Pilar le dijo a Valeria que no moviera tanto el celular porque no veía nada. Valeria con la voz agitada le dijo que esperara un momento porque se estaba acercando. ‘Pero ¿qué fue lo que vio Valeria? ¡Hable!’, le dijo Pilar con algo de desesperación. Valeria le pidió a Pilar que se callara, pero no cortó la llamada y bajó el celular. Valeria empezó a caminar a paso firme para que se supiera que se estaba acercando. Cuando llegó al árbol de naranjas, estaban Alex y Alberto con un palo tratando de hacer caer las que ya se veían maduras. Valeria no pudo contenerse y preguntó: ‘¿Qué está pasando acá?’. Alberto se giró, la miró, sonrió y con un tono burlón le contestó: ‘jajaja querida Valeria, entiendo que no estés acostumbrada al trabajo de finca, pero lo que está pasando acá es que Alex y yo estamos cogiendo las naranjas que ya están listas para hacer juguitos y esas cosas, ¿te quedó claro?’. Valeria estaba temblorosa, lo miró y no fue capaz de pronunciar una palabra. Se quedó mirando a Alex, como tratando de preguntarle si estaba bien. En ese momento los alcanzó Alvaro y Valeria decidió cortar la llamada disimuladamente. Alvaro le dijo: ‘Hasta que por fin te encontré, estaba buscándote hace rato, estos jardines son enormes. No me hubiera imaginado que estuvieras cogiendo naranjas con ese par de señores…jajaja’.

Alberto mirando a Valeria intervino: ‘En realidad, Valeria se acaba de unir al plan; no la veo muy animada para coger naranjitas, ella no está acostumbrada…jajaja’. Valeria le dijo a Alvaro que regresaran a la casa, que estaba haciendo mucho calor, así que se devolvieron. Alvaro se alertó de ver la prisa de Valeria y le preguntó si estaba todo bien. Ella como pudo le relató lo que vio: ‘Estaba hablando con Pilar y de pronto fue ella la que me dijo que quién se veía en el fondo, cuando volteé a mirar vi a Alex, pero de repente vi a Alberto que estaba detrás del niño en una posición muy extraña. O sea, Alberto tenía el cuerpo pegado al de él y no alcancé a ver porque estaba de espaldas, pero te puedo jurar que tenía la mano adelante y lo estaba tocando. ¡Dios mío! Estoy temblando’. Alvaro se puso pálido y la interrumpió: ‘Vale, es muy grave lo que estás diciendo. ¿Estás segura de lo que viste? Pero tú te acercaste, ¿qué pasó entonces?’. Valeria continuó: ‘Pues yo empecé a caminar con urgencia, y claro, como hice ruido, él inmediatamente se quitó y cogió el palo ese que tenía en la mano y empezó a hacerse el que estaba cogiendo naranjas y Alex las recogía del piso; yo estaba tan nerviosa que pregunté dizque ‘qué está pasando acá’ y Alberto se hizo el pendejo y me respondió con risitas y con su tonito de siempre. Alvaro, tenemos que hacer algo. Hay que decirle a Marcela, avisarle a Lucía, no sé, ese tipo es un enfermo y un peligro’. Alvaro, la cogió de la mano y la llevó con urgencia a la habitación y cerró la puerta.

‘Vale, esto es muy grave, pero tenemos que pensar muy bien las cosas porque es obvio que Alberto va a negar todo y el niño no va a ser capaz de decir nada. No podemos alborotar el ambiente a la ligera porque lo que va a pasar es que nos van a echar de acá y acuérdate que está de por medio mi hermano, mejor dicho, qué mierdero. ¿Vale, tú estás segura de lo que viste? ¿Pero completamente segura? ¿No hay una mínima posibilidad de que te hayas confundido? Es que esto es muy delicado. No quiero poner en duda lo que dices, simplemente quiero que tú estés convencida de lo que viste’. Valeria se cogió la cabeza y le contestó a Alvaro: ‘Es que esa posición en la que estaba él, es decir, ¿qué hacía tan pegado del niño por detrás si están cogiendo naranjas?’. Alvaro la interrumpió y le dijo que tal vez le estaba explicando cómo hacerlo, cuáles naranjas coger. Valeria se quedó pensando y después de un largo suspiro le dijo: ‘Pues sí, puede ser, pero tampoco creo que es que esa tarea tenga tremenda técnica para tener que ser tan detallista en la explicación, sin embargo, puede ser que haya confundido las cosas. No sé Alvaro, para mi la alerta máxima es que yo me asusté. Si para mi no hubiera sido tan evidente, no me hubiera exaltado tanto. Él me dijo dizque no estaba pasando nada, que como yo no sé nada de fincas no sé cómo se recogen las naranjas, en fin, ojalá se tratara de una confusión. ¡Ay! ¡Ya no sé ni qué pensar! De pronto si era una cosa inocente, es que yo soy muy desconfiada’. Alvaro continuó: ‘Mira, te propongo que nos calmemos, no nos dejemos llevar por la emoción, actuemos normal. No te vayas a poner a la defensiva con él o a mirarlo raro porque si es cierto, esos personajes son sombríos y va a tratar de manipular la situación, así que vamos a estar bien, analicemos con calma, y vamos pensando qué podemos hacer. Valeria estuvo de acuerdo, le dijo que confiaba en él y aprovechó para preguntarle qué era lo que quería decirle Juan José.

