Valeria pegó un grito exaltada y Mateo quedó sordo. ‘Mateo, ¿Juan José fue quien le ayudó a Ana María a entrar a TMU? ¿El head hunter se llama NewCEO?’, preguntó Valeria. Mateo le dijo que si, que no tenía duda de que ese fuera el nombre de la empresa. ‘Pues es el mismo que me ayudó a mí. El es el hermano de la persona con la que yo estoy o estaba saliendo y además es el esposo de la mujer que me llamó ayer a decirme que tenía una amante y quería que yo le pusiera una cita. Ella piensa que es su asistente, pero ahora yo creo que es Ana María’, le dijo Valeria. Mateo se quedó en silencio por unos segundos y cuando pudo pronunciar algo le dijo que era imposible, que no creía que Ana María estuviera saliendo con un tipo casado. El simplemente se resistía a la idea y repetía las mismas frases una y otra vez. ‘Mate, creo que esto puede ser un golpe duro para ti – le dijo Valeria bajando el tono -; si me pongo en tus zapatos creo que no sería chévere enterarme de algo así de mi ex, pero es que ahora me cuadran las cosas. Por eso los vi la otra vez en una cafetería, por eso Juan José en alguna ocasión mencionó que Ana María seguro tenía una gran palanca en TMU porque había entrado rápidamente sin ninguna experiencia significativa en los últimos años, aunque reconoció que había estudiado en buenas instituciones. Perdóname, pero a este punto, no me sorprendería que Juan José haya sido la razón por la que ella quiso separarte de ti. Además, porque tal parece que él está enamorado y la esposa está en pánico pensando que de pronto se le puede acabar el matrimonio’. Mateo no terminaba de digerir esa información. Le dijo a Valeria que debía entrar a una reunión y que más tarde hablaban.

Valeria quedó convencida de que Ana María era la amante de Juan José y no podía negar las ganas que le dieron de llamar a Carla para contárselo. Sin embargo, decidió esperar y llamó a Alvaro. El la saludó muy gentil como siempre. Las cosas entre los dos se habían enfriado y aunque de vez en cuando se cruzaban algún mensaje, Valeria había tomado algo de distancia. Alvaro nunca le había preguntado nada en particular o la razón por la cual se había originado el alejamiento. Esta vez le dijo a Valeria que si tenía tiempo para almorzar porque quería hablar con ella personalmente. Valeria aceptó.  Quedaron de verse en un restaurante en una zona cercana tanto a la casa de Valeria como a la oficina de Alvaro. Valeria se activó y empezó a alistarse para asistir a una cita. Antes de salir habló con su mamá le contó lo sucedido y le avisó dónde iba a estar. Desde que había empezado a sufrir de los ataques de pánico siempre le comunicaba a su mamá a dónde iba y con quién. La mamá le dijo que se cuidara y que le avisara cualquier cosa, sin embargo, se quedó tranquila porque Valeria estaba mucho mejor y había aprendido a controlar los estados de estrés. De todos modos, para ninguna de las dos la cita con Alvaro representaba ningún peligro, mucho menos era sinónimo de una situación extrema.

