Fernando: Mijita no te vayas a molestar conmigo, pero eso yo lo sé hace rato. Aunque yo ya no tenga nada con tu mamá, debes entender que para mí también fue un shock cuando lo confirmé porque desde siempre lo sospeché. Yo no sé cuánto llevan ellos dos con esa historia, pero siempre han tenido esa formita particular de tratarse y yo soy hombre, yo sé cómo son las cosas. Lo que pasa es que uno se niega a creer sobre todo porque se trata del esposo de una hija. Tu mamá no es una persona fácil ni de buen carácter, pero cuesta mucho pensar que pueda ser capaz de traicionar a una hija de esa manera. Cuando lo confirmé no sabía qué hacer. Pensé varias cosas: enfrentarlo a él, pero Hugo es un tipo que no respeta a nadie, mucho menos a mi. Sabía que se iba a burlar en mi cara y no quería verle la cara de satisfacción. Ese hombre es malo, mija. Es malo de verdad. Además, porque no solo ha tenido enredos con Elsa, es un tipo perro y de malas manas. Pensé obviamente que debía hablar contigo, pero explícame cómo se le dice algo así a un hijo, me dolía el corazón de pensar que iba a ser yo el que te iba a contar una cosa semejante. No quería causarte este dolor, aunque en realidad son ellos dos quienes decidieron tener esa relación sin pensar en nada ni en nadie. Es que hay gente cínica y cruel que jamás aceptará la responsabilidad de sus actos. Nosotros todos en este mundo pertenecemos a una sociedad y tenemos un rol muy importante. Vivir no es solamente pensar en la propia familia o en los propios objetivos, es que cada paso que damos, cada palabra que soltamos, cada decisión tiene un impacto en nuestro entorno, pero lo que la gente se ha vuelto egoísta. Piensa sólo en sí misma, en salvarse, en enriquecerse, en hacer lo que se le dé la gana sin pensar en nadie. Hasta que ellos estén bien, el resto no importa. Paula, yo a veces me pongo a pensar y no sé a qué hora me metí con tu mamá, ni por qué. Dizque enamorado, porque así se comporta uno cuando siente las tales mariposas, no mide nada, no piensa a la larga lo que pueda pasar, no piensa en ese rol. ¿Tu no crees que a mi no me duele el alma cada vez que veo a tu hermana? Lo de menos es que no me llame, ni me visite. Lo de más es verla convertida en una Elsa potenciada. Me da de todo cuando veo la forma en la que trata a Fabio; lo tiene convencido de que es un bueno para nada, lo tiene ahí esclavizado muerto de miedo incapaz de largarse de su lado porque le aterroriza lo que pueda ser de él sin ella. ¿Y todo por qué? Porque ella lo convenció de eso; porque le sirve tenerlo así. Ella es la que depende cien por ciento de él. Es ella la que no tendría vida sin él, pero el pobre Fabio está tan golpeado que no ve las cosas con perspectiva. Y tu Paula. En tu relación eres la víctima, eres el Fabio, te has dejado convencer de ese mal nacido de cosas que no tienen nada qué ver con la realidad. Es para que te des cuenta de la importancia de ese rol del que te hablaba antes porque las conductas se repiten y uno como padre debe asumir una responsabilidad. Por años me aguanté a tu mamá porque pensaba en ustedes, en lo que sería de sus vidas en manos de ella; la gente cree que yo soy un pendejo porque no hablo, porque desde que me pensioné no tengo muchas actividades, porque sigo viviendo en esta casa a pesar de la dureza de tu mamá, pero es que todavía cargo con la culpa y siento que si me voy, lo que queda de esta familia va a desaparecer, aunque estando acá tampoco es que haga nada para que no pase lo contrario. Lo que pasa es que en el fondo me imagino que al menos mi presencia, que es bastante incómoda para tu mamá, la limita en algún sentido. A veces creo que, si ella se quedara sola en esta casa, sabrá Dios en qué la convertiría. En fin, mijita, yo siento mucho no haberte hablado antes, espero que entiendas que para mí era una posición muy complicada. El día que yo te dije que, si me ayudabas con el computador, yo sabía que le ibas a pedir a Hugo que viniera, porque como es bien sapo y quiere ‘arreglarlo’ y ‘solucionarlo’ todo, lo hice con una intención. Desde que mis sospechas aumentaron, me arriesgué a estar más pendiente y les tomé unas fotos a tu mamá y a Hugo porque el descaro de esos dos no tiene límites. El hecho de que yo viva en este apartamento me permite la entrada a esa casa y me dediqué a espiarlos, y con mi celular les tomé varias fotos y grabé algunos videos que luego pasé al computador. Con toda la intención dejé el álbum de ese material minimizado de forma que cuando él tuviera que actualizar el software del computador las iba a ver y eso pasó. Por eso te dije que no le dijeras a Santiago, porque quería que él se diera cuenta de que yo ya sabía.

