Les pedí a Manuel y al Capi que contaran qué era lo que había dicho este argentino, por qué era peligroso y en qué se basaba para decir que era Vanessa y, sobre todo, ¿qué era lo que estábamos buscando con esto? ¿Qué era lo que queríamos hacer? Manuel me contestó: “Bueno, por un lado, con el argentino empezamos hablando de negocios, le echamos un rollo ahí acerca de la posibilidad de hacer cosas juntos, él nos contó lo que ofrecía su empresa, mientras hablábamos me metí a su sitio web, él con toda la propiedad me mostraba cosas, nos explicaba con detalle, etc. De ahí fui yo el que salté al tema de Vanessa; le dije que por la mañana había tenido una cita con ella porque estaba interesado en trabajar con su agencia; vale decir que él creyó que fue a través de ella que obtuve su contacto. Yo nunca se lo confirmé o se lo negué, simplemente dejé fluir la conversación. Le dije que hace cuánto trabajaba con ella, me dijo que la había conocido el año pasado y que le había hecho varias conexiones, que era muy efectiva. Hasta ahí todo normal. En ese momento intervino el Capi quien le dijo le parecía buenota la vieja como para ver si entrábamos en el tema. El tipo soltó una carcajada y por fin se rompió el hielo. Fue perfecto porque es un ordinario y empezó a hablar del culo de Vanessa, de las tetas, en fin, hasta que él solito nos dijo, pero ustedes saben que ella también está para otros negocios, ¿no? Eso era lo que necesitábamos. El Capi le dijo que él había escuchado algo pero que no estaba seguro y que no tenía cara y el argentino nos dijo que claro que lo hace, que a él ya le había conseguido dos viejas. Le preguntamos que cómo funcionaba, cómo lo proponía ella o cómo se pedía el servicio. Nos dijo que lo que pasaba era que no sabía si era un servicio solo para extranjeros porque él había sabido de esto a través de otro empresario argentino. Como Vanessa usa una aplicación, cuando se realiza la inscripción ellos deben seleccionar un campo que dice ‘plus service’ o algo así, pero la persona nunca habla con ella directamente de esto. Digamos que es una cosa ultra confidencial y debe absolutamente ser a través de un referido, si no, no hay posibilidad porque ella jamás habla de este tema con nadie”.

Tan pronto Manuel dijo lo del plus service se me encendieron las alarmas; yo pagué el tal paquete plus y lo hice cuando no me estaba dando resultados el plan inicial, lo extraño es que ella nunca me preguntó nada, entonces ¿cómo hace para saber que uno va a acceder? Perfectamente podría pasar que yo hubiera mandado para la porra al señor Chile y que, de hecho, hubiera ido donde ella a ponerle la queja y a exigir hasta la devolución de mi dinero, si claro, hubiera podido hacer todo eso, pero no lo hice y accedí. ¿Quiere decir que ella tenía el olfato para saber quiénes vamos a caer o no? ¿Cómo funciona esa mierda? Y la otra pregunta es: ¿ella qué obtiene a cambio? ¿Recibe una comisión? ¿Le pagan más? Pero si a mi me daban esa cantidad de dinero tan exagerada, ¿cuánto ganaba ella? Todas estas preguntas me las hacía en mi cabeza porque me daba pena preguntar delante del Capi. Manuel prosiguió y parece que me alcanzó a escuchar porque ahí vienen varias respuestas: “El tema es que la vieja es muy hábil porque ella jamás habla con nadie del tema, es decir, se cura en salud. Parece que las tarifas van desde 4.000 hasta 10.000 dólares y Vanessa recibe 3000 dólares por conectarlos con estas mujeres. Eso es lo que los tipos pagan cada vez que le dan click a esa casilla del plus porque obviamente solo les va a aparecer mujeres que hayan elegido ese plan. Ellos ven el perfil y si les llama la atención, le llega una notificación a Vanessa. Para hacerles la conexión deben consignarle la plata. Ahora, ella es clara acerca de dos cosas: el precio lo arreglan con ellas y es discrecional de cada mujer si aceptan o no tener sexo con ellos. Independientemente de que pase o no, ella recibe su plata y eso es algo que está claro desde el principio. Por ejemplo, este argentino nos dijo que no siempre le ha ido bien, que hacía poco le tocó una mujer que se resistió y perdió su plata. Le pregunté que si ellos son libres de ofrecer las tarifas o ¿cómo manejan eso? Me dijo que uno de los miembros de ese plan, porque eso es como un club, tiene un sitio web en donde rankean a las mujeres que están ahí, escriben cuánto les pagaron, cómo son en la cama, qué les gusta, qué hacen, hasta fotos.”

¿¿¿Fotos??? Grité yo. Manuel me dijo que si, que muchos tomaban fotos a escondidas y las publicaban en ese sitio. Prácticamente eso se volvió un sitio en donde tienen a un grupo de mujeres en vitrina, hacen todo tipo de comentarios, recomendaciones y cuanta cosa. Después de ese grado de detalle, me acordé que el Capi había dicho que todavía no estaba seguro de que fuera Vanessa. Le dije directamente: ¿Cómo es posible que siga dudando de ella si está super claro que es a través de su agencia que hace todo esto? Se quedó mirándome a los ojos y me dijo: “Porque no es ella ni la que desarrolló la aplicación, ni la que la administra si se presenta una dificultad. Por eso digo que para mí hay algo o alguien detrás de todo esto. Es probable que las notificaciones que ella recibe no sean las mismas que recibe alguien más”.

No, yo no podía con esto. De verdad, me empezó a generar un estrés espantoso todo ese tema. De repente sentí algo parecido a lo que me dio en la clínica cuando Dani estuvo hospitalizada, tenía el corazón a mil, me dio taquicardia, estaba mareada, me temblaban las manos y me puse pálida. Manuel se dio cuenta, me cogió las manos, me dijo que me tranquilizara, que me estaba dando un ataque de pánico y se paró rápido para traerme un poco de agua. Me quedé con el Capi, me miró, me dijo que respirara, se sentó junto a mí, se acercó y me dijo en voz baja: “Yo sé que fue usted la que recibió todos esos dólares Diana”.