‘Hola Valeria, te escribo para disculparme contigo. Cuando te llamé estaba desesperada con mi situación y te pedí algo ridículo. Menos mal que no accediste porque me imagino que a este punto ya estás enterada de la verdad. No era su asistente, Juan José tiene un romance con la exmujer de tu exnovio. Sé perfectamente bien quién es y parece que mi matrimonio ya no tiene salvación. Me acuerdo perfectamente ese día cuando te dije que yo estaba enamorada de alguien, pero que esa persona estaba enamorada de otra. Bueno, era Juan José. Ya en ese momento tenía dudas acerca de lo que él estaba sintiendo porque no era la primera vez que era infiel, sin embargo, no pensé que fuera a dejar su hogar por esta persona. Siento mucho que todo haya terminado así, y me refiero a todo lo que pasó con este grupo. Te deseo lo mejor. Un saludo, Carla.’ Valeria terminó de leer el mensaje de Carla y se quedó pensando por un instante antes de responder. A pesar de los momentos antipáticos que tuvo, Carla siempre le cayó bien y cuando se enteró de la infidelidad de Juan José sintió solidaridad, se puso en sus zapatos y después de haber conocido sus hijos y haber compartido con ellos, pensó que atravesar por una situación semejante tenía que ser muy doloroso. Y ahora, tener que enfrentar un divorcio y precisamente gracias a la aparición de Ana María en sus vidas, le parecía horrible. Cada vez agradecía más el hecho de poder irse para estar realmente lejos de todo y de todos.
Mientras pensaba llegaron su mamá y su hermana. Ella les contó todo lo que había sucedido. Su mamá le dijo que había visto la noticia de Alberto y aunque no estaba totalmente segura, si pensó que se trataba del mismo hombre que ella había conocido. La hermana de Valeria siguió mirando las fechas de los tiquetes en el computador y entre las tres tomaron una decisión y los compraron. Valeria partiría para Milán en una semana. Llamó a su psiquiatra, concertó la cita para verse antes del viaje y empezó a preparar todos sus documentos y demás para irse de vacaciones donde su amiga del alma. Terminaron ese día hablando del más y del menos. Valeria le mandó un mensaje a Pilar con las fechas del viaje; ella le contestó muy emocionada y le dijo que no veía la hora de verla. Después de un día de tanta agitación Valeria se fue a descansar.
Al día siguiente, se despertó casi a las 9:00 a.m. y antes de salir de su cama, le mandó un mensaje a Mateo diciéndole que cuando tuviera tiempo la llamara. La llamó inmediatamente. Valeria le contó acerca de sus planes, le dijo que viajaba a Italia en una semana y le dijo lo que estaba pasando entre Juan José y Ana María. ‘Val, no te voy a decir que no me extraña – le dijo Mateo -, porque sí es algo que me cogió fuera de base. Cualquier cosa me hubiera podido imaginar, menos que Ana María terminara en una relación con un tipo casado y peor aún, patrocinando un divorcio de un matrimonio con hijos. Después de que hablé contigo, todo fue claro para mi y he tenido el tiempo de digerir ese trastazo tan monumental. Es como si hubiera estado casado con una persona que no conozco. Lo siento mucho por la esposa del tipo ese, me imagino que la está pasando mal; al menos yo ya tengo mis papeles de divorcio. No he vuelto a hablar con ella porque en realidad no ha habido necesidad y tampoco es que me muera de ganas. Les conté a mis papás y te imaginarás cómo están. En cambio, tus noticias me alegran un montón. Que bien que te vas para Italia unos días y me encanta que hayas aceptado el cargo en esta empresa. Vas a ver que va a ser un cambio increíble en tu vida. Sabes que si necesitas algo, acá estoy’. Valeria le agradeció a Mateo, le dijo que sentía mucho lo de Ana María porque a pesar de que ya estaban separados, enterarse de algo así no debía ser fácil de asimilar. le dijo que le gustaría mucho verlo cuando estuviera en NY, y que seguramente ya tendrían tiempo de planear un encuentro. Después de colgar esa llamada, Valeria quedó con una sonrisa en su rostro y empezó a sentir la verdadera emoción de hacer ese cambio en su vida.