Llegó el medio día, Valeria llegó puntual al restaurante y cuando entró Alvaro ya estaba sentado en el bar esperándola. Se saludaron con un abrazo y se sentaron en una mesa. Hablaron del más y del menos, pasaron por el tema de Lucía y Carlos, los dos con algo de sinsabor por el retiro de la denuncia, pero resignados, hasta que llegaron al tema de los procesos de Valeria. Ella le dijo que estaba en esa encrucijada y que debía tomar una decisión ese mismo día. Alvaro le dijo que estaba seguro de que lo que eligiera sería la mejor opción para ella. ‘Vale, tengo varias cosas que contarte – le dijo Alvaro con una sonrisa tímida -, lo primero, es que ayer me notificaron que me van a trasladar. Era algo que estaba sobre la mesa; para serte sincero, pensé que iba a ser más demorado, pero ayer me llamó mi jefe para decirme que se había abierto una opción en Copenaghen y que si quería irme para allá. Las condiciones salariales son superiores y tendría muchos beneficios. En realidad, siempre he sentido una fascinación por el norte de Europa y acepté. Desde hoy empecé a hacer la transición y en veinte días me voy. Ya me hicieron la reserva de los tiquetes y bueno, es un hecho. Estoy contento, con algo de aprensión porque de todos modos es un cambio radical, pero me llama mucho la atención. Apenas voy a tener el tiempo de dejar las cosas medianamente organizadas acá. Creo que el apartamento lo voy a arrendar; mis papás me van a ayudar con ese tema porque en tan poco tiempo no creo que encuentre a alguien que se mude y tengo que sacar mis cosas, en fin, van a ser días muy ocupados. La otra cosa que quiero contarte es un poco más delicada. Me imagino que te acuerdas cuando Juan José me contó en el paseo que estaba enamorado de una vieja, etc. Bueno, si me dijo de quién se trataba y después supe que es la exesposa de tu exesposo, de Mateo. Cuando llegamos a Bogotá nos vimos varias veces con Juan José y me tenía mamado diciéndome que yo no debería seguir saliendo contigo, que se veía que eras una mujer complicada, que me diera cuenta de todo el mierdero que se había armado gracias a ti. Que ahora Alberto iba a estar metido en un lío muy grande, que antes de que tú llegaras ese grupo era una nota y que tu presencia había alterado todo, en fin. Hasta se atrevió a hablar de ti delante de mis papás haciendo comentarios tipo: ‘Alvaro está saliendo con una joyita’, y cosas así. Creo que para los dos fue evidente que ese paseo tuvo un efecto en lo que estaba pasando entre tu y yo. Espero que sepas que yo no estoy para nada de acuerdo con Juan José, pero también pensé que para ti sería muy complicado e incómodo seguir saliendo conmigo después de todo lo que había pasado. Yo mismo le conté a Juan José a un cierto punto que Ana María era la ex de Mateo, pero tu proceso ya estaba muy adelantado y había pasado a instancias en las que él ya no podía intervenir, además porque no era muy profesional de su parte, pero se le metió en la cabeza que tu no deberías trabajar en TMU y que iba a hacer lo imposible para que no te contrataran. Total, yo le conté de tu proceso en la otra empresa, donde trabaja Mateo y me dijo: ‘Es que es con él que debería estar, ojalá le salga ese trabajo para que se largue a Estados Unidos y se aleje de todos nosotros, sobre todo de usted’. Hasta donde sé, Juan José esta llevado de esta vieja y ella obviamente no te quiere. Se enteró que tu te viste con Mateo porque obviamente Juan José se lo contó y ella siente que tu siempre fuiste el fantasma en su relación, y bueno, no te quiere cerca. Yo no sabía qué hacer con todo eso. Por un lado, sabía que estabas estresada y no quería sumar una preocupación más a tu vida, y, por otra parte, quería que el proceso avanzara porque me daba algo de esperanza pensar que te iba a salir el trabajo en TMU y que tal vez tu y yo podíamos intentarlo. Me alegra que te hayan salido las dos cosas. Lo único que te digo es que tener a esa vieja respirándote en la nuca no va a ser fácil y por lo que veo no es precisamente hello Kitty. Ella supo de tu proceso en la empresa de Mateo desde que lo empezaste porque yo se lo había contado a Juan José y por eso te pido perdón, porque al final ventilé tu vida privada con ella, que ahora sé que no era la mejor opción. La historia entre ellos dos viene de hace rato. Ella dejó a Mateo por Juan José. Cuando todavía vivía en Estados Unidos hizo varios viajes a Bogotá y, con el pretexto del proceso en la empresa se veía con él y bueno están enrolladísimos’.

Valeria que no caía de su asombro, interrumpió a Alvaro y le dijo: ‘Pero Alvaro, yo te llamé y te dije que los había visto juntos y tu me convenciste de que era algo normal, que seguro era por trabajo y bla bla bla…’ Alvaro continuó: ‘Si, Vale, lo siento. No quería decirte nada; la verdad no quería que te alteraras, apenas estabas empezando tus entrevistas, en fin, actué mal. Ahora el problema es que Carla está en un estado de paranoia increíble porque Juan José ha cambiado un montón y bueno, hace todo lo que hacen los hombres cuando se enamoran; me llama casi todos los días, me pregunta, me dice cosas, y yo ya no sé qué hacer. Está convencida de que la amante es la asistente y se le ocurre una idea más retorcida que la otra. Hasta me dijo que te iba a pedir el favor de que le preguntaras tú o algo así. Yo ya no puedo, ni quiero cargar con estos bultos de mentiras y de historias que ni siquiera me pertenecen, sobre todo no estoy de acuerdo con mantenerles a todos sus estatus para que conserven su imagen a costa de sus egos y sus patrañas. Este traslado me salió en el momento ideal, espero que resuelvan sus problemas; no tengo intenciones de meterme y no pienso dedicarle un segundo más a los rollos de esta gente’. Valeria con algo de desilusión le dijo: ‘Alvaro, primero que todo, esta gente es tu familia; y segundo, muy cómodo para ti que te salió tu traslado para ahora tomar la decisión de irte, lavarte las manos y salir corriendo después de que deliberadamente contaste cosas privadas y optaste por callar otras. Cada vez que pienso en las razones por las cuales ustedes llegaron a mi vida, me convenzo más de que fue para darme cuenta de que esa vida que yo idealicé, ese tal glamour que da un trabajo de prestigio, esos lujos y esa imagen exitosa no es más que una falacia porque lo que se esconde detrás de esas caras en los clubes y en los restaurantes de moda es más triste y vacío de lo que cualquiera se puede imaginar. No soy estúpida, y sé que hay gente que es coherente, pero el grupo de ustedes es una muestra de lo que esconde esta sociedad y así como lo dijiste en tus discursos muy bien estructurados y contundentes, soy yo la que no quiero pertenecer. Qué lástima que esto terminó así, Alvaro. Te deseo suerte en Copenaghen y que estés bien’.

Valeria se paró de la mesa y dejó a Alvaro ahí. Se dio vuelta y se fue para su casa. Aunque era una decepción más, sintió un alivio. Despedirse de Alvaro era cortar definitivamente con ese grupo que solo le había traído problemas. Se montó en su carro y se fue para la casa de su mamá. Cuando ya se estaba bajando, recibió una llamada. Se trataba de la jefe de Recursos Humanos de TMU.