhhhh’. Carla cerró los ojos y Valeria sin saber muy bien qué hacer o cómo reaccionar salió de la habitación. En el corredor se encontró con Juan José, le preguntó que si todo estaba bien. Valeria le dijo que si, que Carla estaba rendida y se había recostado un rato a descansar. Juan José sonrió y le dijo a Valeria: ‘Estaba prendidita, pobrecita, mejor que descanse. Gracias por acompañarla Vale’. Valeria le dijo lo había hecho con mucho gusto. Después de esa confesión de Carla, se sentía incómoda y era claro que no podía contarle nada a Alvaro porque se trataba de su cuñada y no podía echarla al agua. Se le pasó por la mente que tal vez estaba muy borracha y no sabía lo que estaba diciendo. Al mismo tiempo le llegaba a la cabeza el dicho ese que dice que ‘los niños y los borrachos dicen la verdad’. La realidad de las cosas era que Valeria estaba aterrada de ver el voltaje de ese grupo. No era gente tan tranquila como ella se hubiera imaginado.
Cogió su celular y llamó a su amiga Pilar. Necesitaba urgentemente contar todo ese chorro de cosas y escuchar alguna opinión de alguien con perspectiva. Pilar no podía creer tanta cosa junta. Le dijo que faltaba Pablo, su primo. Hasta ese momento era el único que no aparecía en los chismes. Pilar le dio su opinión a Valeria: ‘Pues mire, lo que a mi me parece es que cuando la gente anda en esos parches y se la pasan de plan y plan y, además, hay licor y sustancias involucradas, es muy normal que resulten historias de infidelidades y cosas de ese estilo. Personalmente, nunca me ha gustado esa intensidad. Luca tiene un grupo de amigos, hay parejas, hay solteros, pero nos vemos de vez en cuando. En algún cumpleaños, o un evento especial, o de pronto en navidad y eso me parece perfecto. Son queridos, amables, salimos a comer o por un aperitivo y después chao hasta cuando se pueda. No sé si usted se siente cómoda en ese parche; con todos esos rollos, yo diría que es mejor distanciarse. Por lo que me ha contado, Alvaro es de otro estilo, entonces ábranse de ahí. Disfrute este paseo, trate de relajarse, pero con disimulo vaya alejándose de esa gente. Me da cagada con Pablo; no sé qué hace ahí. Sobre todo, Camila que es como tan puestecita, tan niña de casa’. ‘Pues niña de casa, pero bebe parejo con todos y su primo Pablo no se queda atrás, – le dijo Valeria -, es que póngase a pensar, Pilar, si andan para arriba y para abajo todos es porque algo los une. De lejos uno ve la gente medio normal, pero cuando se acerca a la intimidad de los hogares se destapan las ollas, y como dice usted, con trago mezclado, peor. Pero sí, tiene razón, yo me voy a abrir, es que yo me debería desaparecer por un tiempo. No sé qué hacer con tanto bollo. Tengo miedo con lo de mi incapacidad y ¿tener que esperar una semana para regresar al trabajo?, no, ¡mk! Eso me tiene muy preocupada. Por otro lado, esa historia con Mateo y ahora la ex trabajando en esa empresa, Alvaro que me mira con esos ojos de perro enamorado, Carla contándome sus intimidades y enterándome de la quiebra de Roberto y Cristina, sin hablar de Alberto y sus rarezas, ¡ay no! ¡Yo no sé en qué momento me metí en estos rollos!’.
