Mujer: Yo conocí a Hugo hace mucho tiempo. Él hizo unos talleres acá en la Universidad y tuvo que hablar conmigo varias veces para los temas administrativos. Yo participé en uno de esos talleres y ahí nos acercamos más. El es un hombre bastante extraño, me coqueteó y yo no sé en qué momento terminé parándole bolas. Los dos estábamos casados entonces sabíamos que era una atracción sin compromisos de ningún tipo. Nos encontrábamos de vez en cuando y tuvimos una historia; sin embargo, él era muy intermitente y pues para mi mejor porque yo tampoco quería apegarme mucho, así que se volvió una cosa esporádica. No hablaba con él todos los días, ni nos mandábamos mensajes, ni nada por el estilo. De vez en cuando él aparecía, me preguntaba si nos podíamos ver, a veces yo podía, a veces no. Así ha pasado el tiempo y la relación ha sido esa. Teníamos frecuentemente conversaciones relacionadas con fantasías sexuales; él me había mencionado varias veces el tema de los tríos, de los bares swingers, pero nunca se había concretado nada. Una vez me dijo que tenía una persona que estaría dispuesta a hacer un trío, le pregunté de quién se trataba y me dijo que era una prima suya. Me pareció extraño que fuera una persona de la familia. Le dije que no sabía, que no estaba segura, así que me propuso que fuéramos a un bar swinger y acepté. Una noche me llevó a un lugar que queda en la zona rosa. Cuando entramos a un cuarto que era donde ocurría la acción yo estaba realmente impresionada. No sabía qué pensar, tampoco sabía cómo me sentía realmente; por más de que fuera una cosa que podría ser excitante, al mismo tiempo, sentía que era un ambiente sórdido, muy pesado. Le pedí que nos fuéramos. No me gustó ese lugar. Después de esa experiencia pasaron meses sin hablarnos y en ese período fue que yo empecé a hablar con Santiago. No tenía ni idea que fuera su hijo, eso se lo puedo jurar. El caso es que yo empecé a hablarme y a verme con Santiago y cuando Hugo volvió a contactarme, yo ya no tenía ganas de verlo así que lo evité. Pero una vez me escribió y me dijo que había un sitio muy interesante, que era un hotel de categoría, que iba a ir con la prima de la que me había hablado, que por qué no iba yo también y veíamos qué pasaba. Pues yo se lo propuse a Santiago y me dijo que sí. En el último piso de ese hotel hay un bar muy conocido así que él se ubicó rápidamente. Pero esa noche, uno de sus amigos, Camilo, tuvo un problema en su casa y me dijo que se demoraría en llegar porque su amigo lo necesitaba, etc. Yo le dije que lo esperaba allá. Nunca me imaginé que pudiera entrar sola porque cuando hice la reservación me dijeron que solo parejas. Sin embargo, me pareció mejor entrar antes de que llegara Santiago y me arriesgué a ir yo sola. Cuando llegué dije que mi compañero llegaría después, pero que si podía entrar sola y me dijeron que sí, así que entré. Ese lugar no es que sea muy iluminado. Yo me puse a dar vueltas, pedí un trago, cuando recibí un mensaje de Hugo diciéndome que había llegado. Me puse a buscarlo, los encontré y cuando estaba cerca, él me hizo señas para que me acercara a usted y eso hice. Usted tenía la cara inclinada hacia abajo, por eso no la recuerdo y además se fueron rápido. Yo me aislé, al rato llegó Santiago. Su amigo Camilo se fue para el bar del último piso y yo no quise permanecer mucho tiempo en esa suite y al fin nos fuimos temprano de ahí. Después de eso, yo no he vuelto a estar en contacto con Hugo.

