Valeria se alertó, pero la saludó con mucha gentileza. ‘Hola Valeria, espero que estés mejor – dijo con un tono determinado -, no te voy a quitar mucho tiempo. Mira, te llamo por lo siguiente. Parece que Nicolás tiene mucha urgencia de que tú regreses porque me dijo que tenían un tema pendiente, entonces necesito pedirte que te hagas un test en el centro médico que tiene alianza con la empresa, donde hiciste tus exámenes de ingreso. Esto con el fin de ver si todavía estás positiva y calcular en cuánto tiempo puedes volver. Por si no te acuerdas bien dónde queda, ya te mando la dirección. Te pido el favor de que vayas cuanto antes. No es necesario pedir cita. Me avisas cuando lo hayas hecho para poder estar pendiente de los resultados, los cuales nos llegan directamente a nosotros, pero obviamente te aviso inmediatamente’. Valeria le dijo que claro, que podía salir ya mismo a hacerse el test y le informaría tan pronto terminara. La dirección le llegó en un mensaje. Terminaron de guardar la ropa en el morral y le dijo a su mamá que se fueran de una vez para el centro médico así salía de eso de una vez.

Cuando iban en camino a Valeria la empezaron a asaltar ciertas dudas: ‘Mami, ¿qué tal que me hayan dicho que haga las pruebas ahí porque se dieron cuenta de que ese certificado que mandé era falso?, preguntó muy asustada. ‘Valeria por favor trata de estar tranquila, – le respondió la mamá -, creo que es normal que te hagas esas preguntas porque sabes que hiciste algo mal y la culpa te persigue, pero ¿tú crees que en una empresa tan grande se van a poner a revisar cada papel que llega, sobre todo si se trata de una prueba de covid? Además, para mi tiene sentido lo que ella te dijo. Tu jefe efectivamente tiene un tema pendiente contigo, si abrió un cargo, seguro tiene que tomar una decisión lo más pronto posible. Al revés, a mi me parecen buenas noticias. No te amargues pensando en cosas que están fuera de control’. Valeria se tranquilizó con las palabras de su mamá y pensó que tal vez tenía razón; efectivamente podrían ser novedades con un input interesante.

Llegaron al centro médico. Valeria se fue al punto de información para preguntar a dónde debía dirigirse para realizar la prueba. Cuando estaba preguntando se acercó una mujer con gafas oscuras que se veía muy alterada y quería preguntar por un consultorio de un médico. Valeria se quedó mirándola y, aunque le costó reconocerla, se dio cuenta de que era Camila, la esposa de Pablo. Se le acercó y la saludó. Camila con un tono de voz muy bajo, la voz temblorosa y tratando de cubrirse la cara con una bufanda que llevaba la saludó, bajó la cabeza y apenas le salió un ‘Hola Valeria’ con mucho esfuerzo. La mamá de Valeria se dio cuenta que no se encontraba bien, se le acercó y le preguntó si podían hacer algo por ella. Camila no puedo contenerse y se puso a llorar en un modo que, madre e hija tuvieron que tomarla de los brazos y acompañarla sentarse en una salita de espera que había cerca. Valeria le preguntaba con insistencia que si necesitaba algo, que si quería llamar a alguien y Camila solo lloraba. La mamá de Valeria le trajo un poco de agua y lentamente fue recobrando la calma. De un momento a otro se quitó las gafas y se corrió la bufanda. Estaba cubierta de morados. Valeria no dudó un segundo y le dijo: ‘Fue Pablo, ¿cierto?’. Camila con lágrimas en los ojos le dijo que sí y que había tenido que ir al médico porque tenía un dolor muy fuerte en las costillas. Valeria le dijo que tenía que denunciarlo y que los exámenes se los debían hacer en medicina legal. Camila con mucha determinación le dijo: ‘No, Valeria, yo no puedo hacer eso. No tengo la energía para meterme en esos líos ahora, y no puedo someter a mi familia, a mi hijo y a mi misma a un proceso de estos. Pablo está muy arrepentido y…’. Valeria la interrumpió: ‘Y si está tan arrepentido ¿por qué no está acá contigo?’. Camila le dijo que, ella le pidió que la dejara ir sola, entre otras, porque él tenía una reunión muy importante y no quería que dejara de hacer sus cosas.