Las amigas colgaron la llamada porque Alvaro estaba buscando a Valeria, quien se fue para la piscina y se sentó a su lado. Alvaro le dijo: ‘Le pregunté a Lucía por ti porque te va a parecer raro lo que te voy a decir, pero estando acá solo me sentí super incómodo. Alberto está en una rasca hasta rara y estuvo un rato acá hablándome pendejadas, contándome cosas que no me interesan, pero lo más aburridor es que es super intenso. Me decía cada rato que me tomara otro trago, que salud, que dele, que no sea tan aguafiestas, no, ¡qué tipo tan mamón y tan pesado! La verdad, me tiene mamado. Me hizo parar como tres veces, ¡una abrazadera, una habladera, qué fastidio en serio!’. Valeria le dijo que lo entendía, y que si le había visto esas actitudes. Le contó que la vez que habían salido a comer al restaurante cuando ella estaba regresando del baño con Marcela, él estaba diciéndole algo al oído al mesero y lo tenía abrazado y Marcela le había dicho que dejara en paz al pobre muchacho. Valeria le dijo que se notaba que ella estaba más que acostumbrada porque prácticamente no le paraba bolas. Alvaro le dijo que claro, que ella también se la pasaba tomando y que para él a ese punto era muy evidente el coqueteo con Roberto. Valeria le dijo susurrando: ‘¿Será que esos dos tienen su cuento y por eso a ella le importa un pepino que él sea tan intenso?’. Alvaro sonrió y le dijo que no le sorprendería que en cualquier momento terminaran dándose cuenta de la verdad. Valeria le contó la discusión que había escuchado entre Roberto y Cristina. Alvaro le dijo: ‘Mejor dicho! Acá todos tienen su guardado, ¿tu también tienes el tuyo?’. Valeria se quedó muda; se sonrojó y le dijo a su casi novio que se metieran a la piscina a ver si se relajaban y pensaban en otra cosa.
Valeria sentía que no estaba haciendo las cosas bien. Escudándose en el empeño, la perseverancia y el deseo legítimo de conseguir sus sueños, había caído en una red que probablemente ella misma había tejido y que ahora no encontraba la forma de escapar. Todo lo que giraba en torno a su vida en algún grado representaba un tipo de utilidad para lo que ella estaba buscando. Mateo era una especie de lugar seguro en el que se veía emplazada porque le gustaba pensar que era un hombre con ambición, responsable, estable y con quien eventualmente podría unirse porque sentía que él sabía que para ella era vital el trabajo, la realización profesional y que esas prioridades vendrían respetadas, ante todo. La amistad con Juan José era importante porque la estaba llevando por el camino justo para conseguir el trabajo en una de las empresas mejor posicionadas en el mercado internacional. Allí podría hacer una carrera significativa, aprender, crecer y llegar a tener un cargo influyente. La unión a ese grupo de amigos tenía un sentido en la medida en que aparentemente todos estaban bien conectados, tenían cargos buenos, un estatus de vida que iba de acuerdo con los estándares que ella misma tenía como objetivo y alguna vez alguien le dijo que ‘era esencial vivir en un buen barrio, rodearse de gente con alto poder adquisitivo, frecuentar sitios de tendencia, porque sin duda, el círculo en el que se mueve una persona define en gran medida su futuro y su dirección’. Haber realizado una presentación impecable para su jefe y al mismo tiempo diseñar un modo para poder asistir a las pruebas en la otra empresa decía mucho de ella; era aguerrida, determinada y, sobre todo, estaba dispuesta a hacerlo todo para tocar la gloria y era así como debían pelear los valientes. Y, por último, Alvaro era un polo a tierra y el modo en el que podía seguir en ese grupo.
Cuando miró las cosas con algo de perspectiva se asustó y se desconoció. Estaba bien tener objetivos, progresar, sin embargo, todo eso que ella misma había construido en tan poco tiempo la estaba llevando a hacer una reflexión acerca de quién era. Realizar que esas personas a quienes en algún momento admiraba, tenían unas vidas con tantos vacíos, la estaba haciendo repensar el camino por el quería direccionar su existencia y su papel en el mundo. Su análisis fue interrumpido por Camila, la esposa de Pablo, quien se unió a la parejita en la piscina. Empezaron a hablar del más y del menos. Alvaro se fue a traer algo de tomar y Camila le dijo a Valeria que había ido a ver si Carla ya se había despertado, pero que seguía profunda y agregó: ‘Se está volviendo costumbre. Últimamente he visto que Carla toma más de lo normal; bueno, no es que este grupo brille por la moderación, pero la he notado algo desbordada. ¿Vale, de casualidad te dijo algo, te mencionó alguna cosa que le preocupe?’. A Valeria le pareció un poco extraña la pregunta de Camila, parecía como si estuviera inquieta y con afán por saber si Carla había dicho algo en particular. Le respondió que no, que simplemente le había dicho que estaba muy cansada. Camila quedó aparentemente insatisfecha con la respuesta, pero tuvo que cambiar el tema porque Pablo se estaba acercando para meterse en la piscina con ellos y se apuró para advertirle disimuladamente algo a Valeria antes de que entrara.