Paula: Papá, estoy aterrada con todo esto. ¿Pero tú desde cuándo sabes tanto de computadores y de fotos, y de álbumes, de software? ¿Les hiciste videos y fotos? ¡Por Dios! ¡No puedo creer esto!

Fernando: Si, mijita. Yo sé más cosas y tengo más intereses de lo que la gente se imagina, pero eso no es lo importante. El no te dijo nada obviamente, pero yo le vi la cara y después él se fue para el cuarto de Elsa con ella. Los dos saben que yo tengo ese material.

Paula: Pues mira, cuando yo me volteé a mirar lo que él estaba haciendo en el computador me di cuenta de que cerró alguna ventana rápido y tenía cara de aterrado. Él sabía que yo le iba a preguntar porque en la cocina me dijo que había visto que tu estabas hablando por un chat de esos de citas con alguien.

Fernando: Ahí está pintado el desgraciado ese. Es un cobarde, un pobre huevón. La mentira que se inventa el idiota. El vio esas fotos y no supo qué hacer. Aunque ahora que todo se destapó me da la impresión que Elsa y él estuvieron de acuerdo en destaparlo antes de que yo lo hiciera. Era mejor hacerlo contigo y tratar de convencerte de que todo esto es culpa tuya porque ellos tienen esa facultad: son los victimarios, pero le hacen creer a la víctima que es culpable. Paula, tienes que pensar muy bien en lo que vas a hacer. No te puedes confiar, ellos no van a dar el brazo a torcer y van a tratar por todos los medios de hacerte la vida a cuadritos. Consulta un abogado y asesórate o ¿es que quieres seguir con ese perro canequero?

Paula: Claro que no, papá. ¿Pero yo para dónde me voy a ir? Hugo no va a permitir que yo me quede en la casa con mis hijos y yo ¿Qué puedo hacer? Mi vida entera está en esa casa con Hugo y los niños. Además, no puedo causarle ese dolor a mis hijos. ¿Cómo les voy a contar que su papá y su abuela tienen un romance? Es que eso es aberrante, es vergonzoso, no, yo no puedo hacer eso. Hugo me va a quitar todo porque ya me lo dijo; no se va a ir de la casa, me dijo que la empresa es de él, mejor dicho, ¿Qué me queda a mí? ¿Qué va a ser de mí?

Fernando: Paula, mijita, tú tienes todo para salir adelante; no tienes por qué pensar que sin ese pedazo de animal no eres nadie. Claro que no. No sigas mis pasos, no te ancles en una vida sin sentido por pensar que así evitas más problemas. Dile a Margarita que te acompañe donde algún abogado, pero no dejes que te dejen sin nada ese par de víboras.

La conversación entre Paula y Fernando de repente fue interrumpida por Elsa que entró como Pedro por su casa.

Elsa: ¡Ay! Pero qué lindo ver a padre e hija acá reunidos. Qué bueno porque necesito hablar con los dos.