Pasaron un par de semanas, Valeria se estaba gozando su viaje en Italia con Pilar. Las charlas interminables, las caminatas, las comidas, las visitas a los museos, las fotos, las carcajadas, cada segundo junto a su amiga del alma le estaba devolviendo la vida que por un momento pensó que se le iba. Se sentía mucho mejor de ánimo, estaba relajada; no había vuelto a sentir ataques de ansiedad y cuando percibía que comenzaba a alterarse, ya sabía cómo manejar la situación y con varios respiros y algunos trucos más lograba estabilizarse. Tuvo las reuniones necesarias con las personas de la nueva empresa para ultimar los detalles de la contratación; hizo sus encuentros virtuales con su psiquiatra, hablaba con su mamá y con su hermana todos los días y parecía que los colores que ahora se presentaban en su vida eran brillantes y cristalinos. Estaba dichosa, tanto que le dijo a Pilar que ella sentía que podría vivir en Europa. Le encantaba esa energía que giraba en ese continente y con la que encontraba muchos puntos en común. Pilar le dijo que tenía toda la vida para seguir tomando decisiones y que tal vez más adelante podría contemplar ir a vivir allí. Fantaseaban, se reían, pensaban en comprar dos casitas en una montaña y dedicarse a la vida rural, sembrar sus huertos, hacer la pizza en la casa. Intercambiarse la pasta hecha a mano, hacer salsas desde cero, tomar vino y reírse de la vida cada vez que fuera necesario.
En un café en el centro de Milán, se sentaron las dos amigas una tarde a hablar. Pilar le dijo a Valeria que quería contarle algo que le había pasado recientemente y que no le había dicho. ‘Imagínese que hace como un mes y medio quedé embarazada – le dijo Pilar -, pero espérese que el cuento es larguito. Bueno, esto nos cayó de sorpresa porque no estábamos buscando, yo tomo las pastillas; usted sabe que soy medio despelotada y confieso que a veces se me olvida, me la tomo doble, o no me la tomo, en fin, un desorden. Total, quedé embarazada. A pesar del shock, nos pusimos felices. Fui donde el ginecólogo al primer control y efectivamente confirmó el resultado de la prueba que me había hecho en la casa, sin embargo, me dijo que estaba muy chiquito lo que tendría que ser el embrión y que me esperaba una semana después para hacer otra ecografía. Regresé y seguía muy pequeño. Ahí el ginecólogo ya se puso más serio y nos dijo que lo sentía mucho, pero que el embrión no se había desarrollado, que el saco gestacional estaba, pero que no había prácticamente nada adentro. Nos dijo que normalmente el cuerpo de forma natural expulsa lo que hay adentro, pero que si no sucedía tendrían que hacerme un legrado, y eso fue lo que terminaron haciendo. Pasé por unos días muy oscuros, Vale. Antes de que me diga que por qué no le conté, le voy a explicar: Primero, no tenía ganas de hablar de eso con nadie, y segundo, usted estaba tan llena de cosas que no quería aumentarle una más a su lista. Ahí fue cuando empecé a insistirle que viniera. Me hacía mucha falta estar con usted. Mi mamá estuvo a punto de venirse, pero en realidad fue una cosa muy rápida. Fue más el impacto emocional que el físico, y al final, la convencí para que no viniera en este periodo que para ella es más demandante; ya usted me había dicho que venía, así que decidimos que ella vendrá un poco más adelante y salgo ganando yo porque voy a estar muy acompañada. Fue duro, me puse muy mal. Para Luca también fue horrible. Pasamos unos días de mierda, pero poco a poco nos hemos ido recuperando. Estoy yendo donde una psiquatra y una psicóloga y de verdad me he sentido mucho mejor. Es que fue un golpetazo, ¿sabe? En fin, yo por eso estoy feliz de que usted esté acá conmigo y cuando Luca supo que venía se puso muy contento porque sabía que lo necesitaba. Cuántas veces no hemos hablado de estas cosas Valeria, del hecho de ser mamás, de si queremos, de si no queremos. Nosotros todavía no estamos claros. Esto fue tan devastador que obviamente hemos contemplado la idea de no tener hijos, aunque eso es algo que ya habíamos hablado en el pasado. Usted sabe cuál es mi posición con respecto a ese tema. Mi ginecólogo dice que estoy joven, que esto es algo que les pasa a muchas mujeres, que