Valeria no podía creer que Camila se encontrara en ese estado y pensara que Pablo estaba abatido por lo que le había hecho. La mamá de Valeria no se pudo contener y le dijo: ‘Mira, yo sé que no me conoces, soy la mamá de Valeria, pero quiero decirte algo. Si él ya te ha golpeado antes, ésta no va a ser la última vez. El problema serio con los hombres maltratadores es que, primero, nunca están realmente convencidos del mal que están haciendo; creen que es una conducta casi normal y además que es tu culpa si él reacciona así. Eres tú la que provoca esos comportamientos y si no fuera por eso, en teoría, él no actuaría de esa forma. En esa línea, querida Camila, eso nunca se va a acabar y lo que es más preocupante, con el tiempo puede que aumente el nivel de la agresión. Ni tú, ni ninguna mujer en el mundo merece pasar por algo semejante. Tú eres una mujer bella, estoy segura de que tienes muchas cualidades, tienes un hijo y estoy convencida de que no quieres que crezca siendo testigo de un conflicto semejante en su hogar. Los niños se dan cuenta y absorben todo. No subestimes el hecho de que, aunque trates de esconder, disfrazar o tapar las agresiones de tu esposo, tu hijo sea capaz de asimilar lo que sucede por más pequeño que lo veas. Lo triste es que probablemente es que repita esas conductas porque tu sabes que los hijos aprenden viendo lo que hacen sus papás. Yo entiendo que no te sientes segura, que te da miedo de lo que pueda hacer él cuando sepa que lo denunciaste, pero créeme que es mucho más miedoso vivir con la angustia permanente y sobre todo la incertidumbre de lo que pueda llegar a hacer. La gente cree que el feminicidio es un tema de las clases bajas y, en cambio, el maltrato y la violencia no tienen estrato, Camila. A los depredadores hay que denunciarlos. Tienes que saber que vas a salir adelante, que puedes reconstruir tu vida y, sobre todo, estar a salvo. Te podrá parecer fuerte lo que te voy a decir, pero entre mi grupo de amigas del colegio, tuvimos un caso de una compañera que terminó en silla de ruedas gracias a que su esposo la tiró por unas escaleras. No permitas que nadie te quite la esperanza de vivir y, en especial, de creer en ti, en tus capacidades, en lo que mereces. No importa que no te conozca, conmigo y con Valeria cuentas’.

Camila se dejó caer en los brazos de la mamá de Camila y lloraba ahogada en su propio sollozo. Le agradeció mucho, le dijo que sí, que tenía mucho miedo, pero que iba a sacar fuerzas para hacer lo que decía. Decidió llamar a su hermana y pedirle que la recogiera para hacer la denuncia y llevar a cabo la diligencia completa. Las tres esperaron en silencio hasta que llegó la hermana de Camila a recogerla porque no querían dejarla sola. Camila de pronto reaccionó y les agradeció mucho por la compañía y por las palabras. ‘No tienen ni idea lo importante que fue esto para mí, a veces la gente que menos lo conoce a uno, es la que más impacto tiene – les dijo Camila con los ojos enrojecidos -. Tomó de la mano a Valeria y le dijo: ‘Ten cuidado con Alberto y Marcela. Todos sabemos lo que pasó y yo no quiero volver a ver a ese tipo ni en foto. Me da pánico. No sé de qué clase personas he estado rodeada todo este tiempo; me da escalofrío pensar en todas las veces que hicimos planes, que mi hijo jugó con el de ellos, es que no soporto la idea. Todos se ven tan queridos, tan amables, tan ‘bien’, y mira qué mano de lacras. Del otro que te tienes que cuidar es de Juan José’. En ese momento llegó la hermana de Camila, ella se puso de pie y no alcanzó a continuar el discurso. Simplemente les agradeció a las dos de nuevo, se cruzaron los teléfonos y quedaron de seguir en contacto. Camila se fue decidida a hacer lo correcto y Valeria y su mamá se quedaron con el corazón en la mano esperando que no cambiara de opinión en el camino.

Finalmente, Valeria retomó el curso de la razón por la cual se encontraba allí. Se dirigió al área donde debían realizarle la prueba. Esperó unos minutos, la llamaron, pasó, le tomaron la muestra y salió. Le explicaron que los resultados serían enviados directamente a la empresa como lo habían solicitado. Valeria preguntó que cuánto podrían demorar, le dijeron que iban a realizar la prueba de antígenos, que normalmente se demora un poco más de tiempo, pero que teniendo la urgencia con la que los habían solicitado, era muy probable que al día siguiente a primera hora estuvieran listos. Valeria salió contenta. Pensó que era obvio que el test sería negativo y esto significaba que podía volver al trabajo cuanto antes. No veía la hora de hablar con su jefe de la presentación y del cargo nuevo.

Regresó a la casa de la mamá. Dedicaron lo que quedaba del día a hablar acerca de lo que había pasado con Camila. Valeria todavía no podía creer que el primo de su mejor amiga fuera un maltratador. No alcanzó a decirle nada a Pilar por el cambio de horario, así que prefirió esperar hasta el día siguiente para llamarla a contarle todos los detalles. La noche pasó sin más novedades, y Valeria se acostó a dormir. Se sentía muy agotada y quería descansar después de tanto drama.

Al día siguiente cuando se despertó, su mamá y su hermana la estaban esperando en la cocina para desayunar. Hablaron un poco de lo que había pasado el día anterior y especulaban entre todas acerca de lo que había pasado con Camila y su familia. Valeria le preguntó a su hermana que por qué estaba un día entre semana a las 9:00 a.m. en la casa; ella le dijo que porque ese día tenía smart working. Estaban en medio de la charla cuando Valeria recibió una llamada. Se trataba de nuevo de la jefe de recursos humanos. Contestó inmediatamente. ‘Hola Valeria, acabamos de recibir los resultados y salieron negativos. Nicolás quiere saber si puedes venirte para la oficina cuanto antes’, le dijo. Valeria le respondió que claro, que ya mismo se iba para allá y su compañera de trabajo le dijo: ‘Ok; por favor llega directamente a su oficina. Nos vemos en un rato’.