‘!Aghhh! – exclamó Alvaro -, efectivamente quería decirme que Carla le había contado que sin querer había escuchado la conversación que tuviste con tu ex y bueno, que si yo estaba seguro, que si estaba enterado, bla, bla, bla… Le dije que sí, que tú me habías contado todo, que no se preocupara, y, sobre todo, que le dijera a Carla que estuviera tranquila. Me dijo que tú les caes super bien, solo que se alertaron. Bueno, me tratan como si fuera un tarado de 18 años. No entiendo esas cosas de Juan José, pero siempre ha sido así conmigo. Lo importante es que todo quedó aclarado, o al menos, eso espero’. Valeria le dijo que lo entendía porque es su hermano y es normal que, si entera de algo así, por lo menos, lo advierta. Ella haría lo mismo si se tratara de su hermana. Sin embargo, ella quedó incómoda con la situación porque seguramente a esas alturas ya todos sabrían la historia y quién sabe qué cantidad de cosas estarían hablando de ella. Aunque sabía que lo que le debería importar era que las cosas con Alvaro estaban bien, le daba miedo la influencia de toda esa gente, y sobre todo de Juan José y de Carla. Hasta pensó en el proceso en TMU; con todo lo que estaba pasando ahí no le parecería raro que hicieran algo para obstaculizarle las cosas en la nueva empresa. El puente de relax y descanso que había planeado Valeria estaba resultando todo menos eso.

Valeria y Alvaro al fin decidieron salir de la habitación y unirse al grupo que estaba en la piscina. Tan pronto llegaron, todos empezaron con los chistes habituales de la neo parejita de luna de miel. Alberto les dijo que se prepararan porque de almuerzo iban a hacer un asado espectacular, que ya había llegado la carne y que Lucía iba a hacer unas papitas criollas que le quedaban buenísimas. Todos estaban muy animados como siempre y Valeria trató de actuar como si nada pasara; cogió un par de cervezas para ella y para Alvaro y se sentaron con todo el grupo. De pronto Carla empezó a tomar fotos de todos, se ubicó en un lugar estratégico e hizo varias selfies de todo el parche para la posteridad. Todo parecía normal. En realidad, nada había cambiado, todos estaban gentiles y amables con Valeria como siempre, así que eso ayudó a que su paranoia se atenuara pues parecían en buena onda. Salieron varios temas de conversación, y hasta ese momento, todo estaba en orden. De un momento a otro, la conversación tuvo un giro. Alberto le dijo a Lucía que por favor hiciera un jugo con las naranjas que él y que Alex habían recogido para mezclarlo con un vodka o con lo que la gente quisiera. Lucía con mucho entusiasmo dijo: ‘Uy! ¡Don Alberto! Esas naranjas están buenísimas. El Alex me dijo que se había comido una y estaba como miel. Me parece muy bien que lo haga trabajar porque es que a veces es muy perezoso. ¡Ya les hago el juguito!’. Valeria estaba en silencio, pero ahí no terminó la intervención de Alberto. Se quedó mirándola y le dijo. ‘Oye, Valeria, tu trabajas en Costa, ¿no? ¿Ahora que pienso, de casualidad tu jefe no es Nicolás López?’. Valeria pasó saliva y le contestó que sí. Alberto continuó: ‘No te puedo creer! Nicolás estudió conmigo en la universidad. Somos muy buenos amigos…de hecho, tendremos un encuentro próximamente, pero no te preocupes que tu secreto está a salvo con nosotros…jajaja’. Valeria no sabía si reírse o llorar. No podía creer lo que acababa de pasar. Alvaro la miró y le hizo un gesto insinuándole que ignorara lo que estaba diciendo.

Todos soltaron una carcajada y Valeria se sintió mal. Le volvió la paranoia y sintió que todos sabían lo de Mateo, que para agregar una cosa más, también sabían la mentira que le había inventado a su jefe y para rematar, debía buscar un certificado médico falso para justificar su ausencia. Sentía que todos la miraban como una mala mujer; se sentía juzgada, señalada, pero, sobre todo, impotente. Le había parecido muy raro que después de lo que había presenciado, Alberto le dijera que conocía a su jefe y que reforzara prometiéndole que su secreto estaba al seguro. No sabía cómo abordar esa situación, no se sentía a gusto. Tenía ganas de salir corriendo de ahí. Alvaro notó la incomodidad de Valeria, se le acercó, le cogió la mano, le dio un beso en la mejilla y en el oído le dijo que no se preocupara, que todo iba a estar bien. Él tenía la facultad de calmarla y Valeria poco a poco volvió a recuperar la calma. Así fue pasando el resto de la mañana, entre tragos, piscina, chistes, bronceadores, comentarios de unos y de otros. Valeria estuvo hablando un rato con Pablo, recordaron a Pilar, se contaron varias anécdotas y mientras tanto Camila compartía una que otra cosa con Alvaro.

Lucía y su esposo terminaron de preparar todo para el asado y les dijeron que se podían sentar a la mesa porque ya iban a empezar a servir, así que cada uno fue incorporándose para tomar su lugar. Valeria decidió ir a su habitación para lavarse las manos. Cuando iba caminando por el corredor, sintió un golpe. Pensó que algún objeto se había caído. El ruido provenía de una de las habitaciones, avanzó un poco más y sintió un sollozo. Se fue caminando hasta la habitación del fondo. Camila estaba en el piso en una de las esquinas del cuarto.