lamentablemente se presenta con más frecuencia de lo que la gente cree y bla bla bla, pero yo no sé si quiero pasar por algo así, sobre todo, no sé si quiero traer una vida a este mundo tan loco y lleno de problemas. Creo que nos jodieron la cabeza con esa cosa de la familia perfecta, la familia ideal. Las mujeres no hemos podido entender que nuestro cuerpo está diseñado para procrear y perpetuar esta especie, pero una vez se tienen los hijos se pierde la perspectiva. Es como que inmediatamente pasan a ser una propiedad y no hay cómo desprenderse de ese yugo. No se entiende ni se acepta que son individuos con una personalidad y un carácter propios y es como si surgiera esa necesidad de protegerlos aun cuando están grandes, con arrugas y con canas. No hay una libertad, no hay un respeto por esa nueva vida porque con el pretexto del amor, nos apoderamos de esa persona como si fuera nuestra y así no es, mk. Como no es y no puede ser el principio de ninguna relación. Es que somos individuos, no somos clones, ni somos robots. Somos seres únicos y aunque suene medio cursi, mágicos y extraordinarios. Por eso salen esos discursos de la gente que se aterra porque en una familia donde hay cinco hijos que fueron criados igual, salen uno o dos o tres ovejas negras, o drogadictos, o con otras preferencias sexuales. Es que no hemos sido capaces de entender la individualidad y esa obsesión del ser humano con la ‘posesión’ nos tiene llevados del putas. Y para la muestra un botón. Mire esas parejas de ese grupo. Usted llega a un sitio y encuentra un parche así y ve como en las redes la foto linda, la de mostrar, pero mire todo lo que se esconde detrás de la pose. Y no se trata de juzgar, no es porque en cambio yo soy un modelo de persona y los demás son basura. No. Justamente es esa imposición tan absurda de querer aparentar una cosa que ni somos, ni tenemos. Qué tal lo que se estaba aguantando Camila, y uno ve a Pablo y dice qué tipo tan pilo, tan querido, tan decente y no, es un maltratador. El otro un pedófilo, el otro un perro y así se puede ir uno de casa en casa descubriendo cuanto secreto hay debajo del tapete. Es como tener que aguantarse toda una tortura con tal de mantener esa familia, cuidar a los anhelados y deseados hijos, protegerlos y custodiar ese hogar perfecto así estén comiéndose toda la caca del mundo porque cuando hay un divorcio, cuando alguien pierde un trabajo, cuando tiene un revés, cuando no se tienen hijos es lo más cercano de hacer parte del club de los fracasados. Nada más insensato que eso. Bueno, de esto hemos hablado muchas veces. Entiendo a todas las mujeres que quieren ser mamás y se gozan su rol y se sienten realizadas. Lo importante de esto es nunca perder la perspectiva, sobre todo en este punto en el que se encuentra el mundo y la humanidad. Dejar atrás las presiones, prepararnos para ser padres si es eso lo que de verdad queremos, hacer terapia, curar las heridas, sanar, ser responsables antes de traer un ser al mundo a pasarle nuestros miedos y traumas y a decirle cómo vivir cuando ni siquiera nosotros mismos hemos podido saber cómo hacerlo. Ahora estoy bien, todavía no he tomado ninguna decisión, pero siendo coherente con lo que pienso, tendré que reflexionar mucho acerca de este tema antes de dar un paso en falso. Me siento agradecida por tenerla acá, por ser mi amiga, por no juzgarme, por confiar en mí, por entenderme, por quererme así como soy y usted sabe que no habrá un ser en este mundo, aparte de su mamá y de su hermana, que se alegre y celebre más sus triunfos que yo. Saber que usted está feliz es mi felicidad, y saber que la tengo en mi vida es mi fuente de energía. No sabe cuánto la amo. Todo esto que le pasó era necesario para mostrarle algunas cosas que probablemente aún no están muy claras, pero que en algún momento se van a revelar y usted va a saltar de la dicha porque va a entender el aprendizaje tan impresionante que le dejaron. Estoy segura de que le va a ir super bien en NY; no veo la hora de ir a visitarla y verla convertida en una señora toda elegante que camina apurada por las calles de Manhattan con su café ‘to go’, con su abrigo, botas y cartera como toda una ejecutiva newyorkina… Jajajajaja’.