Paula: ¡Dios mío! No puedo creer toda esta historia. Qué tal Hugo diciéndole que iba con una prima. ¡La prima soy yo! ¡Su esposa! ¿Pero qué raza de animal es este tipo por Dios? Lo peor es que nos fuimos para el bar del primer piso del hotel y nos encontramos con Santiago y con Camilo. Hubiera sido realmente ‘divertido’ encontrarnos todos en esa suite. ¿Entonces lo que usted me está queriendo decir es que se está enterando de que su noviecito es el hijo de su amante intermitente?

Mujer: (temblando) Si. No tenía ni idea.

Paula: ¿Pero no dice que Santiago le habla mucho del papá y no sé qué más? ¿Usted nunca ató cabos?

Mujer: Nunca me dijo el nombre y nunca se lo pregunté. No sé, hablábamos generalidades, yo tampoco quería hurgar tanto en su vida familiar porque me sentía culpable. Yo tampoco le hablaba mucho de la mía. Entiendo que me vea como una mujer sin escrúpulos, pero algo de dignidad tengo, y no me siento orgullosa de los errores que he cometido. De verdad que lo siento mucho. Yo no quiero tener problemas, y créame que, a Santiago, sobre todo ahora que sé todo esto, no lo veré nunca más. Muchísimo menos a Hugo. Me da pena decir esto, pero él siempre me pareció un hombre oscuro, me contaba que había tenido varias historias, que pensaba mucho en sexo, que le encantaba y que no había mujer sobre la tierra que pudiera satisfacer todas sus necesidades.

Paula: Todo esto es muy retorcido y lo que usted haga con Hugo me tiene sin cuidado, pero no quiero que le vuelva a dirigir la palabra a Santiago. Le exijo que lo deje en paz; a él si le puede hacer mucho daño. Es un muchacho que apenas está empezando a vivir y me da de todo pensar que va a seguir los pasos del papá. Tengo que hacer algo drástico con él para que enderece su camino y mientras usted le siga abriendo la puerta, no se va a poder. De todos modos, no le estoy pidiendo un favor porque ya le expliqué todo lo que estoy dispuesta a hacer para que usted termine esa relación enferma que tiene con mi hijo.

Mujer: No me lo tiene que recordar. La entiendo y como le he repetido varias veces, no puedo perder mi trabajo. No estoy interesada en aumentar los problemas y tampoco tengo ninguna intención de acabar con mi familia, mucho menos con familias ajenas. No quiero causarle ningún dolor a Santiago. El es un muchacho muy dulce, de buenos sentimientos.

Paula: Bueno, ya quedó avisada. Espero que hoy mismo hable con Santiago y deje las cosas claras.

Paula y Margarita se levantan de la mesa y salen de la universidad. Cuando están afuera, Paula coge de la mano a su prima y ésta se da cuenta de las lágrimas que salen de sus ojos.

Margarita: Paula, tiene que ser fuerte ahora más que nunca. Yo sé que cada cosa es más dura de afrontar, pero saque fuerzas porque le queda un camino largo. No vaya a abandonar la idea de ir a la Comisaría, de asesorarse, y al final, esta vieja de pronto termina siendo útil en caso de que haya necesidad de testigos o lo que sea. Independientemente de eso, tiene que ser consciente de que apenas está empezando a pelear una guerra en donde seguro ganará y en otras ocasiones perderá algunas batallas, pero hay que librarlas y hay que combatir. Si la vida le está poniendo estas pruebas es por algo. Usted tenía que abrir los ojos, saber toda la verdad y salirse de esa relación con ese hombre que no merece una sola de sus lágrimas. Entiendo que sienta dolor por sus hijos, pero tarde o temprano tendrán que entender, aceptar y aprender de todo esto. Así que ánimo y fuerza porque apenas está comenzando el baile.

Paula: Yo sé Margarita. Me muero de miedo, pero no puedo seguir al lado de un tipo como ese. No soporto ni siquiera tenerlo al frente y voy a empezar a hacer lo que sea para poder separarme y estar con mis hijos, como debe ser.