¿Mateo, qué haces aquí? Le dijo con la voz temblorosa. Mateo la miró, se giró hacia donde estaba el carro de Alvaro, y le dijo: ‘Ah, pero en realidad tenías el domingo agendado de principio a fin. Vine por dos cosas: una, porque después de que te fuiste me di cuenta de la estupidez que hice cuando llegó Ana María y entendí que debió ser realmente incómodo para ti y quería pedirte disculpas otra vez y confirmarte que tal vez fue la sorpresa la que me hizo actuar tan torpemente; y dos, porque no puedo dejar de pensar en ti, me encantó estar contigo hoy, fue espectacular y quería darte un beso de buenas noches, pero veo que estás de salida. Eso me pasa por no avisar, supongo. Que te vaya bien y hablamos en estos días, bye.’. Mateo se dio la vuelta y bajó las escaleras que estaban al frente del edificio donde vivía Valeria a paso veloz. Ni miró a Alvaro y siguió su camino. Valeria estaba paralizada, no sabía qué hacer, no alcanzó a decirle nada a Mateo, salir corriendo detrás de él con Alvaro ahí que presenciaba toda la escena le parecía sobre actuado y al final decidió bajar esos escalones con elegancia y se subió al carro.
Alvarini la saludó con una sonrisa, ella actuó como si nada pasara, le dio un beso en la mejilla y arrancaron. Alvaro le preguntó aparentemente sin malicia: ‘¿Un vecino?’ Valeria se quedó pensando y no entendía ni siquiera de qué estaba hablando. Alvaro notó su cara de confusión y le dijo: ‘El tipo con el que estabas hablando ahí en la entrada de tu edificio’. Valeria como pudo abrió la boca para ver si la voz le escapaba. ‘Ah! Jaja no había entendido. Si, no, bueno, es un amigo…jaja…no sé ni lo que digo’. Alvaro se dio cuenta que estaba en dificultad y con mucha astucia le cambió el tema y continuaron su camino hacia el teatro.
Apenas llegaron se encontraron con Juan José y Carla quienes saludaron cariñosamente a Valeria. Ella medio aturdida por lo que acababa de pasar les dio un abrazo, procedieron a comprar las boletas, intercambiaron una que otra palabra mientras estaban en la fila. Ella solo esperaba que pudiera concretar algo con Juan José, que como si le hubiera leído la mente, le preguntó mirando su celular que si podía ir a su oficina el martes a las 4:00 p.m. Valeria le dijo que si, que ya mismo se agendaba y le agradeció de nuevo. Entraron a la sala y como suele suceder se dedicaron a ver la película con atención. Valeria no se podía concentrar. Pensaba en Mateo; se imaginaba que estaba furioso y al final tendría razón. Quién no se iba poner mal después de haber pasado gran parte de la tarde cerrando con un apasionado polvo y la otra apenas llega a la casa se va con otro. ‘Si me hubiera pasado a mí, me hubiera puesto histérica’, se decía Valeria mientras miraba la pantalla fingiendo que estaba muy interesada en la película. Esas casi dos horas se le hicieron eternas. Varias veces tuvo el impulso de mandarle un mensaje a Mateo, de pararse al baño, pero al final fue incapaz. Le daba pena con sus compañeros de velada y prefirió esperar. Por lo menos había cumplido su objetivo: tenía ya fijada la cita con Juan José y eso significaba mucho para ella.
Finalmente llegaron a la casa. Antes de despedirse Alvaro le preguntó que, si estaba bien, que la había notado un poco callada. Valeria lo miró, le dijo que lo sentía mucho, que los domingos a veces tenían ese efecto en ella, que era tal en nivel de aburrimiento en el trabajo que cuando sabía que al otro día tenía que madrugar para ir a esa oficina la invadía un sentimiento negativo; le agradeció, le dijo que menos mal que había aceptado la invitación a cine, que le había gustado mucho la película y quedaron en hablar en esa semana. Alvaro alcanzó a decirle que no perdiera la perspectiva, que era solo un trabajo y que seguramente era pasajero, que José Luis le iba ayudar y cuando menos lo pensara iba a estar en otra empresa. ‘La vida corporativa es de ires y venires, Vale, todo va a estar bien’, le dijo Alvaro a Valeria cuando se estaba bajando del carro. Ella sonrió y se bajó del carro.
Entró a su casa y no sabía qué hacer. Decidió mandarle un mensaje a Mateo. ‘Hola Mate, acabé de llegar; estaba en cine con unos amigos con los que ya me había comprometido. Esa cita para mí era muy importante porque uno de ellos es head hunter y me está ayudando a conseguir otro trabajo, por eso no cancelé. ¿Cómo estás?’. Mateo nunca le contestó el mensaje. Valeria se quedó con el celular en la mano esperando alguna señal, sin embargo, nunca llegó. Al otro día se levantó e hizo su rutina de siempre para ir a trabajar. Llegó a la oficina y se encontró con su jefe en el ascensor. Aprovechó para decirle que el martes por la tarde tenía una cita odontológica a las 4 p.m., que, si se podía ausentar, Nicolás le dijo que claro, que no había ningún problema. Valeria le agradeció y siguió su camino a su cubículo para iniciar sus labores. Al menos la respuesta positiva del jefe le había dado una clase de motivación para empezar la semana con ánimo a pesar de que su vida personal estaba un poco enredada. Miraba el celular con insistencia para ver si Mateo le respondía, pero ni siquiera había leído el mensaje. Valeria empezaba a desesperarse y decidió llamar a su amiga Pilar.
Pilar: Quiubo, ¿qué novedades me tiene señorita Valeria?
Valeria procedió a contarle con el más mínimo detalle todo lo que había ocurrido de principio a fin en ese domingo tan peculiar. Su amiga después de haber intervenido con cuánta expresión de asombro existe, le dijo: ‘Valeria, yo sinceramente estoy ‘senza parole’ como diría mi esposo. Sin palabras; no sé ni por dónde agarrar todo esto que usted hizo ayer. O sea, no sé ni para qué me cuenta las cosas si va a hacer exactamente lo opuesto. Se le dijo que estuviera atenta con Mateo y ¿qué es lo primero que hace? Se acuesta con él. Bueno, ni se acostó, se revolcó cual adolescente que ni para el motel tiene.’ Valeria la interrumpió con algo de desesperación y le dijo: ‘! Ay Pilar! ¡Qué mamera! ¡Si era para recibir cantaleta hubiera llamado a mi mamá, no joda! Dígame más bien qué hago. ¡Estoy confundida!’ ‘Bueno, entonces le voy a decir lo que pienso, aunque es una pérdida de tiempo: 1. No sé con respecto a qué esta confundida. Mateo la llamó y usted salió corriendo detrás de él, no solo le llevó la exesposa a la casa, sino que encima de todo accedió a tener sexo con él. 2. A usted Alvarini le importa tres pepinos; lo ve como un pendejo útil en este momento porque el hermano el está ayudando con la hoja de vida y usted quiere quedar bien. Es decir, lo está usando y en el peor de los casos, lo está ilusionando porque por lo que me ha contado, el hombre sí está interesado en usted, y es obvio. Usted es una mujer bonita, interesante, inteligente, educada, bien puesta, con objetivos, a cualquiera le atrae una señorita así. 3. Me parece peligroso el juego en el que está cayendo. Le está mintiendo a Alvarini, el pobre no tiene velas en este entierro y no es justo. Lo único que le digo, querida ‘Magdalena y sus dos amores’, es que tenga cuidado porque si se le va Alvarini después se puede arrepentir.’ Valeria le respondió a su amiga: ‘¿Cuál Magadalena?’ Pilar soltó una carcajada y le dijo: ‘Pues no sé, mk, me suena a nombre de protagonista de novela ese nombre. Usted la semana pasada tenía una vida más aburrida que la mía, mentira, mi vida no es aburrida, bueno, no tengo ejemplos de vidas aburridas, el caso es que en un fin de semana estalló una bomba nuclear en su vida. Menos mal estoy lejos porque hasta acá creo que llegan los efectos radiactivos ¿Qué va a hacer?’.
Valeria guardó silencio por unos segundos y cuando iba a responder le llegó la respuesta de Mateo. ‘Hola Val, me sentí como un huevón anoche, pero entiendo que tengas tus planes; mi objetivo no es alterar tu vida. Ahora que estoy más tranquilo como que pude ver las cosas con algo más de perspectiva. Espero que tengas un buen día. Me voy con mis papás para La Calera a ver el lote de mi hermana, creo que vamos a almorzar allá. Un beso’. A Valeria le volvió el alma al cuerpo. Le leyó el mensaje a su amiga, hicieron los respectivos comentarios y Pilar le dijo que la tenía que dejar porque estaba de salida, pero que pensara con cabeza fría las cosas y que no se entusiasmara tan rápido y que no olvidara el background. Le dijo que le parecía un poco complicado que la ex también estuviera rondando. No sabían si ella se había quedado en Estados Unidos o qué, pero ya confirmando que también estaba en Bogotá, las cosas se ponían de otro color. ‘Que no vaya a ser que Mateo la coja a usted para darle celos a ella’, le dijo Pilar antes de colgar. Valeria le contestó con un tono enfadado: ‘No, Pilar usted de verdad se ha vuelto inmamable, hablamos más tarde bulto’e sal, ¡adiós pues! Apenas colgó le mandó un mensaje a Mateo: ‘Gracias por responderme, que les vaya bien. Un beso’.
Después de la conversación con su amiga, pero sobre todo después de haber recibido ese mensaje de Mateo, Valeria pudo concentrarse en su trabajo y se dedicó a adelantar sus tareas y a organizar todo lo que tenía pendiente. Entre reuniones, cafés y pausas activas, pasó el día. Alvaro no había aparecido en todo el día, cosa que le pareció extraña, sin embargo, no se detuvo a pensar mucho en ello. Pasó su jornada laboral sin pena ni gloria. Llegó a su casa y sorpresivamente ninguno de sus dos hombres apareció. Ella no sabía si escribirles, al fin decidió guardar silencio dizque para pensar. En lo único que podía concentrarse era en su cita del día siguiente. Se fue a escoger su outfit. Decidió que iba a madrugar para poder ir a la peluquería a hacerse el blower. Entre los preparativos, la comida y alguna que otra tarea doméstica llegó la hora de dormir. Se acostó sin novedades.
Al otro día se levantó y como lo había planeado se fue para la peluquería. Estaba especialmente bonita y se sentía animada, contenta, con ganas de hacer mil cosas con su vida profesional, tenía su cabeza puesta en sus objetivos. Toda la mañana estaba destinada para una reunión de trabajo así que no tuvo tiempo para nada más. Llegó el medio día, almorzó rápidamente, regresó para dejar todo listo y salir temprano a cumplir su cita. Así fue; a las 3:50 p.m. se estaba anunciando en la oficina de Juan José quien la hizo seguir inmediatamente. La saludó super querido, le presentó a una de sus colaboradoras, le dijo que ella se iba a hacer cargo de su hoja de vida y que ya sabía que su objetivo tenía que ser conseguirle el puesto de sus sueños. A Valeria se le iluminaron los ojos y entre los tres empezaron a revisar algunas empresas, perfiles, ofertas que tenían en sus bases de datos. Así se les fue el resto de la tarde; llegaron a algunos acuerdos con unas empresas y quedaron de hacer un follow up para empezar a rotar la hoja de vida con los contactos estratégicos. Valeria les agradeció a los dos, especialmente a Juan José. Cuando ya se estaban despidiendo de la asistente de Juan José llegó Carla, saludó y de pronto dijo: ‘Vale, ven con nosotros. Vamos a comer esta noche con Alberto y Marcela; llamemos a Alvaro a ver si quiere venir, ¿qué dices?’. Valeria quedó fuera de base y no fue capaz de decir que no después de haber estado toda la tarde con Juan José. Aceptó; a regañadientes, pero aceptó. Carla llamó a Alvaro quien estuvo de acuerdo y se pusieron cita en el restaurante.
Llegaron todos al restaurante. Las tres parejas se sentaron en una mesa, pidieron algunos drinks para comenzar. Valeria se había relajado y estaba contenta, pensaba que pronto iba a recibir buenas noticias y estaba segura de que si Juan José había llegado a su vida era por algo. Se animó y hasta ella misma tuvo la iniciativa de hacer un brindis con el grupo de sus nuevos amigos. Todos estaban sonrientes, contentos e hicieron sonar las copas. Llegó el mesero a tomar la orden de las entradas y platos fuertes, y de repente Alvaro le dice a Valeria: ‘Vale, ¿ese que está en esa mesa del fondo no es tu vecino?’