Valeria abrazó a su amiga, con lágrimas en los ojos le dijo: ‘Pili, me duele tanto enterarme de esto por lo que pasó y no haber estado para usted. Gracias por ser tan generosa, gracias por guardarse algo así porque sabía que yo estaba como una loca tratando de ponerle orden a mi vida. Por un lado, siento un fresco porque no hubiera sabido qué hacer, ni qué decirle. Ahora entiendo su dolor, me imagino que tuvo que ser duro, también sé que no me lo dijo un poco porque no tenía ganas de hablar de ello y menos mal la vida nos dio esta oportunidad de estar juntas para que me contara y así poderla abrazar. Lo siento muchísimo de verdad porque independientemente de lo que se quiera, atravesar por una situación así debe ser muy difícil y sí, hemos hablado mucho de ese tema; yo sé cómo ve las cosas y la entiendo. Usted sabe que pienso muy parecido. Me da pánico pensar en esa responsabilidad tan tenaz de traer un hijo a este mundo, a este planeta tan lleno de gente loca, ambiciosa y perdida. Tendremos el tiempo para reflexionar y usted sabe que yo siempre voy a estar pendiente de usted, de sus cosas, de su felicidad y de sus momentos difíciles. No se alcanza a imaginar la vuelta que me dio todo esto que viví con la gente de este grupo. Y como dice usted, no es que me crea mejor que ellos; es que lo que me da pánico es justamente lo que usted dice, tenemos tan alterados los significados de éxito, de logros, de familia, de felicidad, que parece que orientamos los objetivos de manera equivocada todo el tiempo porque nos dejamos llevar por la velocidad a la que va este mundo tan frenético. Me ha cambiado mucho el chip con respecto a la prioridad del trabajo en mi vida y lo que quiero y espero. Ese afán de ascender, de crecer, de escalar y a una velocidad impensable, ya no me atrae. Prefiero tener un trabajo en donde pueda disfrutar de mi libertad, de la oportunidad de descubrirme en otros contextos, en otros espacios; de indagar más acerca de mis gustos, de mis hobbies, de mi propósito, en fin, siento que no hay que confundir la ambición con el deseo, con los anhelos, con lo que tenemos en el alma y en el corazón. ¡Puta como extrañaba estas conversaciones con usted! Qué dicha tan grande tenerla en mi vida. Me encanta verla bien y ¿sabe qué? No es porque viva en Italia. Estoy segura de que podría vivir en China, en Japón o en el eje cafetero; lo que ha construido con Luca es maravilloso y la veo tranquila y libre, y eso es más importante que cualquier otra cosa en el mundo. Claro que sí, nos vamos a caminar juntas esas calles en NY con nuestros cafés, en tenis, jeans, despelucadas, riéndonos de todo y de nada, cubiertas con lo que siempre nos ha abrigado: esta amistad sin pretensiones. La amo Pili. Gracias por ser mi amiga’. Valeria y Pilar se fundieron en un abrazo fuerte, lloraban y reían al mismo tiempo, se hacían bromas la una a la otra. Se levantaron de ese bar y se fueron caminando hasta la casa de Pilar tomadas de la mano.
Valeria llevaba un mes en su nuevo trabajo. Se encontraba muy concentrada haciendo algunas tareas; le habían dado una oficina con una vista increíble, aunque era pequeña, le encantaba estar allí y se sentía a gusto. Una de sus colegas entró a preguntarle si quería tomarse un café; Valeria le dijo que si, pero que tenía que terminar algo primero. Su colega le dijo que se lo traía a la oficina. Valeria le dijo que no era necesario, pero ella insistió. Era una mujer portuguesa con quien había hecho una bonita amistad y se llevaban muy bien. Siguió concentrada en su labor, cuando sintió que entraron en su oficina y le pusieron la taza de café sobre el escritorio. Una voz masculina preguntó: ¿Todavía te lo tomas con azúcar o cambiaste de hábitos? Valeria alzó su cabeza; sus ojos se iluminaron, se paró inmediatamente. Era Mateo